/ jueves 4 de enero de 2018

Carta abierta a un tal “Julius Marcialis”

Omito el saludo porque desconozco si el apelativo ridículo de “Julius Marcialis” es apodo, alias, mote o seudónimo, y yo sólo trato con personas de carne y hueso, con nombre y apellido.

 Semanas atrás, el 17 de diciembre, publicaste en tu cuenta de Facebook un texto dirigido a la diputada Nadia Siqueiros. No tenía computadora a mi alcance, de ahí estos párrafos aparentemente tardíos aunque indispensables.

 Me tomo la molestia de esta misiva en lo que, coloquialmente, suele llamarse “derecho de réplica” ya que en tu mamotreto me citas descontextualizándome. En primer lugar: Yo no idolatro a nadie, imbécil, porque tengo claro que Dios sólo hay uno y es el verdadero y no reconozco ni adoro imagen alguna; y no sé lo que es “deshacerse” por nada ni por nadie ni, mucho menos y a diferencia tuya, ser criado de ninguno. Ni tampoco olvidé hacer mención de ningún tipo pues la “deslealtad” que refieres no era objeto de mi misiva. La carta es clara y se explica por sí sola y no atiende a “afanes y estrategias diversas”; la escribí porque respeto profundamente a quien no se deja arrastrar por corrientes de moda ni se somete a presiones arbitrarias y defiende a cabalidad sus creencias y puntos de vista; como ocurrió en ese momento cuando un grupúsculo de pseudofeministas, con agentes del gobierno a la cabeza, se empeñaron en coartar el derecho a la libre expresión y circulación de la ideas y la diputada Nadia Siqueiros les salió al paso haciendo lo único que cabía hacer: ignorarles en su sórdido fanatismo.

 El que olvidó cosas o simplemente las ignora, eres tú, como procedo a demostrártelo: lo primero que debo decirte es que te toma demasiadas palabras, mal pensadas y peor escritas, para decirle “traidora” a la diputada Siqueiros. Para un fin tan indigno y miserable te podrías haber ahorrado los primeros párrafos que sólo sirven para evidenciar tu ignorancia abismal: en tu lógica torcida, la Malinche, a quien llamas “infiel y desleal indígena”, traicionó “a su propio pueblo”; de hecho, te preguntas, retórico: “¿Por qué se considera a doña Marina o la Malinche una traidora a su pueblo? ¿Por qué, hoy en día se tiene de ella el recuerdo más negro entre los mexicanos?”, por ignorancia, te respondo; porque gente como tú, víctimas de analfabetismo funcional, leen sin entender y comprenden de lo leído lo que les da su gana o lo que su incultura les permite. Doña Marina no traicionó a su pueblo por la simple razón de que en 1519 los indígenas no formaban una nación y estaban enfrentados entre sí a muerte, lo que se demuestra si se atiende a que, en el enfrentamiento final entre españoles y aztecas, decenas de miles de tlaxcaltecas combatieron del lado de los primeros; sólo en la batalla de Cholula se habla de entre 3 mil y 5 mil indígenas, donde también había totonacas, peleando al lado de Cortés (y, por cierto, se escribe “Cortés” y no “Cortez”).

Luego, afirmas que “la deslealtad a los amigos y compañeros de afanes y luchas políticas, es algo bajo, deleznable”; ¿Lucha Castro y Víctor Quintana son o han sido amigos y compañeros de afanes y luchas políticas? ¿De quién? De los panistas no, que yo sepa; si ha habido alguien que ha lastimado al PAN y todo lo que representa son estas personas; y la contienda del 2016, no te engañes, la ganó el PAN; porque no sólo ganó la Gubernatura, triunfó en 16 distritos electorales, se hizo de 29 alcaldías, en tres de los municipios de los cinco más importantes, y ganó 27 sindicaturas. Además con ese párrafo dejas en claro que efectivamente no tienes ni idea de lo que afirmas y que de historia reciente tampoco sabes nada; ¿sabes quién fue el legislador más incómodo para Vicente Fox y Felipe Calderón? Sí, adivinaste.

Posteriormente dices que la diputada actuó como le reprochas “con el simple afán de denostar la lucha que el grupo de personas, políticos o simples ciudadanos, como lo es un servidor, hemos emprendido para lograr para nuestros hijos un mejor Chihuahua, me siento traicionado por parte de dicha diputada, a quien en mala hora otorgué mi voto”; ¿quieres decir que el cuestionamiento que una legisladora le formule al gobierno ultraja a los ciudadanos? ¿No sabes (no, claro que no sabes, eres un ignorante) que el ejercicio del cargo de legislador implica irresponsabilidad plena de sus dichos? Lo anterior se explica porque es preciso asegurarles absoluta independencia en el ejercicio de sus funciones, con objeto de que los demás poderes no estén en aptitud de coartarlos; para ese fin la Constitución, artículo 67, dota a los diputados de irresponsabilidad. Esta no es una previsión de cuño reciente; en su “Manual”, Tomas Jefferson apunta que los privilegios de los individuos del Parlamento “aunque tuvieron principios muy débiles y obscuros, han hecho después constantemente los mayores progresos”.

 Por otro lado, no te permito ni consiento consejo alguno, primero porque no te lo he pedido; segundo, porque no estás capacitado para darlos, como es evidente de tu misiva; y tercero, porque me calumnias: dices que antes de volcarme, antes de descomponerme “en halagos y zalamerías” debería entender que la política no es un llevar y traer chismes; ¿Cómo podría hacerlo si los hechos que refieres son posteriores a mi escrito? Entre las muchas cualidades que me adornan, la clarividencia no forma parte de ellas; te reto a que extraigas de mi carta una sola línea que aluda a chismes o dimes o diretes; te repito: mi carta tenía un solo propósito y éste quedó muy claro; de donde se ve que, otra vez, en tu estulticia, te equivocas y confundes la gimnasia con la magnesia.

Por último, como no suelo jugar con lodo, te advierto que es la primera y la última vez que me ocupo de tus escritos.

Contácteme a través de mi correo electrónico o síganme en los medios que gentilmente me publican, en Facebook (Luis Villegas) o también en mi blog: http://unareflexionpersonal.wordpress.com/

 

Omito el saludo porque desconozco si el apelativo ridículo de “Julius Marcialis” es apodo, alias, mote o seudónimo, y yo sólo trato con personas de carne y hueso, con nombre y apellido.

 Semanas atrás, el 17 de diciembre, publicaste en tu cuenta de Facebook un texto dirigido a la diputada Nadia Siqueiros. No tenía computadora a mi alcance, de ahí estos párrafos aparentemente tardíos aunque indispensables.

 Me tomo la molestia de esta misiva en lo que, coloquialmente, suele llamarse “derecho de réplica” ya que en tu mamotreto me citas descontextualizándome. En primer lugar: Yo no idolatro a nadie, imbécil, porque tengo claro que Dios sólo hay uno y es el verdadero y no reconozco ni adoro imagen alguna; y no sé lo que es “deshacerse” por nada ni por nadie ni, mucho menos y a diferencia tuya, ser criado de ninguno. Ni tampoco olvidé hacer mención de ningún tipo pues la “deslealtad” que refieres no era objeto de mi misiva. La carta es clara y se explica por sí sola y no atiende a “afanes y estrategias diversas”; la escribí porque respeto profundamente a quien no se deja arrastrar por corrientes de moda ni se somete a presiones arbitrarias y defiende a cabalidad sus creencias y puntos de vista; como ocurrió en ese momento cuando un grupúsculo de pseudofeministas, con agentes del gobierno a la cabeza, se empeñaron en coartar el derecho a la libre expresión y circulación de la ideas y la diputada Nadia Siqueiros les salió al paso haciendo lo único que cabía hacer: ignorarles en su sórdido fanatismo.

 El que olvidó cosas o simplemente las ignora, eres tú, como procedo a demostrártelo: lo primero que debo decirte es que te toma demasiadas palabras, mal pensadas y peor escritas, para decirle “traidora” a la diputada Siqueiros. Para un fin tan indigno y miserable te podrías haber ahorrado los primeros párrafos que sólo sirven para evidenciar tu ignorancia abismal: en tu lógica torcida, la Malinche, a quien llamas “infiel y desleal indígena”, traicionó “a su propio pueblo”; de hecho, te preguntas, retórico: “¿Por qué se considera a doña Marina o la Malinche una traidora a su pueblo? ¿Por qué, hoy en día se tiene de ella el recuerdo más negro entre los mexicanos?”, por ignorancia, te respondo; porque gente como tú, víctimas de analfabetismo funcional, leen sin entender y comprenden de lo leído lo que les da su gana o lo que su incultura les permite. Doña Marina no traicionó a su pueblo por la simple razón de que en 1519 los indígenas no formaban una nación y estaban enfrentados entre sí a muerte, lo que se demuestra si se atiende a que, en el enfrentamiento final entre españoles y aztecas, decenas de miles de tlaxcaltecas combatieron del lado de los primeros; sólo en la batalla de Cholula se habla de entre 3 mil y 5 mil indígenas, donde también había totonacas, peleando al lado de Cortés (y, por cierto, se escribe “Cortés” y no “Cortez”).

Luego, afirmas que “la deslealtad a los amigos y compañeros de afanes y luchas políticas, es algo bajo, deleznable”; ¿Lucha Castro y Víctor Quintana son o han sido amigos y compañeros de afanes y luchas políticas? ¿De quién? De los panistas no, que yo sepa; si ha habido alguien que ha lastimado al PAN y todo lo que representa son estas personas; y la contienda del 2016, no te engañes, la ganó el PAN; porque no sólo ganó la Gubernatura, triunfó en 16 distritos electorales, se hizo de 29 alcaldías, en tres de los municipios de los cinco más importantes, y ganó 27 sindicaturas. Además con ese párrafo dejas en claro que efectivamente no tienes ni idea de lo que afirmas y que de historia reciente tampoco sabes nada; ¿sabes quién fue el legislador más incómodo para Vicente Fox y Felipe Calderón? Sí, adivinaste.

Posteriormente dices que la diputada actuó como le reprochas “con el simple afán de denostar la lucha que el grupo de personas, políticos o simples ciudadanos, como lo es un servidor, hemos emprendido para lograr para nuestros hijos un mejor Chihuahua, me siento traicionado por parte de dicha diputada, a quien en mala hora otorgué mi voto”; ¿quieres decir que el cuestionamiento que una legisladora le formule al gobierno ultraja a los ciudadanos? ¿No sabes (no, claro que no sabes, eres un ignorante) que el ejercicio del cargo de legislador implica irresponsabilidad plena de sus dichos? Lo anterior se explica porque es preciso asegurarles absoluta independencia en el ejercicio de sus funciones, con objeto de que los demás poderes no estén en aptitud de coartarlos; para ese fin la Constitución, artículo 67, dota a los diputados de irresponsabilidad. Esta no es una previsión de cuño reciente; en su “Manual”, Tomas Jefferson apunta que los privilegios de los individuos del Parlamento “aunque tuvieron principios muy débiles y obscuros, han hecho después constantemente los mayores progresos”.

 Por otro lado, no te permito ni consiento consejo alguno, primero porque no te lo he pedido; segundo, porque no estás capacitado para darlos, como es evidente de tu misiva; y tercero, porque me calumnias: dices que antes de volcarme, antes de descomponerme “en halagos y zalamerías” debería entender que la política no es un llevar y traer chismes; ¿Cómo podría hacerlo si los hechos que refieres son posteriores a mi escrito? Entre las muchas cualidades que me adornan, la clarividencia no forma parte de ellas; te reto a que extraigas de mi carta una sola línea que aluda a chismes o dimes o diretes; te repito: mi carta tenía un solo propósito y éste quedó muy claro; de donde se ve que, otra vez, en tu estulticia, te equivocas y confundes la gimnasia con la magnesia.

Por último, como no suelo jugar con lodo, te advierto que es la primera y la última vez que me ocupo de tus escritos.

Contácteme a través de mi correo electrónico o síganme en los medios que gentilmente me publican, en Facebook (Luis Villegas) o también en mi blog: http://unareflexionpersonal.wordpress.com/