/ viernes 11 de enero de 2019

Cartucheras al cañón…



¿Qué buscaban los Reyes Magos?

Los Reyes Magos llevaban…

una intención superior;

dar instrucción ulterior,

al que ungido señalaban.


Cada año los mexicanos rememoramos el anuncio que esotéricamente –doctrina oculta de lo divino- les fue hecha a tres iniciados de la teúrgia blanca –magia blanca- que la tradición conoció como Bithisarea –Baltazar-, Melchior –Melchor- y Ghataspa –Gaspar- y que los evangelios del Nuevo Testamento menciona como tres Reyes Magos venidos de Oriente, a quienes se les anunció el nacimiento de Jesús el Hijo de Dios como un parteaguas trascendental para la humanidad; niño al que debían encontrar siguiendo una estrella que señalaría su ubicación y al que debían adorar.

Cerca de Belén, esos tres Reyes Magos confluyeron -sin conocerse previamente, según algunos- y juntos llegaron hasta el niño, llevándole: oro, incienso, y mirra –regalos simbólicos de adoración- y de aparente inutilidad para la sagrada familia; oro que por mínimo que fuera, habría representado una fortuna para esa familia humilde donde nació Jesús, y que las Sagradas Escrituras no menciona en su utilización.

Otros consideran que dichos “magos” correspondían a una casta sacerdotal de la ciudad de “Ecbatana de los Magos”; hoy conocida como Hamadán, en Irán. De todo esto se infiere que sin importar su origen, los tres personajes comparecieron ante Jesús recién nacido, con el objeto de reconocer al niño de sus revelaciones; pero lo más importante… para lograr sensibilizar y obtener la anuencia de José y María para la ulterior educación del niño teniéndolo bajo su cuidado, lo que se considera sucedió a partir de los doce años de la vida de Jesús; pues los evangelios sólo mencionan someramente la infancia de Jesús, no más allá de los doce años. Dichos evangelios nos revelan que Jesús vino a este mundo a vivir como hombre, sin mayores poderes aparentes a los de cualquier mortal; por tanto no podía mostrar más habilidades que las que él mismo pudiera desarrollar; pero de acuerdo a su origen, tenía las más destacadas virtudes espirituales para aprender y desarrollar las facultades esotéricas como ningún otro hombre sobre la tierra; facultades que lo fortalecerían en su egregia misión de amor entre los hombres. Así el propósito de los “Reyes Teúrgos” se vería colmado al asistir Jesús a las diversas escuelas de sabiduría superior, de la “Hermandad Blanca”, sobre la Tierra; veinte años de estudios en Heliópolis en Egipto; se habla también de la India, lugares donde sorprendió Jesús por su sabiduría que excedía siempre la de sus instructores. Se dice que un hierofante –sacerdote teúrgo- le inquirió… “Rabboni del rabinato, ¿por qué te encuentras tú aquí; tu sabiduría es la sabiduría de los dioses; por qué buscas sabiduría en los templos del saber humano?”. A lo que Jesús contestó… “En todos los templos del conocimiento debo sentarme; a las alturas que cualquier hombre ha escalado, a esos debo yo llegar. Con lo que cualquier hombre ha sufrido, yo debo confrontarme, para que pueda yo conocer los dolores, las desilusiones y las violentas tentaciones que sufre el hombre mi hermano, a fin que pueda yo saber precisamente cómo debo auxiliar a aquellos que han menester mi ayuda”.

Así Jesucristo logró su sabia prédica: “Ayuda, perdona y ama”; y aquel que esto haga será salvo, según mi apreciación.

Excelente propósito el de los “Reyes Magos”; y excelente la prédica del más sabio filósofo de la humanidad… Jesús el Cristo.



¿Qué buscaban los Reyes Magos?

Los Reyes Magos llevaban…

una intención superior;

dar instrucción ulterior,

al que ungido señalaban.


Cada año los mexicanos rememoramos el anuncio que esotéricamente –doctrina oculta de lo divino- les fue hecha a tres iniciados de la teúrgia blanca –magia blanca- que la tradición conoció como Bithisarea –Baltazar-, Melchior –Melchor- y Ghataspa –Gaspar- y que los evangelios del Nuevo Testamento menciona como tres Reyes Magos venidos de Oriente, a quienes se les anunció el nacimiento de Jesús el Hijo de Dios como un parteaguas trascendental para la humanidad; niño al que debían encontrar siguiendo una estrella que señalaría su ubicación y al que debían adorar.

Cerca de Belén, esos tres Reyes Magos confluyeron -sin conocerse previamente, según algunos- y juntos llegaron hasta el niño, llevándole: oro, incienso, y mirra –regalos simbólicos de adoración- y de aparente inutilidad para la sagrada familia; oro que por mínimo que fuera, habría representado una fortuna para esa familia humilde donde nació Jesús, y que las Sagradas Escrituras no menciona en su utilización.

Otros consideran que dichos “magos” correspondían a una casta sacerdotal de la ciudad de “Ecbatana de los Magos”; hoy conocida como Hamadán, en Irán. De todo esto se infiere que sin importar su origen, los tres personajes comparecieron ante Jesús recién nacido, con el objeto de reconocer al niño de sus revelaciones; pero lo más importante… para lograr sensibilizar y obtener la anuencia de José y María para la ulterior educación del niño teniéndolo bajo su cuidado, lo que se considera sucedió a partir de los doce años de la vida de Jesús; pues los evangelios sólo mencionan someramente la infancia de Jesús, no más allá de los doce años. Dichos evangelios nos revelan que Jesús vino a este mundo a vivir como hombre, sin mayores poderes aparentes a los de cualquier mortal; por tanto no podía mostrar más habilidades que las que él mismo pudiera desarrollar; pero de acuerdo a su origen, tenía las más destacadas virtudes espirituales para aprender y desarrollar las facultades esotéricas como ningún otro hombre sobre la tierra; facultades que lo fortalecerían en su egregia misión de amor entre los hombres. Así el propósito de los “Reyes Teúrgos” se vería colmado al asistir Jesús a las diversas escuelas de sabiduría superior, de la “Hermandad Blanca”, sobre la Tierra; veinte años de estudios en Heliópolis en Egipto; se habla también de la India, lugares donde sorprendió Jesús por su sabiduría que excedía siempre la de sus instructores. Se dice que un hierofante –sacerdote teúrgo- le inquirió… “Rabboni del rabinato, ¿por qué te encuentras tú aquí; tu sabiduría es la sabiduría de los dioses; por qué buscas sabiduría en los templos del saber humano?”. A lo que Jesús contestó… “En todos los templos del conocimiento debo sentarme; a las alturas que cualquier hombre ha escalado, a esos debo yo llegar. Con lo que cualquier hombre ha sufrido, yo debo confrontarme, para que pueda yo conocer los dolores, las desilusiones y las violentas tentaciones que sufre el hombre mi hermano, a fin que pueda yo saber precisamente cómo debo auxiliar a aquellos que han menester mi ayuda”.

Así Jesucristo logró su sabia prédica: “Ayuda, perdona y ama”; y aquel que esto haga será salvo, según mi apreciación.

Excelente propósito el de los “Reyes Magos”; y excelente la prédica del más sabio filósofo de la humanidad… Jesús el Cristo.