/ jueves 6 de enero de 2022

Cartucheras al cañón…   Se van llenando de muertos…

“Se van llenando de muertos, mis fotos y mis recuerdos; lo dicen cierto mis versos; al referirme a los yertos”.

Un poema de mi autoría, que ha sido muy aceptado por el público es… “Se van llenando de muertos”. Pero por qué éste tema; le he comentado a varios amigos que no hubo un solo mes de 2021 que no hubiera partido al viaje sin retorno algún conocido, amigo o familiar.

Y casi lo primero que consulto en el periódico matutino es el obituario, buscando no aparecer en él. Y no lo tomen a chiste, este diciembre próximo pasado se fueron conocidos y amigos que padecieron malas fechas para hacerlo.

Y son tantos, que he querido dedicar este artículo para refrendar los pésames de mi familia y míos a las familias amigas que han sufrido las sentidas pérdidas.

E inicio con mi amigo el presidente de la Asociación de Editorialistas Chihuahuenses, el Lic. Alejandro Rueda Moreno, quien a finales de noviembre y principios de diciembre perdió a sus padres: doña Mercedes Moreno de Rueda y don Óscar Rueda Capetillo, con quien tuve gran empatía; así como nuestro reciente expresidente de la mencionada asociación, Ing. Carlos González Fernández, quien perdió a su esposa, la Sra. Silvia Aguilera de González. Otra sentida muerte fue la de mi excelente maestro el médico pediatra Roberto Aréchiga Narváez, quien fuera mi guía y me asistiera tantas veces en mis casos complicados de pediatría. Otra más, la del Prof. Virgilio Morán López, tío materno de mi esposa. Y nuestro más sentido pésame al Dr. Samuel Francisco Villa de la Cruz y su familia, quienes perdieran a la que fuera quizá la última nuera del Gral. Francisco Villa, la Sra. Graciela de la Cruz Vda. de Villa, quien estuviera casada con el Tte. Coronel Samuel Fco. Villa Reyes, conocido militar de nuestra comunidad; doña Chela, como muchos le llamábamos cariñosamente, mantuvo hasta sus 98 años de edad una gran lucidez mental y compartió con nosotros sus vivencias con doña Luz Corral Vda. de Villa; descansen en paz todos ellos. Y he querido dejar para el final mi pésame por mi amigo el C.P. José Luis Delgado García, quien apenas a inicios de septiembre próximo pasado asistió él y su esposa Connie al festejo que ofrecimos mi mujer y yo, con motivo de nuestro 52 aniversario de bodas; José Luis, “el Pollo” Delgado, fue un amigo del barrio, compartimos singulares momentos en compañía de otros amigos que ya se han ido; y durante la época de bachillerato compartimos desfiles y ceremonias cívicas como miembros de la escolta de bandera de la gloriosa Escuela Preparatoria de la UdeCh, cuando aún no era autónoma. José Luis fue un entusiasta conductor en las carreras de automóviles, al igual que mi consuegro Pepe de La Madrid, con quien se reencontró con gusto en el evento que ya he mencionado; atento, discreto y muy trabajador, pocas veces se empleó como contador pues heredó la tradición familiar de impresor; por su imprenta se dio a conocer en el mundillo comercial. Y el que vea las barbas de su vecino cortar, que ponga las suyas a remojar. Nos llevan poca ventaja, aunque yo desearía que fuera mucha, y no vayamos a aparecer usted o yo, querido(a) lector(a), en los próximos inmediatos obituarios. Que así sea.


“Se van llenando de muertos, mis fotos y mis recuerdos; lo dicen cierto mis versos; al referirme a los yertos”.

Un poema de mi autoría, que ha sido muy aceptado por el público es… “Se van llenando de muertos”. Pero por qué éste tema; le he comentado a varios amigos que no hubo un solo mes de 2021 que no hubiera partido al viaje sin retorno algún conocido, amigo o familiar.

Y casi lo primero que consulto en el periódico matutino es el obituario, buscando no aparecer en él. Y no lo tomen a chiste, este diciembre próximo pasado se fueron conocidos y amigos que padecieron malas fechas para hacerlo.

Y son tantos, que he querido dedicar este artículo para refrendar los pésames de mi familia y míos a las familias amigas que han sufrido las sentidas pérdidas.

E inicio con mi amigo el presidente de la Asociación de Editorialistas Chihuahuenses, el Lic. Alejandro Rueda Moreno, quien a finales de noviembre y principios de diciembre perdió a sus padres: doña Mercedes Moreno de Rueda y don Óscar Rueda Capetillo, con quien tuve gran empatía; así como nuestro reciente expresidente de la mencionada asociación, Ing. Carlos González Fernández, quien perdió a su esposa, la Sra. Silvia Aguilera de González. Otra sentida muerte fue la de mi excelente maestro el médico pediatra Roberto Aréchiga Narváez, quien fuera mi guía y me asistiera tantas veces en mis casos complicados de pediatría. Otra más, la del Prof. Virgilio Morán López, tío materno de mi esposa. Y nuestro más sentido pésame al Dr. Samuel Francisco Villa de la Cruz y su familia, quienes perdieran a la que fuera quizá la última nuera del Gral. Francisco Villa, la Sra. Graciela de la Cruz Vda. de Villa, quien estuviera casada con el Tte. Coronel Samuel Fco. Villa Reyes, conocido militar de nuestra comunidad; doña Chela, como muchos le llamábamos cariñosamente, mantuvo hasta sus 98 años de edad una gran lucidez mental y compartió con nosotros sus vivencias con doña Luz Corral Vda. de Villa; descansen en paz todos ellos. Y he querido dejar para el final mi pésame por mi amigo el C.P. José Luis Delgado García, quien apenas a inicios de septiembre próximo pasado asistió él y su esposa Connie al festejo que ofrecimos mi mujer y yo, con motivo de nuestro 52 aniversario de bodas; José Luis, “el Pollo” Delgado, fue un amigo del barrio, compartimos singulares momentos en compañía de otros amigos que ya se han ido; y durante la época de bachillerato compartimos desfiles y ceremonias cívicas como miembros de la escolta de bandera de la gloriosa Escuela Preparatoria de la UdeCh, cuando aún no era autónoma. José Luis fue un entusiasta conductor en las carreras de automóviles, al igual que mi consuegro Pepe de La Madrid, con quien se reencontró con gusto en el evento que ya he mencionado; atento, discreto y muy trabajador, pocas veces se empleó como contador pues heredó la tradición familiar de impresor; por su imprenta se dio a conocer en el mundillo comercial. Y el que vea las barbas de su vecino cortar, que ponga las suyas a remojar. Nos llevan poca ventaja, aunque yo desearía que fuera mucha, y no vayamos a aparecer usted o yo, querido(a) lector(a), en los próximos inmediatos obituarios. Que así sea.