/ jueves 14 de julio de 2022

Cartucheras al cañón… “Víctimas del Sonoretismo”


12-julio – 2022


Ernesto Visconti Elizalde

“Triunvirato sonorense, tiempos revolucionarios; mataron muchos contrarios; fue su postura… castrense”

Hace apenas unos días desayuné con dos destacados chihuahuenses, entre ellos un reconocido historiador. Y comentamos sobre el “triunvirato sonorense”; aquellos prominentes norteños que tuvieron a su cargo las riendas del país: Adolfo de la Huerta, Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles; cuya influencia política fue conocida como “sonoretismo”; los que “amafiados” decidieron pacificar y limpiar al país, de nuevos brotes revolucionarios; eliminando a los probables o evidentes líderes de nuevos levantamientos; entre ellos a Francisco Villa. Mi contertulio historiador discrepó conmigo respecto a que consideraba habían intervenido sólo para asesinar a Villa; contrario a mi argumento, de que lo habían hecho con muchos revolucionarios más. Y cerca del aniversario luctuoso del “Centauro del Norte”, Francisco Villa, relaciono al respecto lo siguiente:

De acuerdo al “Plan de Aguaprieta”, en 1920, su primera víctima fue Venustiano Carranza, asesinado el 20 de mayo de 1920, en el estado de Puebla. Negando ellos su participación. Ya siendo presidente provisional Adolfo de la Huerta, había todavía, más de 30,000 hombres levantados en armas en todo el país; por lo que Obregón buscó con sus asociados “la tranquilidad nacional”. A muchos revolucionarios los convencieron; otros más se negaron. Así, murieron por fusilamiento, asesinato, o complot a tras mano, los siguientes revolucionarios:

En 1922, el Gral. Juan Antonio Pruneda; le seguirían: José Murguía, Pablo González (Chico); Ernesto Aguilar; Sidronio Méndez y sus dos hijos; Pedro Favela; Fernando Vizcaíno y otros. Fue muy sonado el secuestro y muerte del Gral. Lucio Blanco, en compañía del Cnel. Aureliano Martínez, en Laredo, Texas, siendo arrojados sus cuerpos al río Bravo.

Entre otros muchos, fue perseguido Miguel Alemán González en Veracruz, quien terminaría suicidándose en su desesperación; mismo que fuera padre de Miguel Alemán Valdez, futuro presidente de la república.

Ese año el Gral. Juan Carrasco sería muerto en Sinaloa; y el Gral. Francisco Murguía, fusilado en noviembre de 1922. El Gral. Francisco Villa sería asesinado mediante complot, el 20 de julio de 1923, en Parral Chihuahua. Y el mismo año, el Gral. Juan Ricárdez Broca, sería muerto en Yucatán.

A inicios de 1924, Felipe Carrillo Puerto, ex gobernador del mismo estado, sería fusilado con dos de sus hermanos y cuatro personas más, todos revolucionarios yucatecos.

Se había dado entonces: La sublevación De la Huertista; con las batallas de Ocotlán y Palo Verde; y en 1926, iniciaría la “Guerra del Yaqui”, que duraría un año; y la “Revolución Cristera”, que duraría casi tres años.

En 1927 se generaría la “Rebelión de Huitzilac”, con 14 jefes implicados que serían asesinados.

Y en 1928, se daría el asesinato de Álvaro Obregón; donde se cree fue promotor subrepticio Plutarco Elías Calles. Fueron pues, ellos mismos, víctimas del “sonoretismo”.



12-julio – 2022


Ernesto Visconti Elizalde

“Triunvirato sonorense, tiempos revolucionarios; mataron muchos contrarios; fue su postura… castrense”

Hace apenas unos días desayuné con dos destacados chihuahuenses, entre ellos un reconocido historiador. Y comentamos sobre el “triunvirato sonorense”; aquellos prominentes norteños que tuvieron a su cargo las riendas del país: Adolfo de la Huerta, Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles; cuya influencia política fue conocida como “sonoretismo”; los que “amafiados” decidieron pacificar y limpiar al país, de nuevos brotes revolucionarios; eliminando a los probables o evidentes líderes de nuevos levantamientos; entre ellos a Francisco Villa. Mi contertulio historiador discrepó conmigo respecto a que consideraba habían intervenido sólo para asesinar a Villa; contrario a mi argumento, de que lo habían hecho con muchos revolucionarios más. Y cerca del aniversario luctuoso del “Centauro del Norte”, Francisco Villa, relaciono al respecto lo siguiente:

De acuerdo al “Plan de Aguaprieta”, en 1920, su primera víctima fue Venustiano Carranza, asesinado el 20 de mayo de 1920, en el estado de Puebla. Negando ellos su participación. Ya siendo presidente provisional Adolfo de la Huerta, había todavía, más de 30,000 hombres levantados en armas en todo el país; por lo que Obregón buscó con sus asociados “la tranquilidad nacional”. A muchos revolucionarios los convencieron; otros más se negaron. Así, murieron por fusilamiento, asesinato, o complot a tras mano, los siguientes revolucionarios:

En 1922, el Gral. Juan Antonio Pruneda; le seguirían: José Murguía, Pablo González (Chico); Ernesto Aguilar; Sidronio Méndez y sus dos hijos; Pedro Favela; Fernando Vizcaíno y otros. Fue muy sonado el secuestro y muerte del Gral. Lucio Blanco, en compañía del Cnel. Aureliano Martínez, en Laredo, Texas, siendo arrojados sus cuerpos al río Bravo.

Entre otros muchos, fue perseguido Miguel Alemán González en Veracruz, quien terminaría suicidándose en su desesperación; mismo que fuera padre de Miguel Alemán Valdez, futuro presidente de la república.

Ese año el Gral. Juan Carrasco sería muerto en Sinaloa; y el Gral. Francisco Murguía, fusilado en noviembre de 1922. El Gral. Francisco Villa sería asesinado mediante complot, el 20 de julio de 1923, en Parral Chihuahua. Y el mismo año, el Gral. Juan Ricárdez Broca, sería muerto en Yucatán.

A inicios de 1924, Felipe Carrillo Puerto, ex gobernador del mismo estado, sería fusilado con dos de sus hermanos y cuatro personas más, todos revolucionarios yucatecos.

Se había dado entonces: La sublevación De la Huertista; con las batallas de Ocotlán y Palo Verde; y en 1926, iniciaría la “Guerra del Yaqui”, que duraría un año; y la “Revolución Cristera”, que duraría casi tres años.

En 1927 se generaría la “Rebelión de Huitzilac”, con 14 jefes implicados que serían asesinados.

Y en 1928, se daría el asesinato de Álvaro Obregón; donde se cree fue promotor subrepticio Plutarco Elías Calles. Fueron pues, ellos mismos, víctimas del “sonoretismo”.