/ miércoles 11 de octubre de 2017

Causas de la Gran Depresión: Pérdida del patrón oro (II de III)

Han sido muchas las posturas tomadas por los especialistas en la elaboración de hipótesis que conduzcan a establecer las causas de la Gran Depresión de los años treinta. La teoría económica marxista ha hecho hincapié en el análisis de las grandes crisis del capitalismo, por descoordinación entre producción y consumo. La sobreproducción ha estado siempre en el punto de mira de los historiadores de este periodo, como Nogaro, clave explicativa de la crisis del 29, para Nere, en cambio, la sobreproducción es un mito ideologizado y no explica las posibles causales. Aplicando mi modesta opinión, elaboraré en este epígrafe una síntesis de factores que causaron la crisis de los años treinta. Sobreproducción, desorden monetario, desigual y relativa recuperación económica.

“Lo más grave de la gestación de las crisis estriba en que inversionistas se comportan racionalmente, pretendiendo tener la máxima ganancia en esta situación. Cuando se crean las burbujas, apuestan a la mayor ganancia, a un proceso especulativo y entonces, lo que hacen es agravar el problema. Cuando las burbujas explotan, es cuando viene la crisis”. María Eugenia Romero recordó que la crisis fue prolongada. En 1933 apenas se comenzaba a medio salir originándose cambios políticos. En Europa se dio el triunfo de las izquierdas y los movimientos fascistas y el nazismo en Alemania. La década de 1930 fue difícil ya que la Gran Depresión estaba en su fase más profunda. “Las personas se negaban a aceptar que las crisis forman parte del sistema capitalista. No puede haber auge si no hay crisis. En ese entonces ocurrió un reacomodo de doctrinas económicas y el único que conectó las crisis en ciclos históricos fue Keynes”. Rozo coincidió en que las crisis financieras dentro de la lógica capitalista son inevitables. “Lo que los bancos centrales pueden hacer es generar condiciones para que las crisis no sean tan recurrentes, pero no pueden evitarlas”, añadió.

Romero subrayó  que la crisis ocasionó la destrucción del comercio internacional y la gestación del aislacionismo comercial, comenzando algunos países a imponer aranceles y barreras proteccionistas. Asimismo, se devaluaron las monedas de 56 naciones. “El patrón oro dejó de funcionar, ya que en 1931 se salen los ingleses y en 1933 los estadounidenses. Esto fue la debacle total. Desde 1933 los acuerdos de Bretton Woods, en 1944, se normalizaron las relaciones financieras y comerciales internacionales”, enfatizó Romero. Carlos Rozo comentó que después de la crisis de 1929, el entonces presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt instaura la política del New Deal, consistente en soltar dinero y hacer obra, eso hizo que más o menos la economía reviviera, pero en 1937 y 1938 decidieron parar porque se estaba generando déficit y volvió a darse una recaída. Esa recesión se resuelve con la Segunda Guerra Mundial.

La producción supera necesidades reales de consumo a partir de 1925, sobre todo en Estados Unidos, donde los stocks aumentaban conforme se reconstruían las economías europeas. Las causas de la sobreproducción son: Distribución desigual de las rentas, que lleva implícita la limitación del consumo a las capas sociales más ricas, que en la mayor parte de los países eran muy numerosas. Galbraith señala que en los Estados Unidos el 5 por 100 de la población recibía la tercera parte de la renta nacional. Mantenimiento de precios de monopolio, tipo cártel, que obligaba la existencia de grandes cantidades de stocks sin vender, al comprometerse los fabricantes a mantener precios pactados de antemano. Desfase entre precios agrícolas e industriales: los primeros crecen más lentamente que los segundos y hacen disminuir el poder adquisitivo de los campesinos (importante clientela de la industria). El sector agrario fue el más perjudicado por excedentes invendidos y la consiguiente baja de precios, cuyo índice pasó de 147 en 1925 a 138 en 1929.

Han sido muchas las posturas tomadas por los especialistas en la elaboración de hipótesis que conduzcan a establecer las causas de la Gran Depresión de los años treinta. La teoría económica marxista ha hecho hincapié en el análisis de las grandes crisis del capitalismo, por descoordinación entre producción y consumo. La sobreproducción ha estado siempre en el punto de mira de los historiadores de este periodo, como Nogaro, clave explicativa de la crisis del 29, para Nere, en cambio, la sobreproducción es un mito ideologizado y no explica las posibles causales. Aplicando mi modesta opinión, elaboraré en este epígrafe una síntesis de factores que causaron la crisis de los años treinta. Sobreproducción, desorden monetario, desigual y relativa recuperación económica.

“Lo más grave de la gestación de las crisis estriba en que inversionistas se comportan racionalmente, pretendiendo tener la máxima ganancia en esta situación. Cuando se crean las burbujas, apuestan a la mayor ganancia, a un proceso especulativo y entonces, lo que hacen es agravar el problema. Cuando las burbujas explotan, es cuando viene la crisis”. María Eugenia Romero recordó que la crisis fue prolongada. En 1933 apenas se comenzaba a medio salir originándose cambios políticos. En Europa se dio el triunfo de las izquierdas y los movimientos fascistas y el nazismo en Alemania. La década de 1930 fue difícil ya que la Gran Depresión estaba en su fase más profunda. “Las personas se negaban a aceptar que las crisis forman parte del sistema capitalista. No puede haber auge si no hay crisis. En ese entonces ocurrió un reacomodo de doctrinas económicas y el único que conectó las crisis en ciclos históricos fue Keynes”. Rozo coincidió en que las crisis financieras dentro de la lógica capitalista son inevitables. “Lo que los bancos centrales pueden hacer es generar condiciones para que las crisis no sean tan recurrentes, pero no pueden evitarlas”, añadió.

Romero subrayó  que la crisis ocasionó la destrucción del comercio internacional y la gestación del aislacionismo comercial, comenzando algunos países a imponer aranceles y barreras proteccionistas. Asimismo, se devaluaron las monedas de 56 naciones. “El patrón oro dejó de funcionar, ya que en 1931 se salen los ingleses y en 1933 los estadounidenses. Esto fue la debacle total. Desde 1933 los acuerdos de Bretton Woods, en 1944, se normalizaron las relaciones financieras y comerciales internacionales”, enfatizó Romero. Carlos Rozo comentó que después de la crisis de 1929, el entonces presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt instaura la política del New Deal, consistente en soltar dinero y hacer obra, eso hizo que más o menos la economía reviviera, pero en 1937 y 1938 decidieron parar porque se estaba generando déficit y volvió a darse una recaída. Esa recesión se resuelve con la Segunda Guerra Mundial.

La producción supera necesidades reales de consumo a partir de 1925, sobre todo en Estados Unidos, donde los stocks aumentaban conforme se reconstruían las economías europeas. Las causas de la sobreproducción son: Distribución desigual de las rentas, que lleva implícita la limitación del consumo a las capas sociales más ricas, que en la mayor parte de los países eran muy numerosas. Galbraith señala que en los Estados Unidos el 5 por 100 de la población recibía la tercera parte de la renta nacional. Mantenimiento de precios de monopolio, tipo cártel, que obligaba la existencia de grandes cantidades de stocks sin vender, al comprometerse los fabricantes a mantener precios pactados de antemano. Desfase entre precios agrícolas e industriales: los primeros crecen más lentamente que los segundos y hacen disminuir el poder adquisitivo de los campesinos (importante clientela de la industria). El sector agrario fue el más perjudicado por excedentes invendidos y la consiguiente baja de precios, cuyo índice pasó de 147 en 1925 a 138 en 1929.