/ viernes 28 de febrero de 2020

Censo 2020: todos contamos

Aunque hay quienes suelen menospreciar los datos oficiales y, por lo tanto, hacen referencia a “otros datos” para justificar sus dichos o decisiones, históricamente ha quedado demostrado que hay datos, como los del INEGI, que no deben desestimarse.

Si bien los datos que INEGI obtiene y ofrece son -de inicio- de naturaleza cuantitativa, la información cualitativa que de ellos emana es (fue y será) primordial para la toma de decisiones estratégicas y, además, fundamental para diseñar, sustentar, planear, ejecutar y evaluar las políticas públicas en los tres órdenes y niveles de gobierno.

Considerando lo anterior, resulta imprescindible participar en el Censo de Población y Vivienda 2020 que se desarrollará del 2 al 27 de marzo. Periodo en el que los entrevistadores del INEGI realizarán la “enumeración” de las viviendas con el fin de saber cuántos somos, cómo somos, dónde vivimos y cómo vivimos.

Cierto es que la inseguridad que se vive en el país es un factor que inhibe la participación ciudadana. Es precisamente por eso, que el INEGI ha implementado una serie de medidas que permiten verificar que quien se presente como encuestador realmente lo sea. Entre esas medidas, está la página oficial del INEGI en la que se pueden verificar los datos del encuestador en cuestión.

En ese sentido, también es importante saber que los datos recabados por el INEGI son, por ley, confidenciales; por lo que los informantes (entiéndase, entrevistados) no serán identificados nominalmente y los datos que proporcionen quedaran protegidos. Es decir, si algún ente público o privado solicitara la entrega de dichos datos (como el gobierno de la 4T lo hizo con el INE), la autonomía del INEGI y el marco legal correspondiente lo impedirían (como sucedió con lo del INE).

El asunto es que el INEGI es una institución seria y reconocida que cuenta con una respetable trayectoria con la que, históricamente, ha favorecido el diseño de políticas públicas objetivas que, a su vez, han contribuido a construir el México democrático, justo y equitativo que merecemos.

Por todo eso, porque todos contamos, y por muchas cosas más, es necesario saber que el Censo no es un ejercicio meramente contabilizador, sino que se trata de una labor cuyos resultados (estadísticos y geográficos) son imprescindibles y de gran valor trascendental; sobre todo, en tiempos en los que el régimen de los otros datos busca perpetuarse.

Finalizo en esta ocasión, parafraseando lo dicho alguna vez por el periodista y comentarista estadounidense, Andy Rooney: Espero que todos participen en el censo cuando los entrevistadores lleguen a su vivienda. Si no lo hacen, el área en la que viven podría recibir menos apoyo del gobierno y no querrían que eso suceda, ¿verdad?

Aída María Holguín Baeza
laecita@gmail.com

Aunque hay quienes suelen menospreciar los datos oficiales y, por lo tanto, hacen referencia a “otros datos” para justificar sus dichos o decisiones, históricamente ha quedado demostrado que hay datos, como los del INEGI, que no deben desestimarse.

Si bien los datos que INEGI obtiene y ofrece son -de inicio- de naturaleza cuantitativa, la información cualitativa que de ellos emana es (fue y será) primordial para la toma de decisiones estratégicas y, además, fundamental para diseñar, sustentar, planear, ejecutar y evaluar las políticas públicas en los tres órdenes y niveles de gobierno.

Considerando lo anterior, resulta imprescindible participar en el Censo de Población y Vivienda 2020 que se desarrollará del 2 al 27 de marzo. Periodo en el que los entrevistadores del INEGI realizarán la “enumeración” de las viviendas con el fin de saber cuántos somos, cómo somos, dónde vivimos y cómo vivimos.

Cierto es que la inseguridad que se vive en el país es un factor que inhibe la participación ciudadana. Es precisamente por eso, que el INEGI ha implementado una serie de medidas que permiten verificar que quien se presente como encuestador realmente lo sea. Entre esas medidas, está la página oficial del INEGI en la que se pueden verificar los datos del encuestador en cuestión.

En ese sentido, también es importante saber que los datos recabados por el INEGI son, por ley, confidenciales; por lo que los informantes (entiéndase, entrevistados) no serán identificados nominalmente y los datos que proporcionen quedaran protegidos. Es decir, si algún ente público o privado solicitara la entrega de dichos datos (como el gobierno de la 4T lo hizo con el INE), la autonomía del INEGI y el marco legal correspondiente lo impedirían (como sucedió con lo del INE).

El asunto es que el INEGI es una institución seria y reconocida que cuenta con una respetable trayectoria con la que, históricamente, ha favorecido el diseño de políticas públicas objetivas que, a su vez, han contribuido a construir el México democrático, justo y equitativo que merecemos.

Por todo eso, porque todos contamos, y por muchas cosas más, es necesario saber que el Censo no es un ejercicio meramente contabilizador, sino que se trata de una labor cuyos resultados (estadísticos y geográficos) son imprescindibles y de gran valor trascendental; sobre todo, en tiempos en los que el régimen de los otros datos busca perpetuarse.

Finalizo en esta ocasión, parafraseando lo dicho alguna vez por el periodista y comentarista estadounidense, Andy Rooney: Espero que todos participen en el censo cuando los entrevistadores lleguen a su vivienda. Si no lo hacen, el área en la que viven podría recibir menos apoyo del gobierno y no querrían que eso suceda, ¿verdad?

Aída María Holguín Baeza
laecita@gmail.com