/ martes 27 de agosto de 2019

Cero crecimiento ¿Tragedia económica?

“La economía como esencia de la vida es una enfermedad mortal, porque un crecimiento infinito no armoniza con un mundo finito” (Erich Fromm)


Según el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (Inegi), en el segundo trimestre del año, la economía mexicana no tuvo crecimiento alguno mientras que el primer trimestre creció sólo 0.1 por ciento, demostrando una economía estancada.


Según muchos economistas, sin crecimiento no hay desarrollo económico, pero no descartan que pueda existir el desarrollo social. Sin embargo, hay quienes han creado una verdadera tormenta en el horizonte al augurar que estamos entrando en un periodo de recesión, el cual se presenta cuando en lugar de crecer, decrece la economía, es decir cuando el Producto Interno Bruto (PIB), que es el valor monetario de la producción de bienes y servicios que tiene un país no se incrementa, sino que disminuye.


La verdad es que estamos con la balanza exactamente nivelada. No crecemos, ni decrecemos, sin embargo, vale la pena recordar cuando hemos sido afortunados con el crecimiento de nuestra economía, como por ejemplo el primer año del sexenio de Carlos Salinas de Gortari, la economía mexicana creció en más de 6 por ciento que, bendita sea la cosa, no sirvió para que los mexicanos gozáramos de un mejor nivel de vida y durante el periodo neoliberal, donde la tasa de crecimiento varió del 2 hasta el 8 por ciento, sólo los ricos se hicieron más ricos y los pobres más pobres al no considerar como consecuencia del crecimiento económico el desarrollo social.


¿Recuerdan, amigos lectores, cuando López Portillo nos dijo que nos preparáramos para administrar la riqueza?, pues se había encontrado grandes yacimientos de petróleo en Tabasco y Veracruz, luego el precio del crudo se disparó de cerca de 40 a más de 100 dólares por barril dando la posibilidad de invertir y atraer inversionistas para lograr un crecimiento económico importante pero; ¿dónde quedó esa riqueza? ¿Por qué no hicieron lo que países como Alaska, que reparte entre todos sus residentes las ganancias generadas por su petróleo por el solo hecho de ser ciudadanos?


“Dios me guarde”, dirían muchos políticos acostumbrados a meter las manos en los cajones y en muchos casos los economistas están ligados a los políticos y exponen sus puntos de vista como expertos que son, pero como dice la “vox populi”; “un economista es un experto que sabrá mañana por qué las cosas que predijo ayer no sucedieron hoy”.


No va a pasar nada, México avanza en una nueva forma de hacer las cosas, es cierto, el gobierno federal está cometiendo errores, como todos los cometemos, y hay que irlos corrigiendo sobre la marcha recordando que las resistencias también son muchas, pero sin duda que la lucha para que la corrupción sea minimizada es real. ¡Al tiempo!


Correo: vicmedina@hotmail.com

“La economía como esencia de la vida es una enfermedad mortal, porque un crecimiento infinito no armoniza con un mundo finito” (Erich Fromm)


Según el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (Inegi), en el segundo trimestre del año, la economía mexicana no tuvo crecimiento alguno mientras que el primer trimestre creció sólo 0.1 por ciento, demostrando una economía estancada.


Según muchos economistas, sin crecimiento no hay desarrollo económico, pero no descartan que pueda existir el desarrollo social. Sin embargo, hay quienes han creado una verdadera tormenta en el horizonte al augurar que estamos entrando en un periodo de recesión, el cual se presenta cuando en lugar de crecer, decrece la economía, es decir cuando el Producto Interno Bruto (PIB), que es el valor monetario de la producción de bienes y servicios que tiene un país no se incrementa, sino que disminuye.


La verdad es que estamos con la balanza exactamente nivelada. No crecemos, ni decrecemos, sin embargo, vale la pena recordar cuando hemos sido afortunados con el crecimiento de nuestra economía, como por ejemplo el primer año del sexenio de Carlos Salinas de Gortari, la economía mexicana creció en más de 6 por ciento que, bendita sea la cosa, no sirvió para que los mexicanos gozáramos de un mejor nivel de vida y durante el periodo neoliberal, donde la tasa de crecimiento varió del 2 hasta el 8 por ciento, sólo los ricos se hicieron más ricos y los pobres más pobres al no considerar como consecuencia del crecimiento económico el desarrollo social.


¿Recuerdan, amigos lectores, cuando López Portillo nos dijo que nos preparáramos para administrar la riqueza?, pues se había encontrado grandes yacimientos de petróleo en Tabasco y Veracruz, luego el precio del crudo se disparó de cerca de 40 a más de 100 dólares por barril dando la posibilidad de invertir y atraer inversionistas para lograr un crecimiento económico importante pero; ¿dónde quedó esa riqueza? ¿Por qué no hicieron lo que países como Alaska, que reparte entre todos sus residentes las ganancias generadas por su petróleo por el solo hecho de ser ciudadanos?


“Dios me guarde”, dirían muchos políticos acostumbrados a meter las manos en los cajones y en muchos casos los economistas están ligados a los políticos y exponen sus puntos de vista como expertos que son, pero como dice la “vox populi”; “un economista es un experto que sabrá mañana por qué las cosas que predijo ayer no sucedieron hoy”.


No va a pasar nada, México avanza en una nueva forma de hacer las cosas, es cierto, el gobierno federal está cometiendo errores, como todos los cometemos, y hay que irlos corrigiendo sobre la marcha recordando que las resistencias también son muchas, pero sin duda que la lucha para que la corrupción sea minimizada es real. ¡Al tiempo!


Correo: vicmedina@hotmail.com