/ miércoles 8 de abril de 2020

Chihuahua, a la deriva

La verdad es que había una esperanza, limitada, pero al fin esperanza, de que tanto la Federación como el Gobierno Estatal pondrían toda su creatividad y voluntad política para enfrentar la contingencia sanitaria a través de acciones contundentes.

Pero no fue así. El presidente López Obrador tuvo la gran oportunidad, el pasado domingo, de encabezar un movimiento nacional para enfrentar unidos la debacle financiera y de salud que se avecina.

Empeñado en una política asistencialista para los “pobres”, propia de regímenes de izquierda que han fracasado, el Presidente siguió sin escuchar a otra parte fundamental de la sociedad.

Me refiero a millones de comerciantes informales y miles de empresarios de todos tamaños que siguen -y seguirán- tocando las puertas de Palacio Nacional en búsqueda de mecanismos fiscales para afrontar la parálisis financiera en la que ya estamos inmersos.

El sustento diario de los hogares mexicanos está en grave riesgo frente a la pandemia y el presidente López Obrador sólo se escucha a sí mismo.

La experiencia global que le rodea le es ajena y no es porque la desconozca, lo cierto es que AMLO sigue el librito y lleva a paso firme su propia estrategia estatizadora para el país, ahora asfixiando a quienes producen riqueza.

Y si volteamos a lo que ocurre en Chihuahua tampoco las cosas andan bien. El gobernador Javier Corral presentó un plan de contingencia suspendido entre alfileres.

Y no es por falta de capacidad y entrega de miles de burócratas que, pese al aislamiento social, hacen su mejor esfuerzo.

El tema es económico. Desde iniciada la administración señalamos que su argumento de la “deuda heredada” podía solventarse con creatividad porque recursos sí los había.

Pero contrariamente, el déficit presupuestario sigue creciendo y la contratación de créditos cortos sólo permite mantener la operación básica del Estado.

Desde antes de la crisis sanitaria el sistema de salud se encontraba colapsado, tampoco había obra pública y el crimen organizado sigue haciendo de las suyas.

El PRI, hoy como oposición responsable, ha presentado innumerables propuestas ante el Congreso del Estado para coadyuvar a que la situación mejore en Chihuahua.

De hecho, algunas de las iniciativas fueron incorporadas en el plan de emergencia, pero a medias.

Los incentivos fiscales que denominamos como “Abril Cero” buscaban exentar impuestos a los empresarios y otros beneficios al contribuyente en general, sin embargo no fue así y se autorizaron condonaciones, prórrogas a medias y un plan asistencialista.

La obra pública, si es que la había en la práctica, atenderá a las prioridades del Estado y no de los alcaldes, lo cual es injusto.

Debo creer que Javier Corral, por genuina desesperación y no por protagonismo político, llamó al país a concretar un pacto de unidad y acciones para salir victoriosos de la pandemia.

Le tomo la palabra. La crisis no atiende intereses ideológicos. Frente a un panorama sombrío, la unidad y solidaridad de los chihuahuenses harán la diferencia.

Siempre he pedido al gobernador se deje ayudar. Hoy es tiempo de que lo haga.


*Omar Bazán Flores. Licenciado en Derecho, diputado local y presidente del Comité Directivo Estatal del PRI a partir de julio de 2017.

Empresario, dos veces diputado federal, dirigente juvenil, así como de la CNOP y Fundación Colosio en el estado de Chihuahua.


La verdad es que había una esperanza, limitada, pero al fin esperanza, de que tanto la Federación como el Gobierno Estatal pondrían toda su creatividad y voluntad política para enfrentar la contingencia sanitaria a través de acciones contundentes.

Pero no fue así. El presidente López Obrador tuvo la gran oportunidad, el pasado domingo, de encabezar un movimiento nacional para enfrentar unidos la debacle financiera y de salud que se avecina.

Empeñado en una política asistencialista para los “pobres”, propia de regímenes de izquierda que han fracasado, el Presidente siguió sin escuchar a otra parte fundamental de la sociedad.

Me refiero a millones de comerciantes informales y miles de empresarios de todos tamaños que siguen -y seguirán- tocando las puertas de Palacio Nacional en búsqueda de mecanismos fiscales para afrontar la parálisis financiera en la que ya estamos inmersos.

El sustento diario de los hogares mexicanos está en grave riesgo frente a la pandemia y el presidente López Obrador sólo se escucha a sí mismo.

La experiencia global que le rodea le es ajena y no es porque la desconozca, lo cierto es que AMLO sigue el librito y lleva a paso firme su propia estrategia estatizadora para el país, ahora asfixiando a quienes producen riqueza.

Y si volteamos a lo que ocurre en Chihuahua tampoco las cosas andan bien. El gobernador Javier Corral presentó un plan de contingencia suspendido entre alfileres.

Y no es por falta de capacidad y entrega de miles de burócratas que, pese al aislamiento social, hacen su mejor esfuerzo.

El tema es económico. Desde iniciada la administración señalamos que su argumento de la “deuda heredada” podía solventarse con creatividad porque recursos sí los había.

Pero contrariamente, el déficit presupuestario sigue creciendo y la contratación de créditos cortos sólo permite mantener la operación básica del Estado.

Desde antes de la crisis sanitaria el sistema de salud se encontraba colapsado, tampoco había obra pública y el crimen organizado sigue haciendo de las suyas.

El PRI, hoy como oposición responsable, ha presentado innumerables propuestas ante el Congreso del Estado para coadyuvar a que la situación mejore en Chihuahua.

De hecho, algunas de las iniciativas fueron incorporadas en el plan de emergencia, pero a medias.

Los incentivos fiscales que denominamos como “Abril Cero” buscaban exentar impuestos a los empresarios y otros beneficios al contribuyente en general, sin embargo no fue así y se autorizaron condonaciones, prórrogas a medias y un plan asistencialista.

La obra pública, si es que la había en la práctica, atenderá a las prioridades del Estado y no de los alcaldes, lo cual es injusto.

Debo creer que Javier Corral, por genuina desesperación y no por protagonismo político, llamó al país a concretar un pacto de unidad y acciones para salir victoriosos de la pandemia.

Le tomo la palabra. La crisis no atiende intereses ideológicos. Frente a un panorama sombrío, la unidad y solidaridad de los chihuahuenses harán la diferencia.

Siempre he pedido al gobernador se deje ayudar. Hoy es tiempo de que lo haga.


*Omar Bazán Flores. Licenciado en Derecho, diputado local y presidente del Comité Directivo Estatal del PRI a partir de julio de 2017.

Empresario, dos veces diputado federal, dirigente juvenil, así como de la CNOP y Fundación Colosio en el estado de Chihuahua.