/ martes 21 de septiembre de 2021

Chihuahua capital, epicentro de las decisiones de un estado con carácter

Por: Jorge Cruz Camberos

En oportunidades pasadas hablamos de que, si queremos mejorar el bienestar de nuestra capital del estado, si queremos ser líderes competitivos, tener una vida en niveles importantes como otras destacadas ciudades del país, tenemos que empezar por conocernos, cómo somos y cómo nos ven desde fuera, porque para entender la naturaleza de nuestra ciudad se tiene que iniciar conociendo a su gente.

No se puede pensar en la ciudad de Chihuahua sin pensar definitivamente en que es un territorio estratégico de nuestro estado, es donde se cuecen y administran las grandes decisiones de un estado con carácter; es el bastión -pues- de un territorio desértico que es habitado por personas recias.

Pero no sólo hablamos del tema político gubernamental, nuestra localidad es vista desde diversas aristas como un territorio que administra no sólo los recursos públicos, sino los productos que llegan a otras ciudades, y por otra parte un Municipio que, sin duda, marca el estilo cambiante de vida de todo un estado.

Chihuahua capital es un gran paraguas de oportunidades que abre un cúmulo de conceptos que nos brindan identidad, pero desafortunadamente muchos chihuahuenses no lo saben o no se lo han creído. Si tuviéramos que relatar una metáfora, podríamos decir que nuestro Municipio es la estación principal de tren en la que, en algún momento, la gente llega, se sube, viaja y se conecta con nuevos territorios.

“Los chihuahuenses somos del desierto y aquí se tiene que trabajar”, “el clima no nos permite ser flojos” y así podemos enlistar una serie de expresiones típicas nuestras, sin embargo, éstas se traducen en una herramienta que usamos para dar a conocer que el capitalino es un ser progresista, alguien que crea, que se vincula, que articula y que decide.

A causa de esto, cuando se habla de lo que genera orgullo y pertenencia a los chihuahuenses capitalinos, es prioridad referir las características y las cualidades de las personas en términos de balance, adaptación y atención. Por ejemplo, es ineludible hablar de que el chihuahuense es hospitalario y brinda indistintamente su apoyo hacia los demás, comunión que emerge de nuestra diversidad histórica.

También, podemos decir que los chihuahuenses somos seres emprendedores, “echados pa’lante”, porque así se doma el contexto territorial y el futuro de toda una sociedad. Todo esto con el trasfondo de una estrella guía llamada familia, pues sin duda atesoramos ese concepto que orienta el legado del trabajo, del esfuerzo y del avance.

Por otra parte, la voz popular refiere que la ciudad está dividida y es rica en diversidad, que hay diferencias en espacios y actividades, y por lo mismo en horizontes y expectativas según la posición en la que viven, el nivel socioeconómico que integran y la generación a la que pertenecen.

Por ende, la ciudad tiene identidades partidas: una histórica referida en el centro de la ciudad, otra productiva representada en las zonas de maquilas, una económica de rezago en la zona sur, y una más de bonanza y futuro que se ubica cruzando el periférico.

Así somos los chihuahuenses y así es nuestra ciudad. Continuará…


Por: Jorge Cruz Camberos

En oportunidades pasadas hablamos de que, si queremos mejorar el bienestar de nuestra capital del estado, si queremos ser líderes competitivos, tener una vida en niveles importantes como otras destacadas ciudades del país, tenemos que empezar por conocernos, cómo somos y cómo nos ven desde fuera, porque para entender la naturaleza de nuestra ciudad se tiene que iniciar conociendo a su gente.

No se puede pensar en la ciudad de Chihuahua sin pensar definitivamente en que es un territorio estratégico de nuestro estado, es donde se cuecen y administran las grandes decisiones de un estado con carácter; es el bastión -pues- de un territorio desértico que es habitado por personas recias.

Pero no sólo hablamos del tema político gubernamental, nuestra localidad es vista desde diversas aristas como un territorio que administra no sólo los recursos públicos, sino los productos que llegan a otras ciudades, y por otra parte un Municipio que, sin duda, marca el estilo cambiante de vida de todo un estado.

Chihuahua capital es un gran paraguas de oportunidades que abre un cúmulo de conceptos que nos brindan identidad, pero desafortunadamente muchos chihuahuenses no lo saben o no se lo han creído. Si tuviéramos que relatar una metáfora, podríamos decir que nuestro Municipio es la estación principal de tren en la que, en algún momento, la gente llega, se sube, viaja y se conecta con nuevos territorios.

“Los chihuahuenses somos del desierto y aquí se tiene que trabajar”, “el clima no nos permite ser flojos” y así podemos enlistar una serie de expresiones típicas nuestras, sin embargo, éstas se traducen en una herramienta que usamos para dar a conocer que el capitalino es un ser progresista, alguien que crea, que se vincula, que articula y que decide.

A causa de esto, cuando se habla de lo que genera orgullo y pertenencia a los chihuahuenses capitalinos, es prioridad referir las características y las cualidades de las personas en términos de balance, adaptación y atención. Por ejemplo, es ineludible hablar de que el chihuahuense es hospitalario y brinda indistintamente su apoyo hacia los demás, comunión que emerge de nuestra diversidad histórica.

También, podemos decir que los chihuahuenses somos seres emprendedores, “echados pa’lante”, porque así se doma el contexto territorial y el futuro de toda una sociedad. Todo esto con el trasfondo de una estrella guía llamada familia, pues sin duda atesoramos ese concepto que orienta el legado del trabajo, del esfuerzo y del avance.

Por otra parte, la voz popular refiere que la ciudad está dividida y es rica en diversidad, que hay diferencias en espacios y actividades, y por lo mismo en horizontes y expectativas según la posición en la que viven, el nivel socioeconómico que integran y la generación a la que pertenecen.

Por ende, la ciudad tiene identidades partidas: una histórica referida en el centro de la ciudad, otra productiva representada en las zonas de maquilas, una económica de rezago en la zona sur, y una más de bonanza y futuro que se ubica cruzando el periférico.

Así somos los chihuahuenses y así es nuestra ciudad. Continuará…