/ jueves 8 de octubre de 2020

Chihuahua en amarillo y el atípico proceso electoral del 2021

El estado de Chihuahua pasa de la fase naranja a la amarilla con la reapertura de casi todas sus actividades sin que por ello hayan menguado los efectos nocivos de la pandemia Covid-19.

Con este adverso escenario se inicia en este mes el proceso electoral del 2021 en el que se disputarán los partidos miles de puestos políticos en lo que se ha llamado la elección más concurrida de la historia, lo que se habrá de constatar con la participación ciudadana pues no dejan de ser comicios intermedios.

La crisis económica que vive Chihuahua como otras entidades ha forzado, más que la disminución de la pandemia, la reapertura de actividades económicas y sociales.

El contraste es obvio pues en la temporada otoñal se incrementan las enfermedades pulmonares y los riesgos de contagios, por lo que una mayor socialización conllevará un incremento de los riesgos de contagios y decesos debido al coronavirus, el cual ya superó el millón de muertes en todo el mundo.

El fin de semana pasado la secretaría estatal de salud informó que en la entidad existían más de 15 mil contagios con mil 435 fallecimientos causados por la Covid-19.

La ciudad de Chihuahua alcanzó también el pico más alto de contagios: 98 nuevos casos en 24 horas, el cual fue casi la mitad del total de los registrados en todo el estado. Por ello continúan previniendo a la población para que mantenga la sana distancia y utilice el cubrebocas en los sitios públicos.

El bajo índice de contagios y muertes comparados con otras entidades como la Ciudad de México motivó a que Chihuahua pasara a una fase amarilla, la previa a la verde en que se normalizan todas las actividades.

La expectativa creada por estar en una etapa de mayor reapertura y socialización es si se podrá continuar con estas cifras oficiales o se incrementarán exponencialmente los casos de chihuahuenses afectados por el coronavirus.

La situación se complicará al estar en temporada electoral, pues no faltarán los candidatos que intentarán aglutinar a sus simpatizantes en reuniones y mítines masivos.

Además, la creciente y abierta polarización entre los gobiernos federal y estatal, sobre todo entre sus titulares ejecutivos AMLO y Corral, complica la actividad política y además la coordinación necesaria entre ambos para enfrentar las actuales crisis que afectan a la entidad.

En estos momentos críticos para los chihuahuenses las posturas personales, grupales o partidistas son secundarias, pues lo que se requiere es el esfuerzo conjunto de los ciudadanos para superar esta compleja etapa adversa con el menor de los costos posibles, sobre todo para los más marginados, como los tarahumaras.

Representantes de esta etnia tuvieron que marchar hasta el Zócalo de la Ciudad de México para manifestar su inconformidad debido al abandono y falta de cumplimiento de los prometidos programa sociales.

El enrarecido ambiente político tiene que ser superado por quienes aspiran a ocupar cargos públicos el próximo año. El pueblo demanda soluciones concretas y no promesas futuristas para enfrentar sus crecientes problemas de toda índole, a lo cual se deben avocar los candidatos más que echarse la culpa unos a los otros de las obvias deficiencias gubernamentales.



El estado de Chihuahua pasa de la fase naranja a la amarilla con la reapertura de casi todas sus actividades sin que por ello hayan menguado los efectos nocivos de la pandemia Covid-19.

Con este adverso escenario se inicia en este mes el proceso electoral del 2021 en el que se disputarán los partidos miles de puestos políticos en lo que se ha llamado la elección más concurrida de la historia, lo que se habrá de constatar con la participación ciudadana pues no dejan de ser comicios intermedios.

La crisis económica que vive Chihuahua como otras entidades ha forzado, más que la disminución de la pandemia, la reapertura de actividades económicas y sociales.

El contraste es obvio pues en la temporada otoñal se incrementan las enfermedades pulmonares y los riesgos de contagios, por lo que una mayor socialización conllevará un incremento de los riesgos de contagios y decesos debido al coronavirus, el cual ya superó el millón de muertes en todo el mundo.

El fin de semana pasado la secretaría estatal de salud informó que en la entidad existían más de 15 mil contagios con mil 435 fallecimientos causados por la Covid-19.

La ciudad de Chihuahua alcanzó también el pico más alto de contagios: 98 nuevos casos en 24 horas, el cual fue casi la mitad del total de los registrados en todo el estado. Por ello continúan previniendo a la población para que mantenga la sana distancia y utilice el cubrebocas en los sitios públicos.

El bajo índice de contagios y muertes comparados con otras entidades como la Ciudad de México motivó a que Chihuahua pasara a una fase amarilla, la previa a la verde en que se normalizan todas las actividades.

La expectativa creada por estar en una etapa de mayor reapertura y socialización es si se podrá continuar con estas cifras oficiales o se incrementarán exponencialmente los casos de chihuahuenses afectados por el coronavirus.

La situación se complicará al estar en temporada electoral, pues no faltarán los candidatos que intentarán aglutinar a sus simpatizantes en reuniones y mítines masivos.

Además, la creciente y abierta polarización entre los gobiernos federal y estatal, sobre todo entre sus titulares ejecutivos AMLO y Corral, complica la actividad política y además la coordinación necesaria entre ambos para enfrentar las actuales crisis que afectan a la entidad.

En estos momentos críticos para los chihuahuenses las posturas personales, grupales o partidistas son secundarias, pues lo que se requiere es el esfuerzo conjunto de los ciudadanos para superar esta compleja etapa adversa con el menor de los costos posibles, sobre todo para los más marginados, como los tarahumaras.

Representantes de esta etnia tuvieron que marchar hasta el Zócalo de la Ciudad de México para manifestar su inconformidad debido al abandono y falta de cumplimiento de los prometidos programa sociales.

El enrarecido ambiente político tiene que ser superado por quienes aspiran a ocupar cargos públicos el próximo año. El pueblo demanda soluciones concretas y no promesas futuristas para enfrentar sus crecientes problemas de toda índole, a lo cual se deben avocar los candidatos más que echarse la culpa unos a los otros de las obvias deficiencias gubernamentales.