/ sábado 2 de abril de 2022

Chihuahua,  promesa de vinos

Por: Silvia González

Y Dios dijo: es dura la vida, pero le enseñaré a hacer vino

Ensenada, Baja California, es un milagro económico alrededor del turismo del vino, que sucede apenas hace veinte años.

A finales de los noventa con la entrada del GATT (Acuerdo General de Comercio y Aranceles) los vinos importados inundaron México y, además, el brandy que se producía en Pedro Domecq, Baja California, dejó de consumirse, por esta razón los agricultores de Ensenada no tenían quién les comprara la uva y comenzaron a arrancar sus viñedos. Pero entonces llegó hasta la península Hugo D´ Acosta, venía de estudiar enología en Francia y convenció a los pequeños propietarios de parras de hacer vino artesanal y les enseñó cómo. Diez años después ya había treinta vitivinícolas que apostaban al turismo enológico, hoy ya son ciento treinta empresas entre pequeñas y grandes esparcidas por todo el Valle de Guadalupe. La carretera de Tijuana a Ensenada es una zona opulenta, moderna, innovadora, la pobreza desapareció (está en Tijuana). Hugo Da Costa, el creador de este fenómeno, dice en una entrevista, que su esposa y él sólo propusieron un proyecto a escala humana, demostraron que cualquier persona o familia que tenga uva o viñedo puede hacer su propio vino y venderlo en los restaurantes del país. Ellos comenzaron como bodega pequeña y artesanal, destinada a ser sostenida y a sostener a una sola familia. Luego crearon La Escuelita, el lugar donde daban cursos de enología que se hizo famoso en todas las escuelas de gastronomía, sommeliers y artes culinarias de México, estas instituciones enviaban a sus alumnos hasta Ensenada a aprender sobre vinos como materia obligatoria.

Hay pruebas suficientes para decir que el clima chihuahuense es mejor que el de Baja California, en cuestión vinícola, porque el sol es más intenso y esto hace que se concentren más azúcares en la uva concibiendo un vino muy potente, con mucho cuerpo.

Amable lector, lectora, creo que en Chihuahua podemos hacer el mismo milagro económico que en Ensenada, por lo pronto mi familia y yo hemos aprendido a producir vino, tenemos dos etiquetas, una de vino tinto y una de rosado. También me he dado a la tarea de estudiar para convertirme en sommelier, así que ahora escribo libros con una sola mano porque en la otra sostengo una copa y la paso de lo mejor.

Empieza una etapa nueva en nuestro estado de refinamiento y gusto por el vino, únase a ella degustando una copa en las tardes de relajamiento y acercándose a los que hacen catas y degustaciones.

Si quiere saber más sobre mis vinos vaya a mi página. www.silviagonzalez.com.mx apartado blogs.



Por: Silvia González

Y Dios dijo: es dura la vida, pero le enseñaré a hacer vino

Ensenada, Baja California, es un milagro económico alrededor del turismo del vino, que sucede apenas hace veinte años.

A finales de los noventa con la entrada del GATT (Acuerdo General de Comercio y Aranceles) los vinos importados inundaron México y, además, el brandy que se producía en Pedro Domecq, Baja California, dejó de consumirse, por esta razón los agricultores de Ensenada no tenían quién les comprara la uva y comenzaron a arrancar sus viñedos. Pero entonces llegó hasta la península Hugo D´ Acosta, venía de estudiar enología en Francia y convenció a los pequeños propietarios de parras de hacer vino artesanal y les enseñó cómo. Diez años después ya había treinta vitivinícolas que apostaban al turismo enológico, hoy ya son ciento treinta empresas entre pequeñas y grandes esparcidas por todo el Valle de Guadalupe. La carretera de Tijuana a Ensenada es una zona opulenta, moderna, innovadora, la pobreza desapareció (está en Tijuana). Hugo Da Costa, el creador de este fenómeno, dice en una entrevista, que su esposa y él sólo propusieron un proyecto a escala humana, demostraron que cualquier persona o familia que tenga uva o viñedo puede hacer su propio vino y venderlo en los restaurantes del país. Ellos comenzaron como bodega pequeña y artesanal, destinada a ser sostenida y a sostener a una sola familia. Luego crearon La Escuelita, el lugar donde daban cursos de enología que se hizo famoso en todas las escuelas de gastronomía, sommeliers y artes culinarias de México, estas instituciones enviaban a sus alumnos hasta Ensenada a aprender sobre vinos como materia obligatoria.

Hay pruebas suficientes para decir que el clima chihuahuense es mejor que el de Baja California, en cuestión vinícola, porque el sol es más intenso y esto hace que se concentren más azúcares en la uva concibiendo un vino muy potente, con mucho cuerpo.

Amable lector, lectora, creo que en Chihuahua podemos hacer el mismo milagro económico que en Ensenada, por lo pronto mi familia y yo hemos aprendido a producir vino, tenemos dos etiquetas, una de vino tinto y una de rosado. También me he dado a la tarea de estudiar para convertirme en sommelier, así que ahora escribo libros con una sola mano porque en la otra sostengo una copa y la paso de lo mejor.

Empieza una etapa nueva en nuestro estado de refinamiento y gusto por el vino, únase a ella degustando una copa en las tardes de relajamiento y acercándose a los que hacen catas y degustaciones.

Si quiere saber más sobre mis vinos vaya a mi página. www.silviagonzalez.com.mx apartado blogs.