/ miércoles 3 de marzo de 2021

Chipre: Libertad económica para salir adelante

Con la participación de Víctor H. Becerra

Hoy quisiéramos referirnos al país No. 22 en el reconocido Índice de Libertad Económica del Fraser Institute, la República de Chipre.

Chipre es una isla en la parte oriental del mar Mediterráneo. Su historia como país se remonta a la antigüedad. Incluso, hay referencias sobre él en la Biblia y desde la Grecia micénica (siglo XV a.C.). Se habla incluso de que la palabra “cobre” proviene del nombre Chipre.

Por su posición estratégica en el Mediterráneo, el país ha sido asediado permanente por las potencias militares de cada época. Hoy, incluso, la tercera parte de la isla es ocupada ilegalmente por Turquía, desde 1974, y en el país hay asentadas bases militantes británicas. Desde 2017 están rotas las negociaciones para una posible reunificación de la isla, de modo que Chipre es hoy el único país en Europa que está dividido desde que terminó la Guerra Fría. En 2004, el país ingresó a la Unión Europea (UE).

Por este difícil equilibrio geopolítico, Chipre ha buscado ser una economía fuerte, con relaciones comerciales intensas. Hoy, su crecimiento económico es firme, gracias a una profunda reforma económica del país.

Chipre hoy tiene una calificación de 7.84 sobre 10 (10 sería la completa libertad económica) en el ránking de libertad económica y ocupa el lugar 22 de 162 países, como señalamos al inicio.

Los puntos más destacados son: La inversión de empresas paraestatales es sólo del 13 por ciento de la inversión total, de las más bajas a nivel mundial. El ISR personal máximo es del 35 por ciento, no es muy bajo, pero en 1990 Chipre tenía una tasa confiscatoria del 60 por ciento. Las empresas paraestatales no son importantes en la economía. Chipre destaca un buen manejo de su política monetaria, que por consecuencia tiene baja inflación y baja variabilidad de inflación. Chipre tiene un gran compromiso con el libre comercio, destaca que los trámites aduaneros son ágiles, y bajos aranceles. Chipre no tiene muchos controles de capital. Tiene además gran apertura a la inversión extranjera. Chipre destaca por una gran competencia bancaria, y no hay bancos de gobierno importantes. No existen tasas de interés negativas, por lo tanto, se evitan distorsiones en el mercado. El crédito disponible va para el sector privado y no lo absorbe el gobierno, esto gracias a una mejora de la política presupuestal. En cuestión de regulaciones empresariales, en Chipre destaca la apertura rápida de empresas, proceso que además no es costoso, lo cual indica que hay una democratización del empresariado. Las empresas tienen el apoyo de una administración pública imparcial.

Como podemos ver, Chipre es un buen ejemplo para los países latinoamericanos: A pesar de su ubicación entre poderes en pugna, su difícil situación política, la escasez de recursos naturales, nada de esto ha impedido su modernización y su salto a la más alta libertad económica. Al contrario: Chipre ejemplifica que, al estar en una situación frágil y difícil, es cuando más se requiere de mayor apertura y valentía económica, para salir precisamente de ella.

Con la participación de Víctor H. Becerra

Hoy quisiéramos referirnos al país No. 22 en el reconocido Índice de Libertad Económica del Fraser Institute, la República de Chipre.

Chipre es una isla en la parte oriental del mar Mediterráneo. Su historia como país se remonta a la antigüedad. Incluso, hay referencias sobre él en la Biblia y desde la Grecia micénica (siglo XV a.C.). Se habla incluso de que la palabra “cobre” proviene del nombre Chipre.

Por su posición estratégica en el Mediterráneo, el país ha sido asediado permanente por las potencias militares de cada época. Hoy, incluso, la tercera parte de la isla es ocupada ilegalmente por Turquía, desde 1974, y en el país hay asentadas bases militantes británicas. Desde 2017 están rotas las negociaciones para una posible reunificación de la isla, de modo que Chipre es hoy el único país en Europa que está dividido desde que terminó la Guerra Fría. En 2004, el país ingresó a la Unión Europea (UE).

Por este difícil equilibrio geopolítico, Chipre ha buscado ser una economía fuerte, con relaciones comerciales intensas. Hoy, su crecimiento económico es firme, gracias a una profunda reforma económica del país.

Chipre hoy tiene una calificación de 7.84 sobre 10 (10 sería la completa libertad económica) en el ránking de libertad económica y ocupa el lugar 22 de 162 países, como señalamos al inicio.

Los puntos más destacados son: La inversión de empresas paraestatales es sólo del 13 por ciento de la inversión total, de las más bajas a nivel mundial. El ISR personal máximo es del 35 por ciento, no es muy bajo, pero en 1990 Chipre tenía una tasa confiscatoria del 60 por ciento. Las empresas paraestatales no son importantes en la economía. Chipre destaca un buen manejo de su política monetaria, que por consecuencia tiene baja inflación y baja variabilidad de inflación. Chipre tiene un gran compromiso con el libre comercio, destaca que los trámites aduaneros son ágiles, y bajos aranceles. Chipre no tiene muchos controles de capital. Tiene además gran apertura a la inversión extranjera. Chipre destaca por una gran competencia bancaria, y no hay bancos de gobierno importantes. No existen tasas de interés negativas, por lo tanto, se evitan distorsiones en el mercado. El crédito disponible va para el sector privado y no lo absorbe el gobierno, esto gracias a una mejora de la política presupuestal. En cuestión de regulaciones empresariales, en Chipre destaca la apertura rápida de empresas, proceso que además no es costoso, lo cual indica que hay una democratización del empresariado. Las empresas tienen el apoyo de una administración pública imparcial.

Como podemos ver, Chipre es un buen ejemplo para los países latinoamericanos: A pesar de su ubicación entre poderes en pugna, su difícil situación política, la escasez de recursos naturales, nada de esto ha impedido su modernización y su salto a la más alta libertad económica. Al contrario: Chipre ejemplifica que, al estar en una situación frágil y difícil, es cuando más se requiere de mayor apertura y valentía económica, para salir precisamente de ella.