/ viernes 4 de mayo de 2018

Ciencia frente a la violencia

En muchos lugares de México la cotidianidad lleva una dosis de violencia dejándonos situados entre el temor y la incertidumbre. Esta no es una mera opinión, lamentablemente. Y lo peor es que la violencia se está normalizando en algunas zonas, pasando de lo extraordinario a lo común.

Tomar las decisiones contra la violencia y su normalización requiere de estudios serios y análisis metódicos y profundos sobre el fenómeno mismo. Es necesario ir más allá de la estimación intuitiva o empírica sobre los factores, causas y efectos de los hechos violentos.

Hay alternativas frente a la violencia, y una de ellas es la ciencia. En los años setenta del siglo pasado, por ejemplo, se creó una Sociedad Internacional para Investigaciones de Violencia, desde la cual científicos de todo el mundo indagaban sobre el fenómeno.

La ciencia que estudia la violencia es útil para planificar de acción pacificadora. La ciencia es un camino para entender y, en consecuencia, para actuar con base en ese entendimiento.

Francisco Jiménez Bautista, investigador en el Instituto de la Paz y los Conflictos de la Universidad de Granada, España, ha sostenido que en México (tal como ocurre en Colombia) hay una normalización de la violencia al grado de que “ahora ya es normal ver a alguien muerto”.

El científico social presentó su conferencia magistral “Geopolítica de los estudios para la paz en América Latina”, durante el foro "La UV como constructora de paz: alternativas a las violencias en Veracruz" (Conacyt, Brief informativo: 7231/2018).

“La base científica de estos estudios es hacer un buen diagnóstico, hacer propuestas y tener terapias que nos ayuden a resolver conflictos a través del diálogo. Intentamos hablar y dialogar con actores que realmente aporten”, sostiene Jiménez Bautista. Por supuesto, en esta visión también aparece el pronóstico.

Hay que empezar a considerar el factor ciencia en el combate a la violencia, si acaso nuestros gobiernos realmente tienen un compromiso con el bienestar social. A intentarlo, porque está visto el fracaso de los esfuerzos que se han hecho en otras pistas. Quizás se ha despreciado un excelente instrumento.



En muchos lugares de México la cotidianidad lleva una dosis de violencia dejándonos situados entre el temor y la incertidumbre. Esta no es una mera opinión, lamentablemente. Y lo peor es que la violencia se está normalizando en algunas zonas, pasando de lo extraordinario a lo común.

Tomar las decisiones contra la violencia y su normalización requiere de estudios serios y análisis metódicos y profundos sobre el fenómeno mismo. Es necesario ir más allá de la estimación intuitiva o empírica sobre los factores, causas y efectos de los hechos violentos.

Hay alternativas frente a la violencia, y una de ellas es la ciencia. En los años setenta del siglo pasado, por ejemplo, se creó una Sociedad Internacional para Investigaciones de Violencia, desde la cual científicos de todo el mundo indagaban sobre el fenómeno.

La ciencia que estudia la violencia es útil para planificar de acción pacificadora. La ciencia es un camino para entender y, en consecuencia, para actuar con base en ese entendimiento.

Francisco Jiménez Bautista, investigador en el Instituto de la Paz y los Conflictos de la Universidad de Granada, España, ha sostenido que en México (tal como ocurre en Colombia) hay una normalización de la violencia al grado de que “ahora ya es normal ver a alguien muerto”.

El científico social presentó su conferencia magistral “Geopolítica de los estudios para la paz en América Latina”, durante el foro "La UV como constructora de paz: alternativas a las violencias en Veracruz" (Conacyt, Brief informativo: 7231/2018).

“La base científica de estos estudios es hacer un buen diagnóstico, hacer propuestas y tener terapias que nos ayuden a resolver conflictos a través del diálogo. Intentamos hablar y dialogar con actores que realmente aporten”, sostiene Jiménez Bautista. Por supuesto, en esta visión también aparece el pronóstico.

Hay que empezar a considerar el factor ciencia en el combate a la violencia, si acaso nuestros gobiernos realmente tienen un compromiso con el bienestar social. A intentarlo, porque está visto el fracaso de los esfuerzos que se han hecho en otras pistas. Quizás se ha despreciado un excelente instrumento.