/ martes 24 de noviembre de 2020

Cienfuegos, un más en la lista

El general Salvador Cienfuegos fue “extraditado” de Estados Unidos a México la semana pasada, después de haber sido detenido por la DEA en Los Ángeles, California, con los cargos de narcotráfico, contrabando de drogas a ese país, etc. En un expediente de más de 600 hojas, sin que en México exista hasta este momento ni tan siquiera una carpeta de investigación en la FGR, así que mal llegó al aeropuerto de Toluca, fue puesto en libertad y se fue a dormir a su casa.

Un caso extremadamente raro, que extraditen a alguien con ese tamaño de expediente a su país, donde no hay una sola acusación de delito alguno, mismo caso de Genaro García Luna, ex secretario de Seguridad Nacional, que fue detenido y se encuentra preso en los Estados Unidos, con una infinidad de cargos, y aquí en México no hay un solo expediente en contra de él.

Cienfuegos es uno más a la lista que en este gobierno de cuarta es liberado, gobierno que queda muy claro que sus prioridades son los narcotraficantes, los corruptos y todos aquellos que el llama “la mafia del poder”, que se encuentran tan cercanos y protegidos por el actual presidente. El caso de Ovidio Guzmán, hijo del Chapo Guzmán, que fue detenido por el Ejército, con orden aprehensión y en unas cuantas horas el presidente, dicho por él mismo, ordenó que lo liberaran.

A los pocos días va el presidente a la sierra de Sinaloa y se baja del convoy presidencial, lo cual es indebido, el protocolo dice que debe ser al revés, para saludar a la mamá del Chapo, y con mucha familiaridad le dice: “Sí, ya recibí tu carta”, es decir, se tutean y se cartean.

Mismo caso de Lozoya, ex director de Pemex, que lo extraditan de España y llegando aquí lo ponen en libertad y no ha pisado la cárcel, ni tan siquiera los separos de la PGR.


Pero analicemos el caso de Cienfuegos. Un general de cuatro estrellas, ex secretario de la Defensa Nacional, ¿ustedes creen que los Estados Unidos no vio el tamaño del pez que iban a agarrar, antes de hacerlo? Por supuesto que tenían todos los pelos de la burra en la mano.

El presidente no sabía nada, hasta que no lo agarraron, y en la siguiente mañanera, dijo más o menos lo siguiente, “qué bueno que agarraron al general Cienfuegos, parte de época neoliberal, esto ya no va a volver a suceder”. A los pocos días cambió radicalmente su postura y dicen que puso a Marcelo Ebrad a que presionara a las autoridades americanas para que nos lo devolvieran. Se dice que un grupo muy poderoso de generales de Ejército, conocido como “El Sindicato”, presionó al presidente para que actuara de inmediato, antes de que empezara el juicio, porque entonces sería más difícil. Se dice que el presidente Trump le hizo el favor a su amigo mexicano, que fue a ayudarle en su campaña por la reelección. Sólo ellos saben qué argumentos se usaron para lograr algo tan fuera de los cánones.

Cienfuegos, uno más de los que este gobierno de cuarta ha dejado en libertad. Sólo ellos saben el fondo. México sigue a la deriva.


El general Salvador Cienfuegos fue “extraditado” de Estados Unidos a México la semana pasada, después de haber sido detenido por la DEA en Los Ángeles, California, con los cargos de narcotráfico, contrabando de drogas a ese país, etc. En un expediente de más de 600 hojas, sin que en México exista hasta este momento ni tan siquiera una carpeta de investigación en la FGR, así que mal llegó al aeropuerto de Toluca, fue puesto en libertad y se fue a dormir a su casa.

Un caso extremadamente raro, que extraditen a alguien con ese tamaño de expediente a su país, donde no hay una sola acusación de delito alguno, mismo caso de Genaro García Luna, ex secretario de Seguridad Nacional, que fue detenido y se encuentra preso en los Estados Unidos, con una infinidad de cargos, y aquí en México no hay un solo expediente en contra de él.

Cienfuegos es uno más a la lista que en este gobierno de cuarta es liberado, gobierno que queda muy claro que sus prioridades son los narcotraficantes, los corruptos y todos aquellos que el llama “la mafia del poder”, que se encuentran tan cercanos y protegidos por el actual presidente. El caso de Ovidio Guzmán, hijo del Chapo Guzmán, que fue detenido por el Ejército, con orden aprehensión y en unas cuantas horas el presidente, dicho por él mismo, ordenó que lo liberaran.

A los pocos días va el presidente a la sierra de Sinaloa y se baja del convoy presidencial, lo cual es indebido, el protocolo dice que debe ser al revés, para saludar a la mamá del Chapo, y con mucha familiaridad le dice: “Sí, ya recibí tu carta”, es decir, se tutean y se cartean.

Mismo caso de Lozoya, ex director de Pemex, que lo extraditan de España y llegando aquí lo ponen en libertad y no ha pisado la cárcel, ni tan siquiera los separos de la PGR.


Pero analicemos el caso de Cienfuegos. Un general de cuatro estrellas, ex secretario de la Defensa Nacional, ¿ustedes creen que los Estados Unidos no vio el tamaño del pez que iban a agarrar, antes de hacerlo? Por supuesto que tenían todos los pelos de la burra en la mano.

El presidente no sabía nada, hasta que no lo agarraron, y en la siguiente mañanera, dijo más o menos lo siguiente, “qué bueno que agarraron al general Cienfuegos, parte de época neoliberal, esto ya no va a volver a suceder”. A los pocos días cambió radicalmente su postura y dicen que puso a Marcelo Ebrad a que presionara a las autoridades americanas para que nos lo devolvieran. Se dice que un grupo muy poderoso de generales de Ejército, conocido como “El Sindicato”, presionó al presidente para que actuara de inmediato, antes de que empezara el juicio, porque entonces sería más difícil. Se dice que el presidente Trump le hizo el favor a su amigo mexicano, que fue a ayudarle en su campaña por la reelección. Sólo ellos saben qué argumentos se usaron para lograr algo tan fuera de los cánones.

Cienfuegos, uno más de los que este gobierno de cuarta ha dejado en libertad. Sólo ellos saben el fondo. México sigue a la deriva.