/ viernes 28 de agosto de 2020

Ciudadanos entre videos y evidencias

Un video donde aparecen personas llevando dinero a otras personas que seguramente se grabó para documentar la entrega y tener la prueba de que efectivamente se cumplió con ella. Difícil es creer que la grabación tenga como fin su publicación. Ya serán otros los intereses que lleguen a usar la filtración del video para sacarle provecho con su publicación.

La exhibición de videos entre grupos políticos como la que comenzamos a atestiguar y a juzgar los mexicanos en estos recientes días, nos hacen reflexionar en que los ciudadanos damos al sentido de la vista un valor determinante para elaborar nuestras creencias sobre nuestra realidad político-social.

Los hechos que vemos cuentan mucho más para nosotros (para nuestra actitud y nuestro pensamiento) que aquellos que no vemos. Aunque algunas veces haya montajes o actuaciones para intentar engañarnos, lo que vemos es mucho más estimable que lo que no vemos cuando procedemos a creer y a juzgar.

Bien decimos: “ver para creer”, porque efectivamente más creemos en lo que vemos. La imagen de las cosas (como la entrega-recepción de dinero) que nos da la vista tiene un peso determinante –ya dijimos- en nuestros conceptos y juicios sobre la realidad en que vivimos. “Si no lo veo, no lo creo”, dicho de otro modo.

Nuestras convicciones o certezas, tengamos una u otra ideología, nos llegan por la evidencia. Y la evidencia, por su propia etimología, es lo que se ve. Así que no pudiera haber evidencia sin la acción de ver. Lo que es verdad, lo es porque se ve, de acuerdo con lo dicho.

Un video es una evidencia de la realidad si lo que en él vemos es auténtico, o sea, acorde con los hechos. El video no es una evidencia si representa una ficción, como en las películas donde los actores fingen. Y resulta que en los dos videos virales que exhiben a políticos entregando y recibiendo dinero no hay actuación.

El video como evidencia exhibe una realidad. Y dice el público, entonces: “ya lo vimos y sí, es cierto”. Es una exhibición que impactará nuestras creencias. Este impacto nos puede llevar a confirmar o a rectificar lo que creíamos; o quizá sólo agregue una creencia más a nuestro sistema de ideas.

Lo que vimos los mexicanos en estos videos es parte de una realidad que no es nueva en nuestro país, la realidad donde el poder político danza al compás del poder económico. ¿Necesitaremos más evidencias para creer en esto? ¿Acaso estos videos no hacen sino confirmar lo que muchos ya creían?

La fórmula dinero-política ha funcionado desde siempre, y difícilmente dejará de hacerlo. Se trata de un maridaje de intereses donde la ganancia es de unos cuantos, mientras la mayoría quedamos como meros espectadores, como lo somos, en efecto, de este “video-show” de ambición y cinismo.

Un video donde aparecen personas llevando dinero a otras personas que seguramente se grabó para documentar la entrega y tener la prueba de que efectivamente se cumplió con ella. Difícil es creer que la grabación tenga como fin su publicación. Ya serán otros los intereses que lleguen a usar la filtración del video para sacarle provecho con su publicación.

La exhibición de videos entre grupos políticos como la que comenzamos a atestiguar y a juzgar los mexicanos en estos recientes días, nos hacen reflexionar en que los ciudadanos damos al sentido de la vista un valor determinante para elaborar nuestras creencias sobre nuestra realidad político-social.

Los hechos que vemos cuentan mucho más para nosotros (para nuestra actitud y nuestro pensamiento) que aquellos que no vemos. Aunque algunas veces haya montajes o actuaciones para intentar engañarnos, lo que vemos es mucho más estimable que lo que no vemos cuando procedemos a creer y a juzgar.

Bien decimos: “ver para creer”, porque efectivamente más creemos en lo que vemos. La imagen de las cosas (como la entrega-recepción de dinero) que nos da la vista tiene un peso determinante –ya dijimos- en nuestros conceptos y juicios sobre la realidad en que vivimos. “Si no lo veo, no lo creo”, dicho de otro modo.

Nuestras convicciones o certezas, tengamos una u otra ideología, nos llegan por la evidencia. Y la evidencia, por su propia etimología, es lo que se ve. Así que no pudiera haber evidencia sin la acción de ver. Lo que es verdad, lo es porque se ve, de acuerdo con lo dicho.

Un video es una evidencia de la realidad si lo que en él vemos es auténtico, o sea, acorde con los hechos. El video no es una evidencia si representa una ficción, como en las películas donde los actores fingen. Y resulta que en los dos videos virales que exhiben a políticos entregando y recibiendo dinero no hay actuación.

El video como evidencia exhibe una realidad. Y dice el público, entonces: “ya lo vimos y sí, es cierto”. Es una exhibición que impactará nuestras creencias. Este impacto nos puede llevar a confirmar o a rectificar lo que creíamos; o quizá sólo agregue una creencia más a nuestro sistema de ideas.

Lo que vimos los mexicanos en estos videos es parte de una realidad que no es nueva en nuestro país, la realidad donde el poder político danza al compás del poder económico. ¿Necesitaremos más evidencias para creer en esto? ¿Acaso estos videos no hacen sino confirmar lo que muchos ya creían?

La fórmula dinero-política ha funcionado desde siempre, y difícilmente dejará de hacerlo. Se trata de un maridaje de intereses donde la ganancia es de unos cuantos, mientras la mayoría quedamos como meros espectadores, como lo somos, en efecto, de este “video-show” de ambición y cinismo.