/ viernes 6 de mayo de 2022

Claros oscuros de la reforma electoral del presidente

Hace tan sólo unos días el Presidente de la República “sorprendió” a todos enviando su proyecto de reforma constitucional en materia electoral. Y entrecomillo la palabra “sorprendió”, ya que en realidad semanas antes nos había adelantado algunos de los elementos que hoy sabemos contiene dicho proyecto.

La sorpresa en realidad consistió en que el mandatario la lanzó justo después de la derrota que sufrió en la Cámara de Diputados semanas atrás, con la pretendida reforma de la industria eléctrica.

En términos reales, las posibilidades de que esta nueva reforma sea aprobada son nulas. Si la reforma eléctrica tuvo la virtud de unir como nunca a la oposición, este nuevo intento está muerto desde el primer momento que se dio a conocer, máxime porque afecta en gran medida los intereses de los propios partidos de oposición.

Seguramente este resultado ya está previsto en el cálculo político del Presidente, por lo que entonces, la pregunta que debemos hacernos es ¿Cuál es el verdadero objetivo de presentar una propuesta de reforma que nace muerta?

Podemos delinear varias posibilidades, como, por ejemplo: generar un gran distractor que desvíe la atención de los graves problemas nacionales. O bien, seguir alentando una narrativa de desgaste contra los partidos de oposición. Otra alternativa es continuar polarizando a la sociedad mexicana, o en su caso, extender su estrategia de golpeteo y debilitamiento al INE con miras al 2024, entre otras.

Sin embargo, a mi juicio la más grave y peligrosa, es que una vez que sea formalmente rechazada por no contar con la mayoría calificada en el congreso, se intenten implementar algunos de los elementos de su propuesta vía leyes secundarias (para lo cual, no necesita la mayoría calificada).

Y describo como grave y peligroso este escenario, ya que la propuesta, si bien contiene algunos elementos positivos, en el balance general es nociva para nuestra democracia. Sin embargo, faltaría espacio suficiente en esta breve colaboración para señalar con detalle todos los aspectos negativos de la propuesta, a manera muy sintética resalto algunos:

Debilita financieramente a los partidos de oposición, descontando que Morena por ser el partido en el poder, cuenta con recursos “extra legales” que le daría ventajas competitivas.

Al limitar a los partidos el acceso a recursos públicos sólo para campañas políticas y no para su gasto corriente, incentiva que éstos se alleguen de dinero (y compromisos), de otras fuentes potencialmente peligrosas.

Es de resaltar en la parte negativa, la elección directa de consejeros y magistrados electorales, echando por la borda los estrictos procesos de filtros que hoy existen para garantizar que quienes lleguen a ocupar esas posiciones cuenten con el perfil adecuado para tan importante responsabilidad. Ahora llegarían por popularidad y capacidad económica para hacer una campaña a nivel nacional. ¿Quién pagará esas campañas?

Por último, es falso que se elimine la figura de diputados plurinominales, al contrario, ya que desaparece los distritos electorales, y los partidos publicarán listas estatales, es decir, en otras palabras, todos los diputados serán de representación proporcional, y no representarán a una demarcación particular (distritos).

Mención particular el espíritu centralista (elimina todos los órganos electorales locales, todo se centraliza a nivel federal) y vulnera la soberanía de estados y municipios, ya que la reforma tiene alcances en estas instancias.

Presidente de la Coparmex

Hace tan sólo unos días el Presidente de la República “sorprendió” a todos enviando su proyecto de reforma constitucional en materia electoral. Y entrecomillo la palabra “sorprendió”, ya que en realidad semanas antes nos había adelantado algunos de los elementos que hoy sabemos contiene dicho proyecto.

La sorpresa en realidad consistió en que el mandatario la lanzó justo después de la derrota que sufrió en la Cámara de Diputados semanas atrás, con la pretendida reforma de la industria eléctrica.

En términos reales, las posibilidades de que esta nueva reforma sea aprobada son nulas. Si la reforma eléctrica tuvo la virtud de unir como nunca a la oposición, este nuevo intento está muerto desde el primer momento que se dio a conocer, máxime porque afecta en gran medida los intereses de los propios partidos de oposición.

Seguramente este resultado ya está previsto en el cálculo político del Presidente, por lo que entonces, la pregunta que debemos hacernos es ¿Cuál es el verdadero objetivo de presentar una propuesta de reforma que nace muerta?

Podemos delinear varias posibilidades, como, por ejemplo: generar un gran distractor que desvíe la atención de los graves problemas nacionales. O bien, seguir alentando una narrativa de desgaste contra los partidos de oposición. Otra alternativa es continuar polarizando a la sociedad mexicana, o en su caso, extender su estrategia de golpeteo y debilitamiento al INE con miras al 2024, entre otras.

Sin embargo, a mi juicio la más grave y peligrosa, es que una vez que sea formalmente rechazada por no contar con la mayoría calificada en el congreso, se intenten implementar algunos de los elementos de su propuesta vía leyes secundarias (para lo cual, no necesita la mayoría calificada).

Y describo como grave y peligroso este escenario, ya que la propuesta, si bien contiene algunos elementos positivos, en el balance general es nociva para nuestra democracia. Sin embargo, faltaría espacio suficiente en esta breve colaboración para señalar con detalle todos los aspectos negativos de la propuesta, a manera muy sintética resalto algunos:

Debilita financieramente a los partidos de oposición, descontando que Morena por ser el partido en el poder, cuenta con recursos “extra legales” que le daría ventajas competitivas.

Al limitar a los partidos el acceso a recursos públicos sólo para campañas políticas y no para su gasto corriente, incentiva que éstos se alleguen de dinero (y compromisos), de otras fuentes potencialmente peligrosas.

Es de resaltar en la parte negativa, la elección directa de consejeros y magistrados electorales, echando por la borda los estrictos procesos de filtros que hoy existen para garantizar que quienes lleguen a ocupar esas posiciones cuenten con el perfil adecuado para tan importante responsabilidad. Ahora llegarían por popularidad y capacidad económica para hacer una campaña a nivel nacional. ¿Quién pagará esas campañas?

Por último, es falso que se elimine la figura de diputados plurinominales, al contrario, ya que desaparece los distritos electorales, y los partidos publicarán listas estatales, es decir, en otras palabras, todos los diputados serán de representación proporcional, y no representarán a una demarcación particular (distritos).

Mención particular el espíritu centralista (elimina todos los órganos electorales locales, todo se centraliza a nivel federal) y vulnera la soberanía de estados y municipios, ya que la reforma tiene alcances en estas instancias.

Presidente de la Coparmex