/ sábado 17 de marzo de 2018

Coalición entre AMLO y el PRI; todos contra Anaya

Existe un contraste entre quienes definen estrategias en la carrera presidencial. En Morena, sin duda se trata de mismo Andrés Manuel López Obrador, político de largo colmillo en la implementación de campañas adversas; con un perfil mesiánico, impone su instinto político ante cualquier estrategia o metodología específica.

En el PAN, un brillante joven con carrera meteórica, que le apuesta más a la tecnología y la innovación y una mirada orientada hacia el frente, sin soslayar la experiencia del PAN. Así configuró un plan de trabajo con visión de futuro que prevé más de lo que a México le espera para resolver lo poco que tiene. 

El tercero de la fila, muy lejano del triunfo electoral, José Antonio Meade. Un tecnócrata superviviente de la función pública federal a quien no lo distingue su liderazgo personal, quizá sólo su habilidad para relacionarse con políticos de rango. A su alrededor reunió a los operadores más clásicos del PRI, expertos en el fraude, la manipulación, la “guerra sucia” y la obtención de recursos ilegales para sustentar campañas.

¿Qué espera cada candidato presidencial? López Obrador, un triunfo electoral basado en el hartazgo social hacia la clase política mexicana. Por ello se perfila como caudillo salvador que "resolverá los problemas de México con una nueva Constitución Moral y un buen ejemplo de honestidad en el ejercicio del gobierno, para transformar nuestra cultura política, económica y social corroída por la corrupción, la violencia y el irrespeto a la ley". Ahí está, para quienes cometieron delitos o abuso del poder, la amnistía y el perdón de un nuevo México populista.

 Al equipo de José Antonio Meade ya no lo motiva la permanencia en el poder, sino su supervivencia ante el rompimiento del pacto de impunidad. Ante la advertencia directa de Ricardo Anaya, quien aseguró en caso de llegar al poder, propiciará la investigación y cárcel para quienes cometieron actos de corrupción. A ellos sólo les queda aliarse con quien promete amnistía e impunidad.

 Por eso toman sentido las palabras del perredista Jesús Ortega, quien advirtió que se necesita estar ciego para no ver que hay un acuerdo explícito entre  Andrés Manuel López Obrador y el PRI para sacar de la contienda a Ricardo Anaya, aspirante de la coalición Por México al Frente.

 

alfredopineraguevara@gmail.com

 

Existe un contraste entre quienes definen estrategias en la carrera presidencial. En Morena, sin duda se trata de mismo Andrés Manuel López Obrador, político de largo colmillo en la implementación de campañas adversas; con un perfil mesiánico, impone su instinto político ante cualquier estrategia o metodología específica.

En el PAN, un brillante joven con carrera meteórica, que le apuesta más a la tecnología y la innovación y una mirada orientada hacia el frente, sin soslayar la experiencia del PAN. Así configuró un plan de trabajo con visión de futuro que prevé más de lo que a México le espera para resolver lo poco que tiene. 

El tercero de la fila, muy lejano del triunfo electoral, José Antonio Meade. Un tecnócrata superviviente de la función pública federal a quien no lo distingue su liderazgo personal, quizá sólo su habilidad para relacionarse con políticos de rango. A su alrededor reunió a los operadores más clásicos del PRI, expertos en el fraude, la manipulación, la “guerra sucia” y la obtención de recursos ilegales para sustentar campañas.

¿Qué espera cada candidato presidencial? López Obrador, un triunfo electoral basado en el hartazgo social hacia la clase política mexicana. Por ello se perfila como caudillo salvador que "resolverá los problemas de México con una nueva Constitución Moral y un buen ejemplo de honestidad en el ejercicio del gobierno, para transformar nuestra cultura política, económica y social corroída por la corrupción, la violencia y el irrespeto a la ley". Ahí está, para quienes cometieron delitos o abuso del poder, la amnistía y el perdón de un nuevo México populista.

 Al equipo de José Antonio Meade ya no lo motiva la permanencia en el poder, sino su supervivencia ante el rompimiento del pacto de impunidad. Ante la advertencia directa de Ricardo Anaya, quien aseguró en caso de llegar al poder, propiciará la investigación y cárcel para quienes cometieron actos de corrupción. A ellos sólo les queda aliarse con quien promete amnistía e impunidad.

 Por eso toman sentido las palabras del perredista Jesús Ortega, quien advirtió que se necesita estar ciego para no ver que hay un acuerdo explícito entre  Andrés Manuel López Obrador y el PRI para sacar de la contienda a Ricardo Anaya, aspirante de la coalición Por México al Frente.

 

alfredopineraguevara@gmail.com