/ miércoles 16 de mayo de 2018

Coincidencias

La semana pasada escribí un artículo sobre el “Maestro Kumate” sin percatarme que se publicaría antes del 15 de mayo, Día del Maestro, por lo que para nada mencioné que el artículo aparecería unos días antes de dicha celebración.

Es inevitable que cuando se celebra esta fecha vengan a mi memoria recuerdos de mis queridos maestros desde la primaria, cuyos dos últimos años los cursé en la afamada Escuela María Martínez siendo la maestra María Dolores Álvarez quien impartía clases a 40 alumnos de 5o. y 6o. año que ocupábamos el mismo salón y estábamos sentados en diferentes mesabancos mezclados los alumnos de ambos grados; fue una maestra excepcional y guardo muy gratos recuerdos de ella.

En la Escuela Secundaria y Preparatoria Federal Núm. 13 de Cd. Juárez cursé la secundaria y la preparatoria que en aquellos tiempos era de tan sólo dos años, entre los años 1947 a 1952; el director era el Prof. José Aguirre y Ramos y su esposa la directora de la preparatoria, la profesora María Sotero de Aguirre, que además nos daba la clase de francés y de literatura.

Repasando “Mis memorias” que, como lo afirmé anteriormente, son una muestra de mi falta de memoria, me hicieron recordar los nombres de los maestros de todas las materias tanto de la secundaria como de la preparatoria, muchos de los cuales ya no me acordaba.

En 1953 ingresé a la Escuela Médico Militar, donde tuve muchos maestros, algunos de los cuales ya me he referido con anterioridad; unos eran muy enérgicos e incluso menospreciaban a sus alumnos, otros eran muy tranquilos y pocos hasta eran bromistas. Cada maestro refleja su propia personalidad, lo cual es normal; un maestro tiene que tener una verdadera vocación, sobre todo, los de la primaria que son con los que los niños tienen su primer contacto e influirán en su vida futura; ellos serán la base de la sociedad en el futuro y son precisamente los maestros los que cimentarán la base del futuro de nuestra patria; pienso que con una buena educación, sobre todo en los valores y las virtudes, disminuirá la pobreza y como consecuencia de ello, todo tipo de delincuencia que afecta a nuestro país.

Me congratulo por haber escrito mis memorias, que incluyen dos tomos de 150 páginas cada uno, ya que en ellos vienen los nombres de quienes fueron mis maestros, tanto de la secundaria como de la preparatoria y la Escuela Médico Militar; de no haber sido así, no los hubiera recordado, así como quienes fueron mis maestros en el Hospital Infantil Federico Gómez, que lleva el nombre de su fundador, también médico militar.

Son recuerdos que llegan a mi memoria con motivo de la celebración del Día del Maestro.


La semana pasada escribí un artículo sobre el “Maestro Kumate” sin percatarme que se publicaría antes del 15 de mayo, Día del Maestro, por lo que para nada mencioné que el artículo aparecería unos días antes de dicha celebración.

Es inevitable que cuando se celebra esta fecha vengan a mi memoria recuerdos de mis queridos maestros desde la primaria, cuyos dos últimos años los cursé en la afamada Escuela María Martínez siendo la maestra María Dolores Álvarez quien impartía clases a 40 alumnos de 5o. y 6o. año que ocupábamos el mismo salón y estábamos sentados en diferentes mesabancos mezclados los alumnos de ambos grados; fue una maestra excepcional y guardo muy gratos recuerdos de ella.

En la Escuela Secundaria y Preparatoria Federal Núm. 13 de Cd. Juárez cursé la secundaria y la preparatoria que en aquellos tiempos era de tan sólo dos años, entre los años 1947 a 1952; el director era el Prof. José Aguirre y Ramos y su esposa la directora de la preparatoria, la profesora María Sotero de Aguirre, que además nos daba la clase de francés y de literatura.

Repasando “Mis memorias” que, como lo afirmé anteriormente, son una muestra de mi falta de memoria, me hicieron recordar los nombres de los maestros de todas las materias tanto de la secundaria como de la preparatoria, muchos de los cuales ya no me acordaba.

En 1953 ingresé a la Escuela Médico Militar, donde tuve muchos maestros, algunos de los cuales ya me he referido con anterioridad; unos eran muy enérgicos e incluso menospreciaban a sus alumnos, otros eran muy tranquilos y pocos hasta eran bromistas. Cada maestro refleja su propia personalidad, lo cual es normal; un maestro tiene que tener una verdadera vocación, sobre todo, los de la primaria que son con los que los niños tienen su primer contacto e influirán en su vida futura; ellos serán la base de la sociedad en el futuro y son precisamente los maestros los que cimentarán la base del futuro de nuestra patria; pienso que con una buena educación, sobre todo en los valores y las virtudes, disminuirá la pobreza y como consecuencia de ello, todo tipo de delincuencia que afecta a nuestro país.

Me congratulo por haber escrito mis memorias, que incluyen dos tomos de 150 páginas cada uno, ya que en ellos vienen los nombres de quienes fueron mis maestros, tanto de la secundaria como de la preparatoria y la Escuela Médico Militar; de no haber sido así, no los hubiera recordado, así como quienes fueron mis maestros en el Hospital Infantil Federico Gómez, que lleva el nombre de su fundador, también médico militar.

Son recuerdos que llegan a mi memoria con motivo de la celebración del Día del Maestro.