“La paz sólo puede durar cuando se respetan los Derechos Humanos”
- Dalai lama -
Para cuando se publiquen las presentes líneas seguramente los diputados de nuestro querido Chihuahua ya habrán elegido a quien presidirá la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), lugar que dejará José Luis Armendáriz, hombre de quien siempre recibí un trato amable y respetuoso, como debe ser. Quiero suponer que nuestros finos legisladores locales se dieron a la tarea de analizar de forma consciente y eficaz los perfiles de cada mujer y cada hombre que pretendieron ocupar la aludida presidencia y que realmente valoraron las capacidades de éstos y que su decisión no obedeció a otro tipo de cuestiones que tienen que ver con el influyentismo: una conciencia tranquila es el mejor somnífero.
Es obligación hoy en día tanto en el ámbito nacional como en el internacional dar a conocer, garantizar y por supuesto respetar los Derechos Humanos adquiridos por el hecho de ser persona permitiéndole un desarrollo tanto en lo físico, lo mental y en lo cultural a través de la integridad, la seguridad, la educación, el trabajo, la vivienda y la salud; aquí en el estado esta competencia recae en la CEDH.
Dentro de las principales y urgentes funciones que tiene esta comisión está asegurarse de que la sociedad conozca a la perfección cuáles son todos sus derechos, porque difícilmente una persona denunciará alguna violación a los mismos cuando ni siquiera sabe que los tiene. Suena muy simple, lo sé, pero sucede.
El actual gobierno federal encabezado por Andrés Manuel López Obrador firmará un importante convenio con la Oficina de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, dirigida actualmente por la ex presidente de Chile Michelle Bachelet, para que la polémica Guardia Nacional de México respete a través de un protocolo los Derechos Humanos de la ciudadanía. Bachelet se pronunció a favor de fortalecer a los policías civiles en lugar de la militarización, por algo será, ¿no?
Al nuevo o la nueva titular de la CEDH le deseo un buen desempeño en su función y que el sello de su gestión sea el de llevar a cabo un modelo que dé respuesta a las exigencias actuales de los ciudadanos que, por difícil que parezca, siguen siendo golpeados en sus más trascendentes derechos. Ande pues.
