/ sábado 30 de abril de 2022

Cómo el sector forestal puede aprovechar la exigencia mundial de reducir las emisiones de CO2

Por: Óscar Estrada

La creciente conciencia mundial sobre la realidad del cambio climático y sus efectos previsiblemente catastróficos para la humanidad están induciendo la adopción de políticas públicas por parte de los gobiernos del mundo y de políticas internas cada vez más exigentes en las empresas de todo tipo, para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y con ello mitigar los efectos del cambio climático.

Es importante además, tomar en cuenta que hoy no son sólo las decisiones de los gobiernos o las empresas por interés propio, lo que está induciendo estas nuevas prácticas. El comercio internacional es cada vez más exigente y está promoviendo en la sociedad, la compra de bienes y servicios que son producidos por organizaciones o empresas que demuestran que están adoptando compromisos con el cuidado del medio ambiente en sus procesos.

Otro factor a tomar en cuenta es que los grandes bancos o instituciones financieras han iniciado una agresiva campaña de promoción de créditos hacia proyectos o empresas que tomen en cuenta los aspectos ambientales. Con ello no sólo se pretende promover o facilitar negocios amigables con el medio ambiente, sino además, mejorar la imagen de los propios bancos, como instituciones que adoptan sus propias medidas en este importante tema.

Y no son sólo las políticas de promoción o de inducción, sino que ya existen incluso políticas restrictivas para el comercio internacional de productos o servicios que no provengan de fuentes o procesos que incorporen medidas para la protección del medio ambiente. Por ejemplo, la Comisión Europea ya aprobó el Reglamento del Mecanismo de Ajuste de Fronteras de Carbono (CBAM, en inglés), con el cual se pretende garantizar que los importadores paguen el mismo precio del carbono que los productores de la UE, y con ello garantizar la igualdad de trato para los productos fabricados en la UE y las importaciones procedentes de otros lugares, para evitar la “fuga de carbono”.

Todas estas acciones que ya se están implementando a nivel mundial, obligarán más temprano que tarde a las empresas que participan en los mercados internacionales a adoptar medidas para reducir y compensar sus emisiones de CO2. Hay que recordar que en todo proceso productivo se pueden reducir las emisiones sólo hasta cierto límite. Cuando ya no es posible reducir más, se debe entonces compensar las emisiones restantes con la captura de carbono en otro proceso; a ello se le llama compensación de emisiones.

Es aquí donde entran en juego los terrenos forestales. Es bien sabido que los bosques son ecosistemas naturales que capturan el CO2 de la atmósfera y almacenan el carbono. Las empresas u organizaciones que estén comprometidas en compensar sus emisiones pueden acercarse a los dueños de los bosques y buscar acuerdos con ellos para financiar programas de reforestación, conservación y buen manejo, que permitan aumentar los acervos de carbono en los bosques.

De esta forma todos saldríamos ganando; las empresas pueden alcanzar sus metas de compensación de emisiones, los productores forestales tendrían ingresos extra para conservar e incrementar sus recursos forestales, y la sociedad en general se beneficiaría de los servicios ambientales que proporcionan los bosques. Sólo hace falta entonces promover un acercamiento entre ellos y urge hacerlo.

oestradam81@hotmail.com

Por: Óscar Estrada

La creciente conciencia mundial sobre la realidad del cambio climático y sus efectos previsiblemente catastróficos para la humanidad están induciendo la adopción de políticas públicas por parte de los gobiernos del mundo y de políticas internas cada vez más exigentes en las empresas de todo tipo, para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y con ello mitigar los efectos del cambio climático.

Es importante además, tomar en cuenta que hoy no son sólo las decisiones de los gobiernos o las empresas por interés propio, lo que está induciendo estas nuevas prácticas. El comercio internacional es cada vez más exigente y está promoviendo en la sociedad, la compra de bienes y servicios que son producidos por organizaciones o empresas que demuestran que están adoptando compromisos con el cuidado del medio ambiente en sus procesos.

Otro factor a tomar en cuenta es que los grandes bancos o instituciones financieras han iniciado una agresiva campaña de promoción de créditos hacia proyectos o empresas que tomen en cuenta los aspectos ambientales. Con ello no sólo se pretende promover o facilitar negocios amigables con el medio ambiente, sino además, mejorar la imagen de los propios bancos, como instituciones que adoptan sus propias medidas en este importante tema.

Y no son sólo las políticas de promoción o de inducción, sino que ya existen incluso políticas restrictivas para el comercio internacional de productos o servicios que no provengan de fuentes o procesos que incorporen medidas para la protección del medio ambiente. Por ejemplo, la Comisión Europea ya aprobó el Reglamento del Mecanismo de Ajuste de Fronteras de Carbono (CBAM, en inglés), con el cual se pretende garantizar que los importadores paguen el mismo precio del carbono que los productores de la UE, y con ello garantizar la igualdad de trato para los productos fabricados en la UE y las importaciones procedentes de otros lugares, para evitar la “fuga de carbono”.

Todas estas acciones que ya se están implementando a nivel mundial, obligarán más temprano que tarde a las empresas que participan en los mercados internacionales a adoptar medidas para reducir y compensar sus emisiones de CO2. Hay que recordar que en todo proceso productivo se pueden reducir las emisiones sólo hasta cierto límite. Cuando ya no es posible reducir más, se debe entonces compensar las emisiones restantes con la captura de carbono en otro proceso; a ello se le llama compensación de emisiones.

Es aquí donde entran en juego los terrenos forestales. Es bien sabido que los bosques son ecosistemas naturales que capturan el CO2 de la atmósfera y almacenan el carbono. Las empresas u organizaciones que estén comprometidas en compensar sus emisiones pueden acercarse a los dueños de los bosques y buscar acuerdos con ellos para financiar programas de reforestación, conservación y buen manejo, que permitan aumentar los acervos de carbono en los bosques.

De esta forma todos saldríamos ganando; las empresas pueden alcanzar sus metas de compensación de emisiones, los productores forestales tendrían ingresos extra para conservar e incrementar sus recursos forestales, y la sociedad en general se beneficiaría de los servicios ambientales que proporcionan los bosques. Sólo hace falta entonces promover un acercamiento entre ellos y urge hacerlo.

oestradam81@hotmail.com