/ martes 18 de agosto de 2020

¡Cómo, jugando dominó!

Hace unos días repetí una expresión que empleaba un buen amigo al jugar dominó: “Juego con dos enemigos y un traidor”.

Y esto vino a mi mente porque hay una tendencia en tiempos recientes donde las acciones y decisiones de las autoridades federales parecen venir a darle sentido a este sencillo dicho popular.

Recientemente nuestros encargados del manejo y control de las aguas del país actuaron, aunque con cierta razón, con más destiempo, a ejecutar la extracción de millones de metros cúbicos de agua de nuestras presas en pleno ciclo de riego de la región chihuahuense, y pagando de manera anticipada el agua de un tratado que dada su antigüedad pudiera ya ser corregido y modificado como lo fue también el Tlcan con el T-MEC.

La desafortunada sumisión y lo disciplinado de nuestras autoridades en estos rubros parece asimétrico, por un lado acatamos la intromisión en asuntos laborales del país, para mi gusto afectando nuestra autonomía, y por otra, no somos capaces de proteger nuestra autosuficiencia ante la entrega del vital líquido, y ni siquiera dar cabida a que los plazos nos den oportunidad de equilibrar la situación de manera más efectiva.

Ahora tenemos una decisión que sólo involucra a las reglas internas, aunque de comercio exterior, pero definidas y ejecutadas dentro de nuestras fronteras.

Los cambios en las Reglas Generales de Comercio Exterior (RGCE), han sido un balde de agua fría para las empresas importadoras y exportadoras del país, primordialmente a los programas Immex. Se han dado a la tarea, de nuevo, de cambiar las reglas, de hacerlo de manera abrupta, no consensuada y arbitraria, además en tiempos que no parecen tener lógica. Permítanme explicarlo.

Desde marzo tenemos efectos negativos en la economía derivados de la pandemia y las restricciones que ésta pone a la actividad productiva y comercial. Caídas del 30% y 50% en la actividad de exportación en dos meses, donde las empresas invirtieron millones de pesos en adecuar las condiciones, aumentar servicios y además de mantener los pagos de los 2.8 millones de empleados de la industria de exportación afiliadas a Index en nivel nacional, en el estado cerca de los 400 mil. Es pues, reducción o nulas ventas, gastos constantes, sin concesiones de diferimientos de pagos fiscales federales, mucho menos pensar (aun cuando nunca fueron planteadas), apoyos para mantener las empresas operando cuando así se permitiera, en fin, la empresa “rascándose con sus uñas” y buscando subsistir y mantener en lo posible los empleos de todos sus colaboradores.

No fue todo lo anterior posible. Desafortunadamente los mercados y las condiciones de operación no permitieron dar sostenimiento a todas las plazas, y aun cuando se ha mantenido limitada la pérdida de empleos se estima el efecto para fin del año 2020 podría ser de alrededor del 20%, la tendencia sigue en ese sentido.

Con las contras así, y aún manteniendo estrictas medidas de control contra la pandemia, las operaciones hacen repunte en junio, y proyectan mejor en julio, en nuestra entidad incluso hemos tenido el anuncio de nuevas inversiones, que aunque son crecimiento orgánico, son numerosas en empleos y valor agregado, importantes y poco comunes en nuestro país, somos de nuevo punta de lanza en generación de empleos en los peores tiempos para que esto suceda.

Esas contrariedades se podrían considerar los enemigos, y seguimos llevando la mano (como en el dominó), pero nuestro compañero teórico (las autoridades que quieren reactivar la economía, recuperar el empleo, atraer inversiones extranjeras y desarrollar propias), ahora nos ponen un traspié. Han acabado de dar puntilla a los más de 3 mil 600 empresas certificadas IVA-IEPS, les quitan sus beneficios que ya se había probado facilitaban el proceso de atracción de inversiones y facilitaban el intercambio comercial con los países del mundo, y además era un gran refuerzo al recién firmado T-MEC. Hoy no sólo restringen los días de permanencia de los bienes en el país a la mitad, los despachos en las instalaciones (muy útiles en productos de autos y aeronaves), sino que se desaparecen los tiempos cortos de devolución del IVA, y caen en las mismas categorías que muchas empresas que no habían puesto los controles y regulaciones para mantener las categorías A, AA y AAA, de acuerdo a las mismas reglas del SAT.

Fueron nueve beneficios eliminados de las empresas Certificadas IVA; tres beneficios eliminados, aunque existen en las empresas certificadas OEA, y cinco beneficios que desaparecen y se transfieren únicamente a las empresas OEA. En general, cambios de reglas, de la noche a la mañana, sin consenso ni previo aviso, y aún más con retroactividad en el cobro de la certificación, que cuando se refrendaba no tenía costo, y esto llega a ser con recargos y multas de cientos de miles de pesos.

Aquí el flujo de efectivo, la restricción y la amenaza parecen la regla, la reactivación económica parece que no es importante, y a lo mejor queremos otro modelo económico para salir adelante, pero estamos matando el modelo sin tener nada que pueda reemplazarlo ni cerca, estamos matando lo poco que nos da empleos, algo más ya de transferencia de tecnologías, de desarrollo de patentes, de imagen internacional y algún bastión que nos atraiga divisas a parte de nuestros despatriados amigos y familiares que enviar las remesas porque no podemos aún darles mejores oportunidades en su país.

Dos o más enemigos, pero además el compañero parece un traidor, que en lugar de dar salida a nuestras fichas nos ahorca las mulas y quita las puertas, como se dice en el argot del juego.

¡¡¡Ojalá y aprendiera a jugar!!!

Hace unos días repetí una expresión que empleaba un buen amigo al jugar dominó: “Juego con dos enemigos y un traidor”.

Y esto vino a mi mente porque hay una tendencia en tiempos recientes donde las acciones y decisiones de las autoridades federales parecen venir a darle sentido a este sencillo dicho popular.

Recientemente nuestros encargados del manejo y control de las aguas del país actuaron, aunque con cierta razón, con más destiempo, a ejecutar la extracción de millones de metros cúbicos de agua de nuestras presas en pleno ciclo de riego de la región chihuahuense, y pagando de manera anticipada el agua de un tratado que dada su antigüedad pudiera ya ser corregido y modificado como lo fue también el Tlcan con el T-MEC.

La desafortunada sumisión y lo disciplinado de nuestras autoridades en estos rubros parece asimétrico, por un lado acatamos la intromisión en asuntos laborales del país, para mi gusto afectando nuestra autonomía, y por otra, no somos capaces de proteger nuestra autosuficiencia ante la entrega del vital líquido, y ni siquiera dar cabida a que los plazos nos den oportunidad de equilibrar la situación de manera más efectiva.

Ahora tenemos una decisión que sólo involucra a las reglas internas, aunque de comercio exterior, pero definidas y ejecutadas dentro de nuestras fronteras.

Los cambios en las Reglas Generales de Comercio Exterior (RGCE), han sido un balde de agua fría para las empresas importadoras y exportadoras del país, primordialmente a los programas Immex. Se han dado a la tarea, de nuevo, de cambiar las reglas, de hacerlo de manera abrupta, no consensuada y arbitraria, además en tiempos que no parecen tener lógica. Permítanme explicarlo.

Desde marzo tenemos efectos negativos en la economía derivados de la pandemia y las restricciones que ésta pone a la actividad productiva y comercial. Caídas del 30% y 50% en la actividad de exportación en dos meses, donde las empresas invirtieron millones de pesos en adecuar las condiciones, aumentar servicios y además de mantener los pagos de los 2.8 millones de empleados de la industria de exportación afiliadas a Index en nivel nacional, en el estado cerca de los 400 mil. Es pues, reducción o nulas ventas, gastos constantes, sin concesiones de diferimientos de pagos fiscales federales, mucho menos pensar (aun cuando nunca fueron planteadas), apoyos para mantener las empresas operando cuando así se permitiera, en fin, la empresa “rascándose con sus uñas” y buscando subsistir y mantener en lo posible los empleos de todos sus colaboradores.

No fue todo lo anterior posible. Desafortunadamente los mercados y las condiciones de operación no permitieron dar sostenimiento a todas las plazas, y aun cuando se ha mantenido limitada la pérdida de empleos se estima el efecto para fin del año 2020 podría ser de alrededor del 20%, la tendencia sigue en ese sentido.

Con las contras así, y aún manteniendo estrictas medidas de control contra la pandemia, las operaciones hacen repunte en junio, y proyectan mejor en julio, en nuestra entidad incluso hemos tenido el anuncio de nuevas inversiones, que aunque son crecimiento orgánico, son numerosas en empleos y valor agregado, importantes y poco comunes en nuestro país, somos de nuevo punta de lanza en generación de empleos en los peores tiempos para que esto suceda.

Esas contrariedades se podrían considerar los enemigos, y seguimos llevando la mano (como en el dominó), pero nuestro compañero teórico (las autoridades que quieren reactivar la economía, recuperar el empleo, atraer inversiones extranjeras y desarrollar propias), ahora nos ponen un traspié. Han acabado de dar puntilla a los más de 3 mil 600 empresas certificadas IVA-IEPS, les quitan sus beneficios que ya se había probado facilitaban el proceso de atracción de inversiones y facilitaban el intercambio comercial con los países del mundo, y además era un gran refuerzo al recién firmado T-MEC. Hoy no sólo restringen los días de permanencia de los bienes en el país a la mitad, los despachos en las instalaciones (muy útiles en productos de autos y aeronaves), sino que se desaparecen los tiempos cortos de devolución del IVA, y caen en las mismas categorías que muchas empresas que no habían puesto los controles y regulaciones para mantener las categorías A, AA y AAA, de acuerdo a las mismas reglas del SAT.

Fueron nueve beneficios eliminados de las empresas Certificadas IVA; tres beneficios eliminados, aunque existen en las empresas certificadas OEA, y cinco beneficios que desaparecen y se transfieren únicamente a las empresas OEA. En general, cambios de reglas, de la noche a la mañana, sin consenso ni previo aviso, y aún más con retroactividad en el cobro de la certificación, que cuando se refrendaba no tenía costo, y esto llega a ser con recargos y multas de cientos de miles de pesos.

Aquí el flujo de efectivo, la restricción y la amenaza parecen la regla, la reactivación económica parece que no es importante, y a lo mejor queremos otro modelo económico para salir adelante, pero estamos matando el modelo sin tener nada que pueda reemplazarlo ni cerca, estamos matando lo poco que nos da empleos, algo más ya de transferencia de tecnologías, de desarrollo de patentes, de imagen internacional y algún bastión que nos atraiga divisas a parte de nuestros despatriados amigos y familiares que enviar las remesas porque no podemos aún darles mejores oportunidades en su país.

Dos o más enemigos, pero además el compañero parece un traidor, que en lugar de dar salida a nuestras fichas nos ahorca las mulas y quita las puertas, como se dice en el argot del juego.

¡¡¡Ojalá y aprendiera a jugar!!!