Las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo… del miedo al cambio (Octavio Paz)
Terminar con las viejas mañas en la política es el gran reto de la cuarta transformación que aún no sabe cómo hacerle para erradicar vicios, cambiar estructuras y lograr efectividad en la lucha contra la corrupción y la impunidad que aún reinan en nuestro país ante la dificultad que representa el llegar a los peldaños inferiores de la escalera cuando ésta se está barriendo.
Y es que las viejas mañas siguen presentes. Aún hay quienes piensan que ejerciéndolas como tradicionalmente se ha hecho, se puede acceder más fácilmente a las posiciones de poder y ante el inminente proceso electoral del año próximo ya están maquinando las formas de participación; Desde cómo allegarse de recursos económicos y de los votos necesarios para asegurar el triunfo, así como de las mentiras, digo, promesas de campaña que van a esgrimir hasta como vencer al contrincante de su mismo partido que tiene la misma aspiración.
La carrera ya inició y con ventajas para quienes ostentan puestos desde donde pueden ejercer su dominio. Funcionarios que por azares del destino han sido presidentes municipales por un día, ya se sienten con las alforjas llenas para participar en la contienda y desde sus trincheras de poder ejercen acciones para allanar el camino a sus aspiraciones personales, sintiéndose la punta de la locomotora.
Afortunadamente la sociedad está despertando, las benditas redes sociales han tenido una gran influencia en este despertar ciudadano donde el común de las personas ya no nos chupamos el dedo ante las palabras de los políticos que aún creen que estamos en los tiempos donde las promesas y la demagogia eran fundamentales para lograr la aceptación popular.
Y si usted no lo cree, solo hay que analizar las causas por las cuales el actual gobernador de chihuahua solo tiene un 27.7 por ciento de aceptación, cuando los ciudadanos casi creemos en su discurso y la demagogia configura un excelente escenario, pero que a pocos convence.
Los tiempos han cambiado, ahora hay que demostrar con hechos lo que se pretende hacer con palabras o se pierde la confianza y se terminará dejando como legado, una historia de vergüenza por lo hecho, lo no hecho y lo mal hecho.
¡Al tiempo!….
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