/ lunes 26 de abril de 2021

#ContraloresCarnales

Por: Amín Anchondo

El combate a la corrupción ha sido el trending topic de al menos los últimos 6 años. Sobre todo desde la creación del sistema nacional anticorrupción. Esto derivó en más de 11 reformas a diferentes leyes para poder generar un marco jurídico que logre hacer algo para combatir la corrupción y poder sancionar a quien obre mal en la administración pública.

Sin embargo, como siempre que se hacen estas reformas, los más desprotegidos o los menos beneficiados fueron los municipios. A pesar de ser el nivel de gobierno más cercano a la ciudadanía, el que conoce de mejor manera las problemáticas, el gobierno que da los mayores servicios públicos y el primer respondiente en muchas situaciones, se dejó al final y se constituyó el combate a la corrupción de una forma que no servirá. Y a continuación explico por qué.

Parte esencial del combate a la corrupción es hacer que las instituciones sirvan, para que esto suceda deben contar con independencia jerárquica de quien revisa autonomía presupuestal para no ser presionados. Sin embargo, a los municipios se les pidió generar Órganos Internos de Control que serán los responsables de recibir denuncias o hacer revisiones para después investigar, sustanciar y sancionar las faltas administrativas no graves. Pero el gran error fue dejar que quien ocupe la presidencia municipal decida quién será su titular del Órgano Interno. Esto hace que tengas contralores carnales que nunca se atreverán a enfrentar o sancionar las faltas que le sean denunciadas por los mismos servidores públicos, o bien, por la ciudadanía.

Esto sólo fomenta que sigan existiendo espacios donde se puedan realizar actos de corrupción, ya que a sabiendas de que no serán sancionados y que quedarán impunes, quienes tienden a tener estas conductas no tienen un incentivo que haga que cambien su forma de actuar, no hay castigo para los corruptos sino todo lo contrario, un órgano carnal vela por que la administración de la cual emana esté blindada contra entes externos.

La propuesta es clara, los métodos de elección planteados al día de hoy no abonan al sistema anticorrupción, necesitamos que los órganos sancionadores en todos los niveles sean realmente autónomos, en el caso del nivel municipal, es necesario un método de selección integral que garantice que quién llegue a ser titular del OIC, sea imparcial y realice el ejercicio de sus funciones tal cual fueron concebidas por los y las legisladoras. Desde ser seleccionado dentro de una terna propuesta por los y las integrantes de los cabildos, hasta el método de concurso público para que quienes crean que cuentan con el perfil idóneo postulen para dicho cargo y sean seleccionados por un órgano colegiado integrado por los distintos sectores de la sociedad.

Como se dice comúnmente “Querer es poder”, en este caso la voluntad política lo es todo, mientras los y las gobernantes no pongan de su parte acabar con la corrupción será algo muy difícil, exijamos que se eleve el debate, que el combate a la corrupción no se quede en el discurso. Exijamos que las intenciones se conviertan en acciones por y para el bien de todos y todas. Ojalá los candidatos a la presidencia municipal ofrezcan seleccionar a su titular del Órgano Interno por medio de un mecanismo ciudadano que garantice al menos una pequeña independencia. Sería una gran propuesta que demostraría convicción para combatir la corrupción.

Por: Amín Anchondo

El combate a la corrupción ha sido el trending topic de al menos los últimos 6 años. Sobre todo desde la creación del sistema nacional anticorrupción. Esto derivó en más de 11 reformas a diferentes leyes para poder generar un marco jurídico que logre hacer algo para combatir la corrupción y poder sancionar a quien obre mal en la administración pública.

Sin embargo, como siempre que se hacen estas reformas, los más desprotegidos o los menos beneficiados fueron los municipios. A pesar de ser el nivel de gobierno más cercano a la ciudadanía, el que conoce de mejor manera las problemáticas, el gobierno que da los mayores servicios públicos y el primer respondiente en muchas situaciones, se dejó al final y se constituyó el combate a la corrupción de una forma que no servirá. Y a continuación explico por qué.

Parte esencial del combate a la corrupción es hacer que las instituciones sirvan, para que esto suceda deben contar con independencia jerárquica de quien revisa autonomía presupuestal para no ser presionados. Sin embargo, a los municipios se les pidió generar Órganos Internos de Control que serán los responsables de recibir denuncias o hacer revisiones para después investigar, sustanciar y sancionar las faltas administrativas no graves. Pero el gran error fue dejar que quien ocupe la presidencia municipal decida quién será su titular del Órgano Interno. Esto hace que tengas contralores carnales que nunca se atreverán a enfrentar o sancionar las faltas que le sean denunciadas por los mismos servidores públicos, o bien, por la ciudadanía.

Esto sólo fomenta que sigan existiendo espacios donde se puedan realizar actos de corrupción, ya que a sabiendas de que no serán sancionados y que quedarán impunes, quienes tienden a tener estas conductas no tienen un incentivo que haga que cambien su forma de actuar, no hay castigo para los corruptos sino todo lo contrario, un órgano carnal vela por que la administración de la cual emana esté blindada contra entes externos.

La propuesta es clara, los métodos de elección planteados al día de hoy no abonan al sistema anticorrupción, necesitamos que los órganos sancionadores en todos los niveles sean realmente autónomos, en el caso del nivel municipal, es necesario un método de selección integral que garantice que quién llegue a ser titular del OIC, sea imparcial y realice el ejercicio de sus funciones tal cual fueron concebidas por los y las legisladoras. Desde ser seleccionado dentro de una terna propuesta por los y las integrantes de los cabildos, hasta el método de concurso público para que quienes crean que cuentan con el perfil idóneo postulen para dicho cargo y sean seleccionados por un órgano colegiado integrado por los distintos sectores de la sociedad.

Como se dice comúnmente “Querer es poder”, en este caso la voluntad política lo es todo, mientras los y las gobernantes no pongan de su parte acabar con la corrupción será algo muy difícil, exijamos que se eleve el debate, que el combate a la corrupción no se quede en el discurso. Exijamos que las intenciones se conviertan en acciones por y para el bien de todos y todas. Ojalá los candidatos a la presidencia municipal ofrezcan seleccionar a su titular del Órgano Interno por medio de un mecanismo ciudadano que garantice al menos una pequeña independencia. Sería una gran propuesta que demostraría convicción para combatir la corrupción.