/ viernes 28 de junio de 2019

Coordinación y presupuesto para la política cultural en México

Dice la secretaria de Cultura, Alejandra Fraustro, que van a garantizar el derecho a la cultura. Un gran reto, el cual exige coordinar las estrategias nacionales y locales. Se requiere de un gran esfuerzo de voluntad política, pero también de presupuesto en todos los niveles de gobierno.

Los titulares de cultura de los estados se reunieron con la mencionada funcionaria federal, en el Museo Nacional de Historia, en la Ciudad de México. El objetivo de la reunión fue definir la política cultural del país. Aunque definir no es más que el comienzo de una estrategia. Lo fuerte viene con la implementación de esas políticas culturales desde nivel federal hasta el nivel municipal.

Alejandra Fraustro ha dicho que se busca una coordinación con los titulares del área en cada estado. Esta es labor de rutina en una dependencia federal; ojalá que dichas reuniones sirvan para algo más que la foto y haya resultados tangibles. Efectividad, es lo que importa, como en cualquier área administrativa.

Esperamos que esa voluntad de servir desde los gobiernos derribe la barrera del prejuicio (político-administrativo) que siempre manda a las necesidades culturales de la comunidad al final de la lista de “cosas por atender”. La cultura no es un accesorio de la sociedad, sino una necesidad a la cual hay que destinar recursos.

Los encargados de la política cultural en cualquier nivel deben contemplar las necesidades culturales como básicas y abocarse a una gestión efectiva de los recursos para satisfacerlas. Cada responsable del área en los gobiernos debe defender su presupuesto para programas y estrategias para el bien común.

Las actividades culturales dignifican la vida humana, dando sentido a la vida individual y grupal. La tarea de los gobiernos en este aspecto es la de fortalecer todo aquello que hace posible que dichas actividades se rescaten, perduren y crezcan como un bien social.

Es importante que haya reuniones para definir qué hacer y cómo hacerlo, pero de nada sirven sin presupuesto. Hay que definir qué hacer, pero antes hay disponer de los recursos para hacerlo.

Dice la secretaria de Cultura, Alejandra Fraustro, que van a garantizar el derecho a la cultura. Un gran reto, el cual exige coordinar las estrategias nacionales y locales. Se requiere de un gran esfuerzo de voluntad política, pero también de presupuesto en todos los niveles de gobierno.

Los titulares de cultura de los estados se reunieron con la mencionada funcionaria federal, en el Museo Nacional de Historia, en la Ciudad de México. El objetivo de la reunión fue definir la política cultural del país. Aunque definir no es más que el comienzo de una estrategia. Lo fuerte viene con la implementación de esas políticas culturales desde nivel federal hasta el nivel municipal.

Alejandra Fraustro ha dicho que se busca una coordinación con los titulares del área en cada estado. Esta es labor de rutina en una dependencia federal; ojalá que dichas reuniones sirvan para algo más que la foto y haya resultados tangibles. Efectividad, es lo que importa, como en cualquier área administrativa.

Esperamos que esa voluntad de servir desde los gobiernos derribe la barrera del prejuicio (político-administrativo) que siempre manda a las necesidades culturales de la comunidad al final de la lista de “cosas por atender”. La cultura no es un accesorio de la sociedad, sino una necesidad a la cual hay que destinar recursos.

Los encargados de la política cultural en cualquier nivel deben contemplar las necesidades culturales como básicas y abocarse a una gestión efectiva de los recursos para satisfacerlas. Cada responsable del área en los gobiernos debe defender su presupuesto para programas y estrategias para el bien común.

Las actividades culturales dignifican la vida humana, dando sentido a la vida individual y grupal. La tarea de los gobiernos en este aspecto es la de fortalecer todo aquello que hace posible que dichas actividades se rescaten, perduren y crezcan como un bien social.

Es importante que haya reuniones para definir qué hacer y cómo hacerlo, pero de nada sirven sin presupuesto. Hay que definir qué hacer, pero antes hay disponer de los recursos para hacerlo.