/ viernes 20 de marzo de 2020

Coronavirus

Si tiene usted oportunidad de platicar en confianza con el director de algún hospital pídale que le dé su opinión sobre los presupuestos que tenga acerca de la pandemia del coronavirus. Es del dominio público que estamos en un momento histórico muy especial en el cual confluyen problemas de salud y de recesión económica.

Nos sobra información. Estamos saturados de datos verdaderos y falsos. Todos tenemos nuestras opiniones sobre lo que es conveniente hacer y, sin embargo, vamos cambiando al abrir un nuevo y revelador mensaje. Pasamos del pesimismo, a la seguridad, y de la histeria, a la esperanza. Retransmitimos los videos y los memes serios y jocosos…, todos vamos tejiendo una enorme cobija de confusión muy bien argumentada. Pero nos sigue costando trabajo cambiar nuestros hábitos.

Desafortunadamente la sociedad desconfía de los gobernantes, pues ellos tienen sus formas muy especiales de ver las cosas, y ya les perdieron la confianza. Ahora más que nunca es fundamental ejercitarnos en la prudencia y cuidar de la familia tomando medidas que quizás molesten a los jóvenes.

Si nos dejamos dominar por el miedo o, por el contrario, le restamos importancia a los hechos, podemos cometer errores graves para nosotros y para otros. Según parece, en lo que la mayoría de los expertos dicen, es fundamental romper la cadena de transmisión de la enfermedad a base de limitar nuestras salidas de las casas, excepto los asuntos de verdadera necesidad.

Sabemos que nuestros hospitales públicos suelen tener llenas sus salas de urgencias por problemas que no tienen que ver con este virus. Este hecho deja patente que si no nos cuidamos a nosotros mismos podemos colapsar los servicios de asistencia médica, y seria terrible, por lo mismo, que el personal sanitario resultara contagiado.

Esta es una oportunidad muy valiosa para recordar que Dios existe y crecer en madurez, responsabilidad, solidaridad y muchas otras virtudes, al tiempo que trabajamos en una sana convivencia dentro del ambiente familiar. Nota: Para conseguir esto se admiten sugerencias.

www.padrealejandro.org

Si tiene usted oportunidad de platicar en confianza con el director de algún hospital pídale que le dé su opinión sobre los presupuestos que tenga acerca de la pandemia del coronavirus. Es del dominio público que estamos en un momento histórico muy especial en el cual confluyen problemas de salud y de recesión económica.

Nos sobra información. Estamos saturados de datos verdaderos y falsos. Todos tenemos nuestras opiniones sobre lo que es conveniente hacer y, sin embargo, vamos cambiando al abrir un nuevo y revelador mensaje. Pasamos del pesimismo, a la seguridad, y de la histeria, a la esperanza. Retransmitimos los videos y los memes serios y jocosos…, todos vamos tejiendo una enorme cobija de confusión muy bien argumentada. Pero nos sigue costando trabajo cambiar nuestros hábitos.

Desafortunadamente la sociedad desconfía de los gobernantes, pues ellos tienen sus formas muy especiales de ver las cosas, y ya les perdieron la confianza. Ahora más que nunca es fundamental ejercitarnos en la prudencia y cuidar de la familia tomando medidas que quizás molesten a los jóvenes.

Si nos dejamos dominar por el miedo o, por el contrario, le restamos importancia a los hechos, podemos cometer errores graves para nosotros y para otros. Según parece, en lo que la mayoría de los expertos dicen, es fundamental romper la cadena de transmisión de la enfermedad a base de limitar nuestras salidas de las casas, excepto los asuntos de verdadera necesidad.

Sabemos que nuestros hospitales públicos suelen tener llenas sus salas de urgencias por problemas que no tienen que ver con este virus. Este hecho deja patente que si no nos cuidamos a nosotros mismos podemos colapsar los servicios de asistencia médica, y seria terrible, por lo mismo, que el personal sanitario resultara contagiado.

Esta es una oportunidad muy valiosa para recordar que Dios existe y crecer en madurez, responsabilidad, solidaridad y muchas otras virtudes, al tiempo que trabajamos en una sana convivencia dentro del ambiente familiar. Nota: Para conseguir esto se admiten sugerencias.

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