/ domingo 20 de diciembre de 2020

Corral, alcanzado por su propia justicia selectiva

Con la detención del panista Hugo Amed S., ex alcalde de Chínipas, por su posible participación en el entramado que terminó con la vida de la periodista Miroslava Breach, se configura la “justicia selectiva” de la que ha echado mano el gobernador Javier Corral, para castigar y señalar a unos y proteger a otros.

Desde el homicidio de la corresponsal de La Jornada, en marzo de 2017, varios testigos señalaban al exalcalde, en ese entonces funcionario estatal, de haber colaborado con un grupo de criminales en el asesinato, pero el mandatario estatal ignoró obtusamente las voces que lo mencionaban. Por el contrario, decidió proteger a su correligionario, quien se desempeñaba como encargado de la ejecución de programas educativos en la sierra de Chihuahua.

Bajo la lógica simple y corralina: es mi amigo y es panista; por lo tanto es inocente, Javier Corral también había protegido a José Luévano, quien habría hecho las veces de presidente estatal del PAN en el 2017, cuando confabulado con su vocero, Alfredo Piñera, grabaron a Miroslava, luego de un tramposo interrogatorio por vía telefónica, para luego ponerla en situación vulnerable ante los criminales, que luego acabaron con su vida. Tan lo absolvió de sus culpas que lo mantuvo como secretario particular y después lo premió como titular del Instituto Chihuahuense de Infraestructura Educativa, hasta la fecha; al otro señalado, lo mantiene en la nómina del Congreso del Estado.

Fue necesaria la participación de la justicia federal para que el gobernador quedara evidenciado, con la detención de su excolaborador y exalcalde de Chínipas, de donde era originaria Miroslava. La Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión vino a hacer lo que la Fiscalía de Chihuahua, y en concreto el mandatario, no quiso hacer en contra de sus panistas señalados. Faltan dos, pero con la caída del primero será cuestión de tiempo para que sean llamados a comparecer ante el MP federal.

Finalmente Corral fue alcanzado por esa justicia selectiva, con la cual él señala, detiene y enjuicia a sus adversarios políticos, ahora es víctima de ella y hasta puede ser sujeto de un proceso legal por encubrimiento, cosa que naturalmente no estaba en sus planes, pero no puede culpar a la física por ese escupitajo que él mismo lanzó hacia arriba desde que comenzó su gestión.

Así es como decidió administrar la justicia, pero esa es una función que debía dejar a la Fiscalía General del Estado, pero no, se apropió del despacho principal de la FGE y hasta se puso a hacerle al detective para tratar de eliminar a quienes estorban a sus planes, y fue más allá, creó y plantó pruebas, como se hacía en antaño, con el PRI corrupto que tanto combatió, pero que ahora ha superado con creces.

Aunque ha hecho muchas y seguirá intentando otras, un servidor no se complace con el circo en que ha convertido su gestión, Chihuahua necesita rumbo y es evidente que Javier Corral no se lo ha podido dar, pero sí es necesario, por justicia, que conozca mazmorra, a donde seguramente habrá llevado a varios por su inestabilidad emocional y fobias políticas e ideológicas, entonces que la conozca y que prevalezca el orden.



Sugerencias y comentarios favor de hacérmelos llegar a mi correo: cpc16169@gmail.com

Con la detención del panista Hugo Amed S., ex alcalde de Chínipas, por su posible participación en el entramado que terminó con la vida de la periodista Miroslava Breach, se configura la “justicia selectiva” de la que ha echado mano el gobernador Javier Corral, para castigar y señalar a unos y proteger a otros.

Desde el homicidio de la corresponsal de La Jornada, en marzo de 2017, varios testigos señalaban al exalcalde, en ese entonces funcionario estatal, de haber colaborado con un grupo de criminales en el asesinato, pero el mandatario estatal ignoró obtusamente las voces que lo mencionaban. Por el contrario, decidió proteger a su correligionario, quien se desempeñaba como encargado de la ejecución de programas educativos en la sierra de Chihuahua.

Bajo la lógica simple y corralina: es mi amigo y es panista; por lo tanto es inocente, Javier Corral también había protegido a José Luévano, quien habría hecho las veces de presidente estatal del PAN en el 2017, cuando confabulado con su vocero, Alfredo Piñera, grabaron a Miroslava, luego de un tramposo interrogatorio por vía telefónica, para luego ponerla en situación vulnerable ante los criminales, que luego acabaron con su vida. Tan lo absolvió de sus culpas que lo mantuvo como secretario particular y después lo premió como titular del Instituto Chihuahuense de Infraestructura Educativa, hasta la fecha; al otro señalado, lo mantiene en la nómina del Congreso del Estado.

Fue necesaria la participación de la justicia federal para que el gobernador quedara evidenciado, con la detención de su excolaborador y exalcalde de Chínipas, de donde era originaria Miroslava. La Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Cometidos contra la Libertad de Expresión vino a hacer lo que la Fiscalía de Chihuahua, y en concreto el mandatario, no quiso hacer en contra de sus panistas señalados. Faltan dos, pero con la caída del primero será cuestión de tiempo para que sean llamados a comparecer ante el MP federal.

Finalmente Corral fue alcanzado por esa justicia selectiva, con la cual él señala, detiene y enjuicia a sus adversarios políticos, ahora es víctima de ella y hasta puede ser sujeto de un proceso legal por encubrimiento, cosa que naturalmente no estaba en sus planes, pero no puede culpar a la física por ese escupitajo que él mismo lanzó hacia arriba desde que comenzó su gestión.

Así es como decidió administrar la justicia, pero esa es una función que debía dejar a la Fiscalía General del Estado, pero no, se apropió del despacho principal de la FGE y hasta se puso a hacerle al detective para tratar de eliminar a quienes estorban a sus planes, y fue más allá, creó y plantó pruebas, como se hacía en antaño, con el PRI corrupto que tanto combatió, pero que ahora ha superado con creces.

Aunque ha hecho muchas y seguirá intentando otras, un servidor no se complace con el circo en que ha convertido su gestión, Chihuahua necesita rumbo y es evidente que Javier Corral no se lo ha podido dar, pero sí es necesario, por justicia, que conozca mazmorra, a donde seguramente habrá llevado a varios por su inestabilidad emocional y fobias políticas e ideológicas, entonces que la conozca y que prevalezca el orden.



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