/ domingo 8 de agosto de 2021

Crisis en la comunicación  

Pandemia y conflictos electorales con más fake news

Urge el resurgimiento del profesional del periodismo

Las redes sociales son un fenómeno creciente de la comunicación, sobre todo con la pandemia y conflictos electorales, pero ha traído como consecuencia una creciente desinformación, o fake news.

Las “fake news” no son otra cosa que noticias falsas. Es un tipo de información creada como si fuese real, con el fin de “manipular” a sectores de la sociedad con intenciones políticas, ideológicas y económicas.

Las noticias falsas se mueven con temas trascendentales, como el Covid-19, conflictos electorales e inseguridad a través de diferentes portales digitales de noticias, prensa, radio, televisión y redes sociales.

En el caso concreto de las redes sociales han “ayudado” a muchos políticos de sacar rentabilidad política y económica aunque para ello recurran a las mentiras. Es una propagación de información a la que en su momento Donald Trump la llamó “hechos alternativos”, por no admitir que se trataba de mentiras.

Las “fake news” han provocado confusión, engaño y miedo. Hay una severa crisis de credibilidad hacia los medios de comunicación, por ello la necesidad de un resurgimiento del profesional del periodismo.

De acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española, la raíz etimológica de resurgir nos remite al vocablo latino resurgĕre, consiste en volver a surgir. Este verbo (surgir), por su parte, hace referencia a asomar, irrumpir o emerger.

Ante las amenazas actuales del periodismo, vamos a ubicar la importancia de esta noble profesión (oficio para muchos) en el pensamiento de varios escritores y periodistas.

El periodista Félix Rebollo, en su libro Literatura y Periodismo, nos dice: “El periodista mediocre informa por informar; el gran periodista informa y forma". Esto no sólo se aprende en las aulas de una facultad, también en el trabajo diario y en la solución de los problemas sociales.

En tanto que el ensayista polaco Ryszard Kapúscinski en su libro Los Cínicos no Sirven para Este Oficio dejó establecido la siguiente reflexión: "El buen y el mal periodismo se diferencian fácilmente: En el buen periodismo, además de la descripción de un acontecimiento, tenéis también la explicación de por qué ha sucedido; en el mal periodismo, en cambio, encontramos sólo la descripción, sin ninguna conexión o referente al contexto histórico".

Los periodistas se forman en el trabajo permanente, en la capacidad de análisis y en las ganas de conseguir hacer un buen periodismo. “El que informa y forma, el que explica y no sólo describe”, como afirmaba Kapúscinski.

El profesional del periodismo se caracteriza principalmente por su cultura, el arte de escribir y el espíritu crítico.

Otras de las cualidades se pueden ir adquiriendo con tesón, pero el entusiasmo por realizar un buen periodismo sólo se encuentra en la gran pasión por el arte de informar.

El periodista mexicano Julio Scherer García, al recibir el 3 de abril del 2002 el Premio Nuevo Periodismo Iberoamericano, afirmó: ”Es difícil escapar a la seducción que ejerce la labor periodística, con su dosis de perversidad, sin punto de convergencia con el hastío, pero con deberes estrictos”.

Sin duda alguna, cuando este oficio seduce la rutina es una utopía, mientras el trabajo diario de superación se convierte en toda una perversión.

Puntualizó: “Muy alejados de ese cuarto poder que no hace tanto se atribuía. El periodista no es un justiciero y tampoco un agente infiltrado del FBI, es un informador de la realidad que le circunda.

La palabra y el hecho noticioso se entrelazan para dar a conocer lo que sucede. El profesional es el que decide hacer una buena labor, corromperse o luchar por la libertad”.


Nos pueden seguir: palabrapropia@hotmail.com twiter@palabrapropia

Antena radio 102.5 FM. de lunes a viernes de 5 a 6 de la tarde

Pandemia y conflictos electorales con más fake news

Urge el resurgimiento del profesional del periodismo

Las redes sociales son un fenómeno creciente de la comunicación, sobre todo con la pandemia y conflictos electorales, pero ha traído como consecuencia una creciente desinformación, o fake news.

Las “fake news” no son otra cosa que noticias falsas. Es un tipo de información creada como si fuese real, con el fin de “manipular” a sectores de la sociedad con intenciones políticas, ideológicas y económicas.

Las noticias falsas se mueven con temas trascendentales, como el Covid-19, conflictos electorales e inseguridad a través de diferentes portales digitales de noticias, prensa, radio, televisión y redes sociales.

En el caso concreto de las redes sociales han “ayudado” a muchos políticos de sacar rentabilidad política y económica aunque para ello recurran a las mentiras. Es una propagación de información a la que en su momento Donald Trump la llamó “hechos alternativos”, por no admitir que se trataba de mentiras.

Las “fake news” han provocado confusión, engaño y miedo. Hay una severa crisis de credibilidad hacia los medios de comunicación, por ello la necesidad de un resurgimiento del profesional del periodismo.

De acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española, la raíz etimológica de resurgir nos remite al vocablo latino resurgĕre, consiste en volver a surgir. Este verbo (surgir), por su parte, hace referencia a asomar, irrumpir o emerger.

Ante las amenazas actuales del periodismo, vamos a ubicar la importancia de esta noble profesión (oficio para muchos) en el pensamiento de varios escritores y periodistas.

El periodista Félix Rebollo, en su libro Literatura y Periodismo, nos dice: “El periodista mediocre informa por informar; el gran periodista informa y forma". Esto no sólo se aprende en las aulas de una facultad, también en el trabajo diario y en la solución de los problemas sociales.

En tanto que el ensayista polaco Ryszard Kapúscinski en su libro Los Cínicos no Sirven para Este Oficio dejó establecido la siguiente reflexión: "El buen y el mal periodismo se diferencian fácilmente: En el buen periodismo, además de la descripción de un acontecimiento, tenéis también la explicación de por qué ha sucedido; en el mal periodismo, en cambio, encontramos sólo la descripción, sin ninguna conexión o referente al contexto histórico".

Los periodistas se forman en el trabajo permanente, en la capacidad de análisis y en las ganas de conseguir hacer un buen periodismo. “El que informa y forma, el que explica y no sólo describe”, como afirmaba Kapúscinski.

El profesional del periodismo se caracteriza principalmente por su cultura, el arte de escribir y el espíritu crítico.

Otras de las cualidades se pueden ir adquiriendo con tesón, pero el entusiasmo por realizar un buen periodismo sólo se encuentra en la gran pasión por el arte de informar.

El periodista mexicano Julio Scherer García, al recibir el 3 de abril del 2002 el Premio Nuevo Periodismo Iberoamericano, afirmó: ”Es difícil escapar a la seducción que ejerce la labor periodística, con su dosis de perversidad, sin punto de convergencia con el hastío, pero con deberes estrictos”.

Sin duda alguna, cuando este oficio seduce la rutina es una utopía, mientras el trabajo diario de superación se convierte en toda una perversión.

Puntualizó: “Muy alejados de ese cuarto poder que no hace tanto se atribuía. El periodista no es un justiciero y tampoco un agente infiltrado del FBI, es un informador de la realidad que le circunda.

La palabra y el hecho noticioso se entrelazan para dar a conocer lo que sucede. El profesional es el que decide hacer una buena labor, corromperse o luchar por la libertad”.


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