/ domingo 19 de junio de 2022

Crisis hídrica, emergencia medioambiental, pesadilla del norte

Por: Brenda Ríos

La crisis hídrica se agudiza cada vez más en los estados del norte del país, Chihuahua continúa en alerta máxima y la situación ambiental se refleja en la falta del líquido, los bajos niveles de nuestras presas, la escasez de agua potable y el impacto de la sequía reflejado en nuestro lago en la comunidad de Arareco, en la Sierra Tarahumara.

No hay persona, estado ni país que resistan la sequía; las cifras de monitoreos de sequía, así como otras tantas cifras sobre el nivel de las nueve presas que hay en el estado, claramente nos hablan de un problema latente, que debe ser considerado ya como una emergencia humanitaria: atendido y solucionado desde las instancias correspondientes, pues la estadística nos habla de números, claro… pero ¿dónde se contabiliza a los productores afectados?, ¿a las colonias sin agua potable?, ¿a los consumidores y el impacto que esta crisis se proyecta también en nuestros bolsillos?

Bien, hablemos primero de las cifras que son preocupantes; todas las presas que hay en el estado se encuentran por debajo de un 40 por ciento de su almacenamiento y el 98.1 por ciento del territorio estatal presenta algún grado de sequía, ¿impactante?, no, a corto plazo esto significa una catástrofe.

En la ciudad falta infraestructura que permita una red de tuberías, eficientes y modernas, pero, por el contrario, estamos perdiendo un 40 por ciento del agua potable por las tuberías viejas y mal atendidas, con una red de suministro que se ha dejado en el abandono por años.

Por otro lado, lo preocupante de todos los años: las bajas precipitaciones pluviales que hay; actualmente en el estado sólo llueve 11 días al año, lo que significa un pronóstico bajo para el nivel en nuestros ríos, como en la cuenca del río Conchos, nuestro principal escurrimiento natural, donde en lo que va del año sólo se han captado 10 milímetros de lluvia. Y si se preguntan: ¿Cuál es el impacto de la ausencia de lluvia? Al igual que en el 2020, la falta de lluvia causa esta impactante sequía, con un 2022 seco, una crisis climática y una degradación ambiental.

El panorama actual de los estados del norte del país nos habla de una crisis hídrica nunca vista, el consumo del vital líquido nunca se había visto tan condicionado como ahora; Monterrey es el vivo ejemplo de lo que temíamos años atrás cuando se hablaba de la crisis hídrica y de la lucha por el agua en el estado.

Si los ciudadanos han lanzado “mentadas de madre” a líderes y políticos ante la situación actual, las considero justas y necesarias, si esas “mentadas de madre” son parte de alzar la voz por recuperar el derecho a nuestros recursos y su protección.

¿Cómo no vamos a luchar por la protección a nuestros recursos naturales, si ya nos condicionan el uso del vital líquido por su escasez?


Por: Brenda Ríos

La crisis hídrica se agudiza cada vez más en los estados del norte del país, Chihuahua continúa en alerta máxima y la situación ambiental se refleja en la falta del líquido, los bajos niveles de nuestras presas, la escasez de agua potable y el impacto de la sequía reflejado en nuestro lago en la comunidad de Arareco, en la Sierra Tarahumara.

No hay persona, estado ni país que resistan la sequía; las cifras de monitoreos de sequía, así como otras tantas cifras sobre el nivel de las nueve presas que hay en el estado, claramente nos hablan de un problema latente, que debe ser considerado ya como una emergencia humanitaria: atendido y solucionado desde las instancias correspondientes, pues la estadística nos habla de números, claro… pero ¿dónde se contabiliza a los productores afectados?, ¿a las colonias sin agua potable?, ¿a los consumidores y el impacto que esta crisis se proyecta también en nuestros bolsillos?

Bien, hablemos primero de las cifras que son preocupantes; todas las presas que hay en el estado se encuentran por debajo de un 40 por ciento de su almacenamiento y el 98.1 por ciento del territorio estatal presenta algún grado de sequía, ¿impactante?, no, a corto plazo esto significa una catástrofe.

En la ciudad falta infraestructura que permita una red de tuberías, eficientes y modernas, pero, por el contrario, estamos perdiendo un 40 por ciento del agua potable por las tuberías viejas y mal atendidas, con una red de suministro que se ha dejado en el abandono por años.

Por otro lado, lo preocupante de todos los años: las bajas precipitaciones pluviales que hay; actualmente en el estado sólo llueve 11 días al año, lo que significa un pronóstico bajo para el nivel en nuestros ríos, como en la cuenca del río Conchos, nuestro principal escurrimiento natural, donde en lo que va del año sólo se han captado 10 milímetros de lluvia. Y si se preguntan: ¿Cuál es el impacto de la ausencia de lluvia? Al igual que en el 2020, la falta de lluvia causa esta impactante sequía, con un 2022 seco, una crisis climática y una degradación ambiental.

El panorama actual de los estados del norte del país nos habla de una crisis hídrica nunca vista, el consumo del vital líquido nunca se había visto tan condicionado como ahora; Monterrey es el vivo ejemplo de lo que temíamos años atrás cuando se hablaba de la crisis hídrica y de la lucha por el agua en el estado.

Si los ciudadanos han lanzado “mentadas de madre” a líderes y políticos ante la situación actual, las considero justas y necesarias, si esas “mentadas de madre” son parte de alzar la voz por recuperar el derecho a nuestros recursos y su protección.

¿Cómo no vamos a luchar por la protección a nuestros recursos naturales, si ya nos condicionan el uso del vital líquido por su escasez?