/ miércoles 29 de agosto de 2018

Cuando el Estado sustituye al periodismo

El Foro de Periodistas de Chihuahua cierra recepción de trabajos del Premio Estatal de Periodismo José Vasconcelos este próximo 1 de septiembre, en un justo reconocimiento a la labor incansable y entregada de los colegas periodistas del estado de Chihuahua

Si no es de manera directa, hay otras formas sutiles del Estado para tratar de imponer la línea editorial a los medios de comunicación. Técnicas de coacción o presión indirectas.

Se ha insistido en la publicidad como un mecanismo que impone criterios editoriales a los medios de comunicación, pero hay otras formas que utiliza el Estado con los mismos fines, pero distinto método.

Este es el de la propaganda, no a través de los medios de comunicación, que sería la publicidad misma, sino sustituyendo al sistema de comunicación social privado.

El Estado elimina drásticamente la publicidad a los medios de comunicación y paralelamente destina sus recursos a crear un aparato de comunicación, radio, televisión y prensa, para comunicar su mensaje de propaganda.

En un sistema de esta naturaleza, la propaganda no sólo se limita a transmitir un contenido para crear opinión pública favorable. En ese sentido por lo regular se contratan espacios del sistema de comunicación social privado con anuncios publicitarios propagandísticos. Es hasta cierto punto normal en una democracia, que el Estado busque transmitir su mensaje.

Pero la intentona trasciende este objeto de propaganda: desde el Estado se trata de hacer periodismo, utilizando medios de comunicación estatal, por medio de los cuales, más que propaganda, se transmite la verdad oficial que la población debe conocer como verdad absoluta.

El Estado realiza periodismo, construye cabezales, noticias, reportajes. Tiene medios impresos que distribuye de manera masiva. Instala televisoras y radiodifusoras, genera páginas de internet y utiliza redes sociales, para construir una verdad informativa, que sustituye la información del sistema de comunicación social privado.

En ese quehacer periodístico, el Estado no sólo comunica su mensaje, sino que interpreta la realidad social, política y económica: se excede en su derecho legítimo de propaganda, asumiendo una función que no le corresponde: el cuarto poder nace para controlarlo a él y no al revés: el periodismo no puede ser absorbido por el Estado porque pierde su esencia.

El Estado está naturalmente impedido para realizar periodismo, porque su función no es esa: su función es garantizar el bienestar de los ciudadanos, no decirles a los ciudadanos cuál es su bienestar y forzarlos a él, desde un concepto totalitario.

En la primera fase, el Estado pretende dictar las cabezas de los periódicos, y como no puede hacerlo, construye su propio diario informativo para hacerlo, con una redacción proclive y sumisa, que nada tiene que ver con el principio de independencia y crítica genuina, valores indispensables y perennes del periodismo, que no pueden ser escatimados en un verdadero Estado democrático.

http://robertopinon.blogspot.com


El Foro de Periodistas de Chihuahua cierra recepción de trabajos del Premio Estatal de Periodismo José Vasconcelos este próximo 1 de septiembre, en un justo reconocimiento a la labor incansable y entregada de los colegas periodistas del estado de Chihuahua

Si no es de manera directa, hay otras formas sutiles del Estado para tratar de imponer la línea editorial a los medios de comunicación. Técnicas de coacción o presión indirectas.

Se ha insistido en la publicidad como un mecanismo que impone criterios editoriales a los medios de comunicación, pero hay otras formas que utiliza el Estado con los mismos fines, pero distinto método.

Este es el de la propaganda, no a través de los medios de comunicación, que sería la publicidad misma, sino sustituyendo al sistema de comunicación social privado.

El Estado elimina drásticamente la publicidad a los medios de comunicación y paralelamente destina sus recursos a crear un aparato de comunicación, radio, televisión y prensa, para comunicar su mensaje de propaganda.

En un sistema de esta naturaleza, la propaganda no sólo se limita a transmitir un contenido para crear opinión pública favorable. En ese sentido por lo regular se contratan espacios del sistema de comunicación social privado con anuncios publicitarios propagandísticos. Es hasta cierto punto normal en una democracia, que el Estado busque transmitir su mensaje.

Pero la intentona trasciende este objeto de propaganda: desde el Estado se trata de hacer periodismo, utilizando medios de comunicación estatal, por medio de los cuales, más que propaganda, se transmite la verdad oficial que la población debe conocer como verdad absoluta.

El Estado realiza periodismo, construye cabezales, noticias, reportajes. Tiene medios impresos que distribuye de manera masiva. Instala televisoras y radiodifusoras, genera páginas de internet y utiliza redes sociales, para construir una verdad informativa, que sustituye la información del sistema de comunicación social privado.

En ese quehacer periodístico, el Estado no sólo comunica su mensaje, sino que interpreta la realidad social, política y económica: se excede en su derecho legítimo de propaganda, asumiendo una función que no le corresponde: el cuarto poder nace para controlarlo a él y no al revés: el periodismo no puede ser absorbido por el Estado porque pierde su esencia.

El Estado está naturalmente impedido para realizar periodismo, porque su función no es esa: su función es garantizar el bienestar de los ciudadanos, no decirles a los ciudadanos cuál es su bienestar y forzarlos a él, desde un concepto totalitario.

En la primera fase, el Estado pretende dictar las cabezas de los periódicos, y como no puede hacerlo, construye su propio diario informativo para hacerlo, con una redacción proclive y sumisa, que nada tiene que ver con el principio de independencia y crítica genuina, valores indispensables y perennes del periodismo, que no pueden ser escatimados en un verdadero Estado democrático.

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