/ lunes 8 de marzo de 2021

Cuando la política es entre Jones, Macedonio o La del Barrio

Yo no sé a ustedes, amigas y amigos lectores, pero a mí me da mucho coraje ver que los partidos políticos, con la mano en la cintura, toman este tipo de decisiones sobre poner candidatos impresentables con tal de generar votos para mantener registros, ganar más prerrogativas o simplemente permanecer en el debate público.

Me da coraje porque lo hacen burlándose de la gente y sobre todo ignorando realmente los problemas de la sociedad al poner candidaturas que no tienen ni la más remota idea de cómo solucionarlos o simplemente la empatía con los afectados.

Esto cada vez es más común porque no hay quien diga nada o haga algo al respecto. Esto sucede porque muy pocos están dispuestos a asumir luchas, costos políticos o personales de enfrentar al sistema que ha afectado seriamente a este país.

Hablando con la verdad, son muchas las personas que exigen un México mejor, con Estado de derecho, con igualdad, sin violencia, etc. Pero que a la hora que se impone una candidatura con procesos penales, con antecedentes delictivos o simplemente faranduleros, no dicen nada. Se callan para ser “políticamente correctos” para supuestamente no intervenir en los temas electorales. Pero eso es sumamente ilusorio. El hecho de pensar que así cambiará el país es un gran error.

Yo no estoy dispuesto a jugar ese juego, si realmente quiero que las cosas cambien. Mientras los grupos de poder y la ciudadanía permitan estas cosas, nada cambiará. Por eso debemos abrir los partidos políticos de alguna u otra forma. Que se democratice, con la sociedad, las decisiones de las candidaturas porque a fin de cuentas los partidos son instituciones de interés público.

Siendo realistas, todos los partidos políticos tienen pros y contras, pero algo que no podemos negar es que todos están controlados por un pequeño grupo de personas, ya sea una familia, un dueño o pequeños grupos de poder. Desde la sociedad, parecieran Goliats invencibles que nunca van a poder cambiar pero eso sólo es percepción. Un simple post en Facebook, un pequeño movimiento social o una declaración mediática pone a temblar a un partido político. Por eso es importantísimo que la sociedad participe y se meta a la crítica y opinión de las candidaturas, de las propuestas, del actuar histórico y planes futuros de las instituciones democráticas.

Morena en 2018 ganó porque la gente quería un cambio en el rumbo del país. Vio en Morena la opción porque los otros partidos ya habían tenido su oportunidad y porque sólo hacían lo mismo, repitiendo las mismas prácticas de siempre. ¿Y qué creen? hoy siguen haciendo lo mismo los partidos que conformamos una oposición. Así no podremos convencer y sólo legitimamos la narrativa. Esto es sumamente evidente cuando se recurre a candidaturas que no tienen ni pies ni cabeza para enfrentar problemas sociales.

Elevemos el nivel de la política, exijamos realmente que las cosas cambien y no tengamos miedo a enfrentarnos a un sistema partidario que ya no da más en la forma en la que está.

Yo no sé a ustedes, amigas y amigos lectores, pero a mí me da mucho coraje ver que los partidos políticos, con la mano en la cintura, toman este tipo de decisiones sobre poner candidatos impresentables con tal de generar votos para mantener registros, ganar más prerrogativas o simplemente permanecer en el debate público.

Me da coraje porque lo hacen burlándose de la gente y sobre todo ignorando realmente los problemas de la sociedad al poner candidaturas que no tienen ni la más remota idea de cómo solucionarlos o simplemente la empatía con los afectados.

Esto cada vez es más común porque no hay quien diga nada o haga algo al respecto. Esto sucede porque muy pocos están dispuestos a asumir luchas, costos políticos o personales de enfrentar al sistema que ha afectado seriamente a este país.

Hablando con la verdad, son muchas las personas que exigen un México mejor, con Estado de derecho, con igualdad, sin violencia, etc. Pero que a la hora que se impone una candidatura con procesos penales, con antecedentes delictivos o simplemente faranduleros, no dicen nada. Se callan para ser “políticamente correctos” para supuestamente no intervenir en los temas electorales. Pero eso es sumamente ilusorio. El hecho de pensar que así cambiará el país es un gran error.

Yo no estoy dispuesto a jugar ese juego, si realmente quiero que las cosas cambien. Mientras los grupos de poder y la ciudadanía permitan estas cosas, nada cambiará. Por eso debemos abrir los partidos políticos de alguna u otra forma. Que se democratice, con la sociedad, las decisiones de las candidaturas porque a fin de cuentas los partidos son instituciones de interés público.

Siendo realistas, todos los partidos políticos tienen pros y contras, pero algo que no podemos negar es que todos están controlados por un pequeño grupo de personas, ya sea una familia, un dueño o pequeños grupos de poder. Desde la sociedad, parecieran Goliats invencibles que nunca van a poder cambiar pero eso sólo es percepción. Un simple post en Facebook, un pequeño movimiento social o una declaración mediática pone a temblar a un partido político. Por eso es importantísimo que la sociedad participe y se meta a la crítica y opinión de las candidaturas, de las propuestas, del actuar histórico y planes futuros de las instituciones democráticas.

Morena en 2018 ganó porque la gente quería un cambio en el rumbo del país. Vio en Morena la opción porque los otros partidos ya habían tenido su oportunidad y porque sólo hacían lo mismo, repitiendo las mismas prácticas de siempre. ¿Y qué creen? hoy siguen haciendo lo mismo los partidos que conformamos una oposición. Así no podremos convencer y sólo legitimamos la narrativa. Esto es sumamente evidente cuando se recurre a candidaturas que no tienen ni pies ni cabeza para enfrentar problemas sociales.

Elevemos el nivel de la política, exijamos realmente que las cosas cambien y no tengamos miedo a enfrentarnos a un sistema partidario que ya no da más en la forma en la que está.