/ domingo 29 de diciembre de 2019

Cuidado con el madruguete del agua

La tregua que se acordó entre productores del Distrito de Riego 05 y las autoridades de la Comisión Nacional del Agua, el pasado viernes 20 de diciembre, para diferir las mesas de trabajo para el 7 de enero, podrá ser un acomodo de la propia Conagua que vio que la decisión de abrir las compuertas de las presas La Boquilla y Francisco I. Madero, para pagar el agua pendiente con Estados Unidos, de acuerdo al Tratado Internacional de Aguas y de paso apoyar a los productores de Tamaulipas, no iba a ser tan fácil y se podía dar un enfrentamiento que para nada tenían calculado las autoridades hidráulicas.

No se justifica por ejemplo que las mesas de trabajo no pudieran seguir lunes y martes, 23 y 24 de diciembre, incluso 21, y 22, sábado y domingo porque al menos los productores de Chihuahua tienen urgencia de que los dejen trabajar en paz y sin zozobras porque extraerle el producto a la tierra no es tarea nada fácil, como quizá lo vean en las oficinas centrales de la Comisión Nacional del Agua, situación que es muy frecuente que se dé dentro de la burocracia nacional.

Pero aunado a la tregua que la propia Conagua fijó, agricultores principalmente del sur del estado denunciaron la presencia sospechosa o el arribo de las fuerzas federales ahora llamada Guardia Nacional al estado, convoyes que al parecer se dejaron ver por la carretera 45.

Pero también Tamaulipas anunció el inicio de su ciclo agrícola a partir del 2 de enero, con la apertura de la presa Falcón el 28 de diciembre y desde luego al parecer ya contando con un millón 350 mil metros cúbicos más de los que pudieran programar de acuerdo a sus cantidades de almacenamiento más que de capacidad y de utilidad por lo que seguramente se tomarían de Chihuahua, junto con lo que se le debe a Estados Unidos del quinquenio que está corriendo y que no habría ningún problema para pagar la parte que corresponde para beneficio principalmente de productores de Baja California y Sonora, que son los beneficiarios involucrados directos en el tratado binacional CILA, con el agua que presuntamente paga Chihuahua, aunque las demasías que se llevan de Chihuahua, por la falta de estructura para retenerlas, siempre han sido aprovechadas por Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila, aunque son entidades que también deben de pagar parte a EU, pero que ahora estos estados pueden creer que la costumbre es derecho.

Deben entender por una parte los productores del noreste del país, principalmente los de Tamaulipas, que no es capricho ni postura de los productores chihuahuenses negarse a auxiliarlos como siempre lo han hecho con las demasías, sino porque cada día la situación de las presas chihuahuenses y la conducción en los distritos de riego a través de los módulos es caótica, en las primeras por las condiciones de desazolve que cada día reducen la capacidad real de las fuentes de abastecimiento y la segunda por falta de apoyos técnicos por parte de la Federación para estar actualizando canales de conducción, incluso tapándolos o simplemente dándoles siempre buscando un mayor aprovechamiento del vital líquido.

Pero lo más delicado es el manejo político que se le da al problema ya de por sí muy grave, sobre todo la bandera que agarran legisladores locales y federales de todos los partidos y cámaras en Chihuahua y en Tamaulipas, donde en ambas entidades de pronto aparecen como salvadores políticos que nunca se habían interesado por los problemas del campo y ahora hasta en prometedores de lluvias se vuelven en aras de obtener compromisos político electorales.

Aunque también hay que escribirlo, hay legisladores que sí hacen verdaderos compromisos con sus representados en el Congreso de la Unión o en el Congreso local y le echan todo su empuje y relaciones para tratar de ayudar a los productores chihuahuenses y tamaulipecos, cada quien con su razón histórica, aunque la razón está por demás muy clara en favor de los productores de los Distritos de Riego de Chihuahua. Ojalá y no se equivoque el gobierno federal o los funcionarios de la Conagua y conviertan al estado en prócer de otra revolución.

La tregua que se acordó entre productores del Distrito de Riego 05 y las autoridades de la Comisión Nacional del Agua, el pasado viernes 20 de diciembre, para diferir las mesas de trabajo para el 7 de enero, podrá ser un acomodo de la propia Conagua que vio que la decisión de abrir las compuertas de las presas La Boquilla y Francisco I. Madero, para pagar el agua pendiente con Estados Unidos, de acuerdo al Tratado Internacional de Aguas y de paso apoyar a los productores de Tamaulipas, no iba a ser tan fácil y se podía dar un enfrentamiento que para nada tenían calculado las autoridades hidráulicas.

No se justifica por ejemplo que las mesas de trabajo no pudieran seguir lunes y martes, 23 y 24 de diciembre, incluso 21, y 22, sábado y domingo porque al menos los productores de Chihuahua tienen urgencia de que los dejen trabajar en paz y sin zozobras porque extraerle el producto a la tierra no es tarea nada fácil, como quizá lo vean en las oficinas centrales de la Comisión Nacional del Agua, situación que es muy frecuente que se dé dentro de la burocracia nacional.

Pero aunado a la tregua que la propia Conagua fijó, agricultores principalmente del sur del estado denunciaron la presencia sospechosa o el arribo de las fuerzas federales ahora llamada Guardia Nacional al estado, convoyes que al parecer se dejaron ver por la carretera 45.

Pero también Tamaulipas anunció el inicio de su ciclo agrícola a partir del 2 de enero, con la apertura de la presa Falcón el 28 de diciembre y desde luego al parecer ya contando con un millón 350 mil metros cúbicos más de los que pudieran programar de acuerdo a sus cantidades de almacenamiento más que de capacidad y de utilidad por lo que seguramente se tomarían de Chihuahua, junto con lo que se le debe a Estados Unidos del quinquenio que está corriendo y que no habría ningún problema para pagar la parte que corresponde para beneficio principalmente de productores de Baja California y Sonora, que son los beneficiarios involucrados directos en el tratado binacional CILA, con el agua que presuntamente paga Chihuahua, aunque las demasías que se llevan de Chihuahua, por la falta de estructura para retenerlas, siempre han sido aprovechadas por Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila, aunque son entidades que también deben de pagar parte a EU, pero que ahora estos estados pueden creer que la costumbre es derecho.

Deben entender por una parte los productores del noreste del país, principalmente los de Tamaulipas, que no es capricho ni postura de los productores chihuahuenses negarse a auxiliarlos como siempre lo han hecho con las demasías, sino porque cada día la situación de las presas chihuahuenses y la conducción en los distritos de riego a través de los módulos es caótica, en las primeras por las condiciones de desazolve que cada día reducen la capacidad real de las fuentes de abastecimiento y la segunda por falta de apoyos técnicos por parte de la Federación para estar actualizando canales de conducción, incluso tapándolos o simplemente dándoles siempre buscando un mayor aprovechamiento del vital líquido.

Pero lo más delicado es el manejo político que se le da al problema ya de por sí muy grave, sobre todo la bandera que agarran legisladores locales y federales de todos los partidos y cámaras en Chihuahua y en Tamaulipas, donde en ambas entidades de pronto aparecen como salvadores políticos que nunca se habían interesado por los problemas del campo y ahora hasta en prometedores de lluvias se vuelven en aras de obtener compromisos político electorales.

Aunque también hay que escribirlo, hay legisladores que sí hacen verdaderos compromisos con sus representados en el Congreso de la Unión o en el Congreso local y le echan todo su empuje y relaciones para tratar de ayudar a los productores chihuahuenses y tamaulipecos, cada quien con su razón histórica, aunque la razón está por demás muy clara en favor de los productores de los Distritos de Riego de Chihuahua. Ojalá y no se equivoque el gobierno federal o los funcionarios de la Conagua y conviertan al estado en prócer de otra revolución.