/ domingo 22 de noviembre de 2020

Cultura de la legalidad, responsabilidad de todos


En últimos días hemos visto varios sectores sociales que se oponen al cumplimiento de disposiciones gubernamentales, comerciantes y ciudadanos que se atreven en masa a contener y enfrentar a policías, escenas que exhiben que los ciudadanos somos poco proclives a respetar la ley y a la autoridad.

Según encuestas, en nuestro país el 96% de los mexicanos ignoramos la constitución, tan sólo el 66% de la población está de acuerdo en que la ley debe cumplirse o aceptar que las autoridades ejerzan su poder para obligarnos a respetarla, e incluso sancionarnos en caso de ser necesario; por el contrario estamos dispuestos a permitir la ilegalidad, ejemplos sobran, citaré algunos, la introducción y uso ilegal de vehículos extranjeros es uno de los datos más relevantes en estados fronterizos; conducimos vehículos como medio de transporte, pero no estamos de acuerdo en seguir las normas de vialidad, comúnmente no prendemos las direccionales, no respetamos altos o semáforos; acudimos a manifestarnos para exigir derechos y hacemos destrozos; mucha gente cree que la pena de muerte o la tortura debieran autorizarse, incluso creen en la “justicia por propia mano”, esto sólo por citar algunas.

No sólo es responsabilidad de los ciudadanos, los primeros obligados en cumplir y hacer cumplir la ley son las autoridades, pareciera que cuando se trata de exigir su observancia, se hacen distinciones, y es parte del reclamo de los ciudadanos, que lo usan como pretexto para sus omisiones, por qué a unos sí y otros no, “o todos coludos o todos rabones“, es su posición.

La cultura de la legalidad es algo en lo que debemos hacer énfasis, nosotros mismos debemos interesarnos, también el gobierno debe procurar que las personas conozcan sus derechos y obligaciones, que tengamos la convicción de cumplir la ley como premisa fundamental del orden social, contrario a que sólo que se cumpla por temor a ser sancionados, sino realmente estemos convencidos de que en el desorden nadie gana.

Clara muestra de lo reflexionado es la legislación que hace obligatorio el uso de cubrebocas, increíble que los ciudadanos nos rehusemos a usarlo por voluntad propia, por bien de nuestra salud, inaudito que se tengan que hacer leyes para obligarnos a ello.

En derecho existe una frase o máxima que dice que “la ignorancia de la ley no te exime de su cumplimiento”, pocos comprendemos el sentido y lo justo de la frase, no basta con que las leyes se publiquen, tenemos los ciudadanos el derecho de conocer y comprender las leyes, eso debiera ser parte del proceso legislativo.

Las leyes son la columna vertebral para que cualquier sociedad democrática florezca y perdure, cumplirlas es un pacto social, entendido éste como la convicción de cumplirlas, que excepcionalmente las respetemos por obligación o por temor a que se nos exija, no nos excusemos en que “los demás” no la cumplen, o por “corrupción de autoridades”.



En últimos días hemos visto varios sectores sociales que se oponen al cumplimiento de disposiciones gubernamentales, comerciantes y ciudadanos que se atreven en masa a contener y enfrentar a policías, escenas que exhiben que los ciudadanos somos poco proclives a respetar la ley y a la autoridad.

Según encuestas, en nuestro país el 96% de los mexicanos ignoramos la constitución, tan sólo el 66% de la población está de acuerdo en que la ley debe cumplirse o aceptar que las autoridades ejerzan su poder para obligarnos a respetarla, e incluso sancionarnos en caso de ser necesario; por el contrario estamos dispuestos a permitir la ilegalidad, ejemplos sobran, citaré algunos, la introducción y uso ilegal de vehículos extranjeros es uno de los datos más relevantes en estados fronterizos; conducimos vehículos como medio de transporte, pero no estamos de acuerdo en seguir las normas de vialidad, comúnmente no prendemos las direccionales, no respetamos altos o semáforos; acudimos a manifestarnos para exigir derechos y hacemos destrozos; mucha gente cree que la pena de muerte o la tortura debieran autorizarse, incluso creen en la “justicia por propia mano”, esto sólo por citar algunas.

No sólo es responsabilidad de los ciudadanos, los primeros obligados en cumplir y hacer cumplir la ley son las autoridades, pareciera que cuando se trata de exigir su observancia, se hacen distinciones, y es parte del reclamo de los ciudadanos, que lo usan como pretexto para sus omisiones, por qué a unos sí y otros no, “o todos coludos o todos rabones“, es su posición.

La cultura de la legalidad es algo en lo que debemos hacer énfasis, nosotros mismos debemos interesarnos, también el gobierno debe procurar que las personas conozcan sus derechos y obligaciones, que tengamos la convicción de cumplir la ley como premisa fundamental del orden social, contrario a que sólo que se cumpla por temor a ser sancionados, sino realmente estemos convencidos de que en el desorden nadie gana.

Clara muestra de lo reflexionado es la legislación que hace obligatorio el uso de cubrebocas, increíble que los ciudadanos nos rehusemos a usarlo por voluntad propia, por bien de nuestra salud, inaudito que se tengan que hacer leyes para obligarnos a ello.

En derecho existe una frase o máxima que dice que “la ignorancia de la ley no te exime de su cumplimiento”, pocos comprendemos el sentido y lo justo de la frase, no basta con que las leyes se publiquen, tenemos los ciudadanos el derecho de conocer y comprender las leyes, eso debiera ser parte del proceso legislativo.

Las leyes son la columna vertebral para que cualquier sociedad democrática florezca y perdure, cumplirlas es un pacto social, entendido éste como la convicción de cumplirlas, que excepcionalmente las respetemos por obligación o por temor a que se nos exija, no nos excusemos en que “los demás” no la cumplen, o por “corrupción de autoridades”.