/ martes 14 de mayo de 2019

De la tierra al cielo


El tema de la aviación pareciera ser muy ajeno y, sobre todo, exclusivo para hombres. Sin embargo, este fin de semana me percaté de que cualquiera puede volar, pues tuve la oportunidad de acudir al evento “De la tierra al cielo” en el Museo Semilla, organizado por el restaurante Mayday y escuelas de aviación para promover la aeronáutica.


Al escuchar historias de vida de personas dedicadas a ello me interesé no sólo por aprender a volar un avión, sino primero atreverme a hacerlo con mi propia vida. Platiqué con Aurelia Cisneros, de 28 años, quien trabaja como primer oficial en Aeroméxico Connect. Es una de las cuarenta mujeres, de dos mil quinientos hombres que trabajan en esa empresa. Dice que, a nivel mundial, ellas apenas alcanzan el 5% de las plantillas. Cuando externó su deseo de ser piloto, algunos hombres se mofaron de ella diciéndole que sería piloto, pero de estufa. Desde pequeña, cuando iba al circo, veía el avión que repartía la propaganda y de ahí surgió su deseo de volar. Así pasó sus días en los hangares conociendo el ambiente de la aviación. El “capi Rogers”, quien es una personalidad de la navegación aérea, enfatizó que, si realmente deseas algo, haces todo lo que está a en tu poder para lograrlo; y que el piloto que no disfruta el vuelo no debería subirse al avión, pues podría cometer un error. Aracely Salgado es de las pocas mujeres controladoras de tráfico aéreo. Dice que es un trabajo apasionante revisto de mucha adrenalina, donde diariamente tiene la responsabilidad de aterrizar a cientos de personas que están volando.

Enrique Vega, psicólogo aeronauta, habló sobre el lado emocional de la nave, de la tripulación y cómo ésta impacta el vuelo. El capitán debe tener humildad para sentirse bien al volar. El vuelo que se sale mal es porque la tripulación no está bien, o están peleados entre ellos, -dijo. Y así, podemos ver la vida como un vuelo en el que a veces estamos con problemas, estrellando nuestro propio avión incluso antes de siquiera volarlo. Si somos el piloto de nuestra nave, entonces debemos asegurarnos de que estamos en óptimas condiciones para volar. Tenemos entonces la responsabilidad de ser nosotros mismos el piloto y que no lo sean emociones como miedo, enojo y resentimiento.

Por lo general, en las historias de vida nos quedamos con lo último que vivimos y juzgamos la experiencia por el aterrizaje, no por todo el vuelo, cuando lo difícil es despegar. Por eso, hay personas no quieren hacerlo. Y si no te pegan las turbulencias, entones no eres un avión. Si no sales a la vida, nada te va a lastimar. La aviación es un sueño para todos. Es tiempo de arrojarnos a volar nuestra propia vida, y como propósito del año nuevo que viene, quizá hacerlo también con las alas de un avión.


Yanez_flor@hotmail.com


El tema de la aviación pareciera ser muy ajeno y, sobre todo, exclusivo para hombres. Sin embargo, este fin de semana me percaté de que cualquiera puede volar, pues tuve la oportunidad de acudir al evento “De la tierra al cielo” en el Museo Semilla, organizado por el restaurante Mayday y escuelas de aviación para promover la aeronáutica.


Al escuchar historias de vida de personas dedicadas a ello me interesé no sólo por aprender a volar un avión, sino primero atreverme a hacerlo con mi propia vida. Platiqué con Aurelia Cisneros, de 28 años, quien trabaja como primer oficial en Aeroméxico Connect. Es una de las cuarenta mujeres, de dos mil quinientos hombres que trabajan en esa empresa. Dice que, a nivel mundial, ellas apenas alcanzan el 5% de las plantillas. Cuando externó su deseo de ser piloto, algunos hombres se mofaron de ella diciéndole que sería piloto, pero de estufa. Desde pequeña, cuando iba al circo, veía el avión que repartía la propaganda y de ahí surgió su deseo de volar. Así pasó sus días en los hangares conociendo el ambiente de la aviación. El “capi Rogers”, quien es una personalidad de la navegación aérea, enfatizó que, si realmente deseas algo, haces todo lo que está a en tu poder para lograrlo; y que el piloto que no disfruta el vuelo no debería subirse al avión, pues podría cometer un error. Aracely Salgado es de las pocas mujeres controladoras de tráfico aéreo. Dice que es un trabajo apasionante revisto de mucha adrenalina, donde diariamente tiene la responsabilidad de aterrizar a cientos de personas que están volando.

Enrique Vega, psicólogo aeronauta, habló sobre el lado emocional de la nave, de la tripulación y cómo ésta impacta el vuelo. El capitán debe tener humildad para sentirse bien al volar. El vuelo que se sale mal es porque la tripulación no está bien, o están peleados entre ellos, -dijo. Y así, podemos ver la vida como un vuelo en el que a veces estamos con problemas, estrellando nuestro propio avión incluso antes de siquiera volarlo. Si somos el piloto de nuestra nave, entonces debemos asegurarnos de que estamos en óptimas condiciones para volar. Tenemos entonces la responsabilidad de ser nosotros mismos el piloto y que no lo sean emociones como miedo, enojo y resentimiento.

Por lo general, en las historias de vida nos quedamos con lo último que vivimos y juzgamos la experiencia por el aterrizaje, no por todo el vuelo, cuando lo difícil es despegar. Por eso, hay personas no quieren hacerlo. Y si no te pegan las turbulencias, entones no eres un avión. Si no sales a la vida, nada te va a lastimar. La aviación es un sueño para todos. Es tiempo de arrojarnos a volar nuestra propia vida, y como propósito del año nuevo que viene, quizá hacerlo también con las alas de un avión.


Yanez_flor@hotmail.com