/ sábado 14 de julio de 2018

De los consejos de administración

A partir de los 60 o 65 años el empresario familiar fundador se enfrenta a una serie de decisiones personales y relacionadas al negocio.

Hasta el momento, donde debe iniciar el proceso de sucesión ha seguido el modelo de administrador único, pero en la siguiente etapa, con la propiedad más repartida y la gestión y el poder menos concentrado, el modelo no funciona.

El proceso de sucesión es quizá el momento más delicado y sensible, tanto para la empresa familiar como para el empresario y su familia, ya que es entonces cuando el empresario demuestra su talento y sabiduría al ir dejando paulatinamente que el sucesor tenga el camino libre y el modelo de decisiones lo más estructurado posible para el desarrollo de la empresa en la siguiente generación.

En un artículo de Manuel Zuzuaga, éste lo describe muy bien: “No es fácil para las organizaciones empresariales pasar de un estilo y modelo de decisión personal e individualizado a un modelo de equipo y de consenso, sin embargo, es absolutamente necesario para garantizar la continuidad de la empresa, ya que estará en manos de varios propietarios, sus hijos”.

Con el comentario anterior, parece, por tanto, imprescindible crear el Consejo de Administración como el formato escencial para enseñar a la siguiente generación a tomar decisiones colegiadas.

Primero es clave encontrar el mejor momento, analizar las cualidades de los consejeros y las reglas de funcionamiento. Es necesario tener en cuenta varias precauciones antes de la integración del consejo según sea la empresa, su tamaño y su complejidad.

Zuzuaga recomienda que en general el número de consejeros con voz y voto no debiera ser superior a 10 ni inferior a 5, por razones de eficacia de las reuniones. Pero aún en casos concretos como por ejemplo una familia muy numerosa, o en generaciones muy avanzadas, el número se debe limitar.

Es de destacar en esta etapa de puesta en marcha del consejo la figura de consejeros externos o independientes. La selección de los mismos es clave ya que debe de dar el rigor profesional a un órgano de gobierno que está iniciando. Al parecer actualmente a las empresas familiares “les está cayendo el veinte” y huyen del pariente informado o del amigo de siempre.



A partir de los 60 o 65 años el empresario familiar fundador se enfrenta a una serie de decisiones personales y relacionadas al negocio.

Hasta el momento, donde debe iniciar el proceso de sucesión ha seguido el modelo de administrador único, pero en la siguiente etapa, con la propiedad más repartida y la gestión y el poder menos concentrado, el modelo no funciona.

El proceso de sucesión es quizá el momento más delicado y sensible, tanto para la empresa familiar como para el empresario y su familia, ya que es entonces cuando el empresario demuestra su talento y sabiduría al ir dejando paulatinamente que el sucesor tenga el camino libre y el modelo de decisiones lo más estructurado posible para el desarrollo de la empresa en la siguiente generación.

En un artículo de Manuel Zuzuaga, éste lo describe muy bien: “No es fácil para las organizaciones empresariales pasar de un estilo y modelo de decisión personal e individualizado a un modelo de equipo y de consenso, sin embargo, es absolutamente necesario para garantizar la continuidad de la empresa, ya que estará en manos de varios propietarios, sus hijos”.

Con el comentario anterior, parece, por tanto, imprescindible crear el Consejo de Administración como el formato escencial para enseñar a la siguiente generación a tomar decisiones colegiadas.

Primero es clave encontrar el mejor momento, analizar las cualidades de los consejeros y las reglas de funcionamiento. Es necesario tener en cuenta varias precauciones antes de la integración del consejo según sea la empresa, su tamaño y su complejidad.

Zuzuaga recomienda que en general el número de consejeros con voz y voto no debiera ser superior a 10 ni inferior a 5, por razones de eficacia de las reuniones. Pero aún en casos concretos como por ejemplo una familia muy numerosa, o en generaciones muy avanzadas, el número se debe limitar.

Es de destacar en esta etapa de puesta en marcha del consejo la figura de consejeros externos o independientes. La selección de los mismos es clave ya que debe de dar el rigor profesional a un órgano de gobierno que está iniciando. Al parecer actualmente a las empresas familiares “les está cayendo el veinte” y huyen del pariente informado o del amigo de siempre.