/ lunes 29 de noviembre de 2021

“De los dientes para afuera”…

Por: Román Rivas Hong

En el marco de la pasada reunión trilateral de Norteamérica, el presidente López Obrador propuso a sus similares de Estados Unidos y de Canadá, Joe Biden y a Justin Trudeau, el fortalecer la competitividad económica de América del Norte e impulsar un programa de inversión productiva. Es plausible el plasmar una idea como ésta en el marco de una reunión tan importante como lo fue esta cumbre, pero es triste ver cómo todas las acciones internas que nosotros como ciudadanos estamos contemplando por parte de los tres poderes van completamente en contra de este pensamiento cuando vemos con qué facilidad se han cancelado importantes inversiones en el país, cuando entendemos cómo se quiere mandar a un segundo plano el uso de energías limpias a través de una hipotética (y absurda) reforma, y cuando de la noche a la mañana el dinero que aportamos los ciudadanos a través de nuestros impuestos puede ser utilizado de manera discrecional por el Gobierno mediante un decreto que protege sus intereses y opaca la transparencia en el uso de nuestros recursos.

La competitividad económica abre o cierra las puertas para atraer talento, inversiones y capital humano, y de acuerdo con el IMCO, México ha perdido cinco lugares en este índice, cayendo del lugar 32 en 2019 al lugar 37 en 2021; los datos hablan. México retrocedió en cinco de 10 subíndices, donde destaca la caída de un lugar de medioambiente debido a un menor porcentaje de electricidad producida por fuentes de energía no contaminantes; sociedad retrocedió dos lugares al igual que el sistema político; relaciones internacionales retrocedió 10 lugares por la caída de inversión extranjera directa neta y peor desempeño en el índice de libertad comercial y, por último, la innovación retrocedió otro lugar más.

En esta cumbre trilateral, el Presidente expresó que “el tratado comercial es un valioso instrumento para consolidar procesos productivos”; pues aprovecha el gran potencial que representa el mercado interno, pero pareciera ser que todas las acciones que se emprenden van en contra de este precepto. En el mejor momento para atraer inversión extranjera directa, la cantidad de registros de nuevas empresas IMMEX está en un nivel históricamente bajo y de acuerdo con datos del PIIE, México sólo ha podido atraer un 1.3 del 5% de las empresas manufactureras que salieron de China como efecto del “reshoring”. Por si fuera poco, nuestro país retrocedió 10 lugares en el uso del idioma inglés de acuerdo con el EPI (English Proficiency Index) cayendo del lugar 82 al lugar 92 en el último año, habiendo sido el lugar 57 hace apenas tres años en 2018. Me encantaría entender cuál es la definición de competitividad que tiene nuestro Presidente, ya que todos los datos con los que se mide muestran preocupantes retrocesos y las políticas públicas no parecieran ser las correctas para revertir estas malas tendencias, lo cual me hace pensar que sus comentarios en esa cumbre se hicieron sólo “de los dientes para afuera” para fluir con el momento.

¿Qué nos queda? Seguir luchando por nuestro estado. Nuestras nuevas autoridades municipales y estatales junto con el empresariado tienen muy claro lo que significa el concepto de competitividad y lo que debemos hacer para mejorarla. Nuestro estado mostró un gran civismo y muchísima inteligencia al emitir su voto en el pasado proceso electoral quedando como un gran referente nacional; nuestra tierra siempre ha sido cuna de grandes cambios en la historia de México y el momento actual no tendría por qué ser la excepción. La expectativa sería que se priorice el Estado de Derecho para avanzar en nuestra competitividad estatal, pero al mismo tiempo generar diálogos que generen contrapeso contra todas aquellas acciones nacionales que lo están frenando. ¡Luchemos por Chihuahua!

Presidente de la Asociación de la Industria Maquiladora y Manufacturera de Exportación, Index. Maestro en Administración por el ITESM

Por: Román Rivas Hong

En el marco de la pasada reunión trilateral de Norteamérica, el presidente López Obrador propuso a sus similares de Estados Unidos y de Canadá, Joe Biden y a Justin Trudeau, el fortalecer la competitividad económica de América del Norte e impulsar un programa de inversión productiva. Es plausible el plasmar una idea como ésta en el marco de una reunión tan importante como lo fue esta cumbre, pero es triste ver cómo todas las acciones internas que nosotros como ciudadanos estamos contemplando por parte de los tres poderes van completamente en contra de este pensamiento cuando vemos con qué facilidad se han cancelado importantes inversiones en el país, cuando entendemos cómo se quiere mandar a un segundo plano el uso de energías limpias a través de una hipotética (y absurda) reforma, y cuando de la noche a la mañana el dinero que aportamos los ciudadanos a través de nuestros impuestos puede ser utilizado de manera discrecional por el Gobierno mediante un decreto que protege sus intereses y opaca la transparencia en el uso de nuestros recursos.

La competitividad económica abre o cierra las puertas para atraer talento, inversiones y capital humano, y de acuerdo con el IMCO, México ha perdido cinco lugares en este índice, cayendo del lugar 32 en 2019 al lugar 37 en 2021; los datos hablan. México retrocedió en cinco de 10 subíndices, donde destaca la caída de un lugar de medioambiente debido a un menor porcentaje de electricidad producida por fuentes de energía no contaminantes; sociedad retrocedió dos lugares al igual que el sistema político; relaciones internacionales retrocedió 10 lugares por la caída de inversión extranjera directa neta y peor desempeño en el índice de libertad comercial y, por último, la innovación retrocedió otro lugar más.

En esta cumbre trilateral, el Presidente expresó que “el tratado comercial es un valioso instrumento para consolidar procesos productivos”; pues aprovecha el gran potencial que representa el mercado interno, pero pareciera ser que todas las acciones que se emprenden van en contra de este precepto. En el mejor momento para atraer inversión extranjera directa, la cantidad de registros de nuevas empresas IMMEX está en un nivel históricamente bajo y de acuerdo con datos del PIIE, México sólo ha podido atraer un 1.3 del 5% de las empresas manufactureras que salieron de China como efecto del “reshoring”. Por si fuera poco, nuestro país retrocedió 10 lugares en el uso del idioma inglés de acuerdo con el EPI (English Proficiency Index) cayendo del lugar 82 al lugar 92 en el último año, habiendo sido el lugar 57 hace apenas tres años en 2018. Me encantaría entender cuál es la definición de competitividad que tiene nuestro Presidente, ya que todos los datos con los que se mide muestran preocupantes retrocesos y las políticas públicas no parecieran ser las correctas para revertir estas malas tendencias, lo cual me hace pensar que sus comentarios en esa cumbre se hicieron sólo “de los dientes para afuera” para fluir con el momento.

¿Qué nos queda? Seguir luchando por nuestro estado. Nuestras nuevas autoridades municipales y estatales junto con el empresariado tienen muy claro lo que significa el concepto de competitividad y lo que debemos hacer para mejorarla. Nuestro estado mostró un gran civismo y muchísima inteligencia al emitir su voto en el pasado proceso electoral quedando como un gran referente nacional; nuestra tierra siempre ha sido cuna de grandes cambios en la historia de México y el momento actual no tendría por qué ser la excepción. La expectativa sería que se priorice el Estado de Derecho para avanzar en nuestra competitividad estatal, pero al mismo tiempo generar diálogos que generen contrapeso contra todas aquellas acciones nacionales que lo están frenando. ¡Luchemos por Chihuahua!

Presidente de la Asociación de la Industria Maquiladora y Manufacturera de Exportación, Index. Maestro en Administración por el ITESM