/ viernes 1 de marzo de 2019

De Trump, de Maduro y de López Obrador

La verdad es que nadie parecemos encontrarle la cuadratura al círculo al gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador y, eso provoca que se escriba todos los días de él y desde luego de sus acciones gubernamentales que para nada, por sus mismas contradicciones, le son favorables ya que, que unas veces, las menos, parecen de un auténtico demócrata y muchas más de un dañado emocionalmente, peor que el mismo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y con tendencias de Nicolás Maduro, que ya es mucho decir.

Y es que mientras reparte limosnas en becas y pensiones, probablemente comprando conciencias anticipadas para las urnas, desarticula todo el desarrollo económico del país al congelar o desaparecer muchas participaciones económicas de las que gozaba el sector productivo para el desarrollo del estado, como los ganaderos que han visto coartadas sus jugosas regalías que a través de apoyos reciben del sector oficial, como los agricultores que han gozado también de muchos beneficios, como apoyos en los energéticos; diésel y energía eléctrica, las guarderías, que ahora ven en peligro sus empresas, muchas de las cuales eran manipuladas desde las mismas oficinas de Sedesol o existían con muchos menos niños que los que reportaban al gobierno que pagaba el servicio. Claro que de tajo paralizar gobierno y organizaciones no es ni será nunca la salida, sino regularlos y sobre todo sanearlos, pero no dejarlos totalmente a la deriva.

Aunque hay que decirlo, el paternalismo oficial del sector productivo nunca ha sido garantía de progreso y por el contrario ahora están quedando al descubierto los abusos que se cometieron por sexenios enteros desde el inicio de los gobiernos pos revolucionarios, con muy contadas excepciones, incluso ya muchas e importantes organizaciones productivas de todo quieren sacar tajada y así por ejemplo, solicitan a las presidencias municipales apoyos publicitarios de sus programas de comunicación, para promover y sacar sus eventos que, finalmente se vienen pagando con los impuestos que pagan sus trabajadores. Paradójico, ¿no?

Y no se diga de los favoritismos de los gobernantes en los estados, de los funcionarios de las diferentes secretarías del gabinete federal, de las universidades, de las descentralizadas como Pemex y CFE, desgraciadamente parece que todo en México es ilegal, según la teoría del presidente López Obrador.

Se cree pues que la cuarta transformación podrá ser un grave retroceso para México, si el presidente no toma las medidas a tiempo, medidas que desde luego no van de acuerdo con su idiosincrasia, con su manera de ser.

Por qué por ejemplo si Ricardo Monreal le consigue su Guardia Nacional de la mejor manera, con ceder quizá el punto más importante para que la aprobación del Senado se fuera como pasó, por unanimidad con la condición más importante de la oposición y casi única de que la dirección, jefatura o comisionado de la mueva organización policiaca fuera un civil, pero no, ese mismo día el presidente dijo, sin decirlo que por sus pistolas, la Guardia Civil, tendría un jefe militar, claro que razones tiene muchas y de peso, pero, ¿no dice tanto que es un democrático y no un conservador?

Por cierto, cuando promocionaba el homenaje a Francisco I. Madero, el presidente se resbaló cuando sustituyó la palabra “proceso” por “prócer”.


La verdad es que nadie parecemos encontrarle la cuadratura al círculo al gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador y, eso provoca que se escriba todos los días de él y desde luego de sus acciones gubernamentales que para nada, por sus mismas contradicciones, le son favorables ya que, que unas veces, las menos, parecen de un auténtico demócrata y muchas más de un dañado emocionalmente, peor que el mismo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y con tendencias de Nicolás Maduro, que ya es mucho decir.

Y es que mientras reparte limosnas en becas y pensiones, probablemente comprando conciencias anticipadas para las urnas, desarticula todo el desarrollo económico del país al congelar o desaparecer muchas participaciones económicas de las que gozaba el sector productivo para el desarrollo del estado, como los ganaderos que han visto coartadas sus jugosas regalías que a través de apoyos reciben del sector oficial, como los agricultores que han gozado también de muchos beneficios, como apoyos en los energéticos; diésel y energía eléctrica, las guarderías, que ahora ven en peligro sus empresas, muchas de las cuales eran manipuladas desde las mismas oficinas de Sedesol o existían con muchos menos niños que los que reportaban al gobierno que pagaba el servicio. Claro que de tajo paralizar gobierno y organizaciones no es ni será nunca la salida, sino regularlos y sobre todo sanearlos, pero no dejarlos totalmente a la deriva.

Aunque hay que decirlo, el paternalismo oficial del sector productivo nunca ha sido garantía de progreso y por el contrario ahora están quedando al descubierto los abusos que se cometieron por sexenios enteros desde el inicio de los gobiernos pos revolucionarios, con muy contadas excepciones, incluso ya muchas e importantes organizaciones productivas de todo quieren sacar tajada y así por ejemplo, solicitan a las presidencias municipales apoyos publicitarios de sus programas de comunicación, para promover y sacar sus eventos que, finalmente se vienen pagando con los impuestos que pagan sus trabajadores. Paradójico, ¿no?

Y no se diga de los favoritismos de los gobernantes en los estados, de los funcionarios de las diferentes secretarías del gabinete federal, de las universidades, de las descentralizadas como Pemex y CFE, desgraciadamente parece que todo en México es ilegal, según la teoría del presidente López Obrador.

Se cree pues que la cuarta transformación podrá ser un grave retroceso para México, si el presidente no toma las medidas a tiempo, medidas que desde luego no van de acuerdo con su idiosincrasia, con su manera de ser.

Por qué por ejemplo si Ricardo Monreal le consigue su Guardia Nacional de la mejor manera, con ceder quizá el punto más importante para que la aprobación del Senado se fuera como pasó, por unanimidad con la condición más importante de la oposición y casi única de que la dirección, jefatura o comisionado de la mueva organización policiaca fuera un civil, pero no, ese mismo día el presidente dijo, sin decirlo que por sus pistolas, la Guardia Civil, tendría un jefe militar, claro que razones tiene muchas y de peso, pero, ¿no dice tanto que es un democrático y no un conservador?

Por cierto, cuando promocionaba el homenaje a Francisco I. Madero, el presidente se resbaló cuando sustituyó la palabra “proceso” por “prócer”.