/ miércoles 4 de noviembre de 2020

Degradación del Conacyt


“El gobierno de la 4T pasará a la historia económica de México como el desarticulador y enterrador de la investigación científica aplicada”.

Darío Celis

El 6 de octubre pasado finalmente Morena logró sacar adelante una de las medidas más polémicas de la austeridad impuesta por Andrés Manuel López Obrador, mediante un decreto que elimina 109 fideicomisos públicos y cuya extinción proveerá unos 68,000 millones de pesos (más de 3,000 millones de dólares) a las arcas gubernamentales a expensas de los sectores científico, cultural, académico y deportivo del país, beneficiarios de esta vía de financiación.

La desaparición de los fideicomisos elimina la confianza en el desarrollo de los proyectos científicos. Ello se da sobre todo porque los vínculos entre el gobierno, las universidades y el sector privado quedan supeditados a los vaivenes sexenales, típicos de nuestro sistema político y económico.

Quiero enfocarme en el caso del Conacyt, ya que desde mi punto de vista es donde mayor daño se está infringiendo al desarrollo de México. Con la desaparición de los fideicomisos a los 27 centros del Conacyt se está condenando al país a la pobreza y la perpetua importación de insumos y bienes de capital y a que cerca de 1,500 científicos se queden sin trabajo o sin proyecto y a buscar oportunidades en el extranjero, o morir de hambre. También con proyectos que se quedarán a la mitad y que significan muchos empleos en el presente y millones de dólares en exportaciones y de captación de divisas en el futuro.

Se rompe el vínculo ciencia-empresa e incrementará la dependencia tecnológica de nuestro país demorando en décadas el desarrollo de ciencia y tecnología, y eso si se se llegara a abandonar el esquema político actual.

Un caso que ejemplifica la importancia de lo expuesto es el caso de Corea del Sur. Según el BID, en 1974 la inversión en ciencia y el PIB per cápita eran casi iguales para Corea del Sur y América Latina. En 2007, Corea del Sur duplicaba a América Latina en el PIB per cápita y su inversión en ciencia (3.7% de su PIB) casi quintuplicaba la latinoamericana (0.7% de su PIB). En tanto que en México este indicador no ha rebasado 0.55%.

Actualmente Corea del Sur invierte 3.7% de su PIB en Investigación y Desarrollo, haciéndolo el país con el mayor número de patentes anuales a nivel mundial, comparativamente los Estados Unidos 2.8%y la Unión Europea 2%.

Mientras tanto en nuestro país, los 68,000 millones pasarán a las arcas de la Secretaría de Hacienda, que ya está planificando los Presupuestos Generales de 2021, asegurándonos que la financiación se llevará a cabo por vía directa a los beneficiarios.

Sólo que el secretario y su jefe no entienden que las investigaciones tecnológicas en general requieren hasta seis años o más para rendir frutos. Se espera que estos proyectos desaparezcan porque el criterio de la Secretaría de Hacienda es el de trabajar con presupuestos anuales.

A las empresas nacionales y extranjeras les costó muchos años confiar en la investigación de los centros de estudios Conacyt, y una vez que se había logrado, ahora se rompe por una decisión política.


“El gobierno de la 4T pasará a la historia económica de México como el desarticulador y enterrador de la investigación científica aplicada”.

Darío Celis

El 6 de octubre pasado finalmente Morena logró sacar adelante una de las medidas más polémicas de la austeridad impuesta por Andrés Manuel López Obrador, mediante un decreto que elimina 109 fideicomisos públicos y cuya extinción proveerá unos 68,000 millones de pesos (más de 3,000 millones de dólares) a las arcas gubernamentales a expensas de los sectores científico, cultural, académico y deportivo del país, beneficiarios de esta vía de financiación.

La desaparición de los fideicomisos elimina la confianza en el desarrollo de los proyectos científicos. Ello se da sobre todo porque los vínculos entre el gobierno, las universidades y el sector privado quedan supeditados a los vaivenes sexenales, típicos de nuestro sistema político y económico.

Quiero enfocarme en el caso del Conacyt, ya que desde mi punto de vista es donde mayor daño se está infringiendo al desarrollo de México. Con la desaparición de los fideicomisos a los 27 centros del Conacyt se está condenando al país a la pobreza y la perpetua importación de insumos y bienes de capital y a que cerca de 1,500 científicos se queden sin trabajo o sin proyecto y a buscar oportunidades en el extranjero, o morir de hambre. También con proyectos que se quedarán a la mitad y que significan muchos empleos en el presente y millones de dólares en exportaciones y de captación de divisas en el futuro.

Se rompe el vínculo ciencia-empresa e incrementará la dependencia tecnológica de nuestro país demorando en décadas el desarrollo de ciencia y tecnología, y eso si se se llegara a abandonar el esquema político actual.

Un caso que ejemplifica la importancia de lo expuesto es el caso de Corea del Sur. Según el BID, en 1974 la inversión en ciencia y el PIB per cápita eran casi iguales para Corea del Sur y América Latina. En 2007, Corea del Sur duplicaba a América Latina en el PIB per cápita y su inversión en ciencia (3.7% de su PIB) casi quintuplicaba la latinoamericana (0.7% de su PIB). En tanto que en México este indicador no ha rebasado 0.55%.

Actualmente Corea del Sur invierte 3.7% de su PIB en Investigación y Desarrollo, haciéndolo el país con el mayor número de patentes anuales a nivel mundial, comparativamente los Estados Unidos 2.8%y la Unión Europea 2%.

Mientras tanto en nuestro país, los 68,000 millones pasarán a las arcas de la Secretaría de Hacienda, que ya está planificando los Presupuestos Generales de 2021, asegurándonos que la financiación se llevará a cabo por vía directa a los beneficiarios.

Sólo que el secretario y su jefe no entienden que las investigaciones tecnológicas en general requieren hasta seis años o más para rendir frutos. Se espera que estos proyectos desaparezcan porque el criterio de la Secretaría de Hacienda es el de trabajar con presupuestos anuales.

A las empresas nacionales y extranjeras les costó muchos años confiar en la investigación de los centros de estudios Conacyt, y una vez que se había logrado, ahora se rompe por una decisión política.