/ lunes 15 de noviembre de 2021

Del pan y circo a herramientas y conocimiento

Por: Amín Anchondo

Tristemente siento que a nivel humanidad estamos viviendo un momento donde la “ley de selva” impera en nuestro actuar. Que sobreviva el más fuerte a pesar de los demás. Esto es sumamente peligroso porque es una especie de derrota como humanos para construir un futuro ideal. El hecho de pensar que “esto no tiene arreglo” es sinónimo de comenzar a luchar por subsistir a costa de las otras personas. Bajo esta perspectiva entra perfectamente el combate a la corrupción. La realidad es que vivir en un país corrupto es muy cómodo, cuando tienes las facilidades para pagar esa corrupción o verse beneficiado de la misma. Esto lo escribo porque en realidad las personas mas ricas de las ciudades se ven beneficiadas con contratos, aprobaciones o concesiones de los gobiernos (muchas veces por corrupción, más no siempre); y hasta el más humilde necesita de la corrupción para que él vialidad no lo multe con una infracción imposible de pagar o que simplemente no les corten el agua o la luz.

Pero entonces la pregunta es ¿cómo combatiremos realmente esto? Obviamente esto no tiene una respuesta concreta, pero en mi experiencia, la única forma que incentiva a las personas a actuar en contra de un acto de corrupción, es cuando se da cuenta que ese acto le afectó directamente en algo personal.

Esta enseñanza que obtuve por la experiencia que me tocó vivir, me cambió la perspectiva y me hizo entender que es más importante impulsar la participación ciudadana en la toma de decisiones que la propia lucha contra la corrupción. Cuando las personas se animan a participar, se organizan, se ponen de acuerdo y luchan por un objetivo es cuando comienzan a suceder grandes cosas. Y cuando en ese proceso se topan con algún funcionario corrupto, con una ley mal hecha o con un mecanismo que no funciona, es entonces cuando se inician las pequeñas grandes luchas contra la corrupción. Porque lo sintieron, lo vivieron y se sintieron agraviados por el acto. A esas personas no las podrás parar hasta que logren su objetivo. El gran problema ahorita es que las personas comunes no entendemos cómo nos afecta la corrupción directamente, porque solo se habla de las cantidades que se roban algunos políticos pero nunca de cómo ese dinero iba a beneficiarme a mí como ciudadano o a mi entorno. Ese es el gancho que nos falta comunicar.

¿Te imaginas que pasaría si empoderamos grupos de personas con objetivos comunes para mejorar la comunidad?¿Qué pasa si los capacitamos con mecanismos de participación ciudadana, recursos legales, recursos de autogestión, etc? Creo que por ahí va mi propuesta de combate a la corrupción. Si por mucho años nos dijeron que “al pueblo: Pan y Circo” para poder tenerlos controlados, entonces la nueva fórmula pudiera ser “al pueblo: Herramientas y conocimiento” para que puedan acotar las acciones de los gobiernos a necesidades comunitarias reales y en caso de que les quieran acotar o no hacer valer sus derechos, la gente por si misma pueda reaccionar.

Además, es importante que lo hagamos de forma ordenada porque los derechos se perseguirán si o si de cualquier forma y vía. Qué mejor que el orden.

Por: Amín Anchondo

Tristemente siento que a nivel humanidad estamos viviendo un momento donde la “ley de selva” impera en nuestro actuar. Que sobreviva el más fuerte a pesar de los demás. Esto es sumamente peligroso porque es una especie de derrota como humanos para construir un futuro ideal. El hecho de pensar que “esto no tiene arreglo” es sinónimo de comenzar a luchar por subsistir a costa de las otras personas. Bajo esta perspectiva entra perfectamente el combate a la corrupción. La realidad es que vivir en un país corrupto es muy cómodo, cuando tienes las facilidades para pagar esa corrupción o verse beneficiado de la misma. Esto lo escribo porque en realidad las personas mas ricas de las ciudades se ven beneficiadas con contratos, aprobaciones o concesiones de los gobiernos (muchas veces por corrupción, más no siempre); y hasta el más humilde necesita de la corrupción para que él vialidad no lo multe con una infracción imposible de pagar o que simplemente no les corten el agua o la luz.

Pero entonces la pregunta es ¿cómo combatiremos realmente esto? Obviamente esto no tiene una respuesta concreta, pero en mi experiencia, la única forma que incentiva a las personas a actuar en contra de un acto de corrupción, es cuando se da cuenta que ese acto le afectó directamente en algo personal.

Esta enseñanza que obtuve por la experiencia que me tocó vivir, me cambió la perspectiva y me hizo entender que es más importante impulsar la participación ciudadana en la toma de decisiones que la propia lucha contra la corrupción. Cuando las personas se animan a participar, se organizan, se ponen de acuerdo y luchan por un objetivo es cuando comienzan a suceder grandes cosas. Y cuando en ese proceso se topan con algún funcionario corrupto, con una ley mal hecha o con un mecanismo que no funciona, es entonces cuando se inician las pequeñas grandes luchas contra la corrupción. Porque lo sintieron, lo vivieron y se sintieron agraviados por el acto. A esas personas no las podrás parar hasta que logren su objetivo. El gran problema ahorita es que las personas comunes no entendemos cómo nos afecta la corrupción directamente, porque solo se habla de las cantidades que se roban algunos políticos pero nunca de cómo ese dinero iba a beneficiarme a mí como ciudadano o a mi entorno. Ese es el gancho que nos falta comunicar.

¿Te imaginas que pasaría si empoderamos grupos de personas con objetivos comunes para mejorar la comunidad?¿Qué pasa si los capacitamos con mecanismos de participación ciudadana, recursos legales, recursos de autogestión, etc? Creo que por ahí va mi propuesta de combate a la corrupción. Si por mucho años nos dijeron que “al pueblo: Pan y Circo” para poder tenerlos controlados, entonces la nueva fórmula pudiera ser “al pueblo: Herramientas y conocimiento” para que puedan acotar las acciones de los gobiernos a necesidades comunitarias reales y en caso de que les quieran acotar o no hacer valer sus derechos, la gente por si misma pueda reaccionar.

Además, es importante que lo hagamos de forma ordenada porque los derechos se perseguirán si o si de cualquier forma y vía. Qué mejor que el orden.