/ sábado 12 de diciembre de 2020

Derechos Humanos y desinformación

Pasó prácticamente desapercibido para la sociedad el Día de los Derechos Humanos, que se conmemora el 10 de diciembre. Salvo por algunas tímidas publicaciones en las redes sociales, no fue tema que generara tendencia, ni en las redes sociales ni en los medios de comunicación.

Muy pocas personas recordaron que el 10 de diciembre de 1948 fue adoptada la Declaración Universal de Derechos Humanos por la Organización de las Naciones Unidas, misma en la que se proclama los derechos inalienables que corresponden a toda persona como ser humano, independientemente de su raza, color, religión, sexo, idioma, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.

El 2020 ha despertado muchos debates que están relacionados con los Derechos Humanos debido a la pandemia del coronavirus.

¿Seremos capaces de enfrentar los fracasos que la pandemia ha dejado en evidencia y aplicar las normas de Derechos Humanos para hacer frente a las desigualdades, la exclusión y la discriminación arraigadas?

Un tema que ha sido ampliamente discutido es el de la educación remota o virtual, el cual ha evidenciado la disparidad en materia de acceso a internet, y por ende, a la educación en comunidades de México que no tienen agua potable, menos electricidad, mucho menos teléfono o acceso a internet.

El sentido estratégico que las nuevas tecnologías tiene en la era digital en la que vivimos, y más con la presencia permanente en casa para estudiar o trabajar, conlleva un uso responsable de las mismas.

lamó mi atención, durante la semana pasada, un comunicado conjunto de la Organización Mundial de la Salud y la ONU, en el cual, se alerta a los países de la necesidad de establecer como prioridad, dentro de la lucha contra el coronavirus la lucha contra la desinformación.

Esa que he estado abordando desde el inicio de este oscuro periodo de pandemia.

Conocida también como infodemia, es un peligroso enemigo por la velocidad con la que propaga noticias falsas, que han convertido a muchos países en focos de alto contagio.

Las fake news alientan el desconcierto en un momento en el que debemos alejarnos de la rumorología, pues genera la polarización y nutre discursos de odio que tratan de incitar la vulneración de los derechos fundamentales con la xenofobia, racismo, homofobia o misoginia.

Aunque pocos recordaron el Día de los Derechos Humanos, sirva de pretexto para reforzar la lucha contra la desinformación, que confunde y esa confusión pone en riesgo la salud de todas y todos.

El compromiso debe empezar por el público consumidor: en lugar de pedir inmediatez de la información, solicitar pausas, para que medios de comunicación puedan verificar la información. Los medios deben invertir en verificación hoy más que nunca. De los gobernantes, esperamos el ejemplo sencillo y respuestas eficaces contra la desinformación y no alimentando su propagación.


Pasó prácticamente desapercibido para la sociedad el Día de los Derechos Humanos, que se conmemora el 10 de diciembre. Salvo por algunas tímidas publicaciones en las redes sociales, no fue tema que generara tendencia, ni en las redes sociales ni en los medios de comunicación.

Muy pocas personas recordaron que el 10 de diciembre de 1948 fue adoptada la Declaración Universal de Derechos Humanos por la Organización de las Naciones Unidas, misma en la que se proclama los derechos inalienables que corresponden a toda persona como ser humano, independientemente de su raza, color, religión, sexo, idioma, opinión política o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.

El 2020 ha despertado muchos debates que están relacionados con los Derechos Humanos debido a la pandemia del coronavirus.

¿Seremos capaces de enfrentar los fracasos que la pandemia ha dejado en evidencia y aplicar las normas de Derechos Humanos para hacer frente a las desigualdades, la exclusión y la discriminación arraigadas?

Un tema que ha sido ampliamente discutido es el de la educación remota o virtual, el cual ha evidenciado la disparidad en materia de acceso a internet, y por ende, a la educación en comunidades de México que no tienen agua potable, menos electricidad, mucho menos teléfono o acceso a internet.

El sentido estratégico que las nuevas tecnologías tiene en la era digital en la que vivimos, y más con la presencia permanente en casa para estudiar o trabajar, conlleva un uso responsable de las mismas.

lamó mi atención, durante la semana pasada, un comunicado conjunto de la Organización Mundial de la Salud y la ONU, en el cual, se alerta a los países de la necesidad de establecer como prioridad, dentro de la lucha contra el coronavirus la lucha contra la desinformación.

Esa que he estado abordando desde el inicio de este oscuro periodo de pandemia.

Conocida también como infodemia, es un peligroso enemigo por la velocidad con la que propaga noticias falsas, que han convertido a muchos países en focos de alto contagio.

Las fake news alientan el desconcierto en un momento en el que debemos alejarnos de la rumorología, pues genera la polarización y nutre discursos de odio que tratan de incitar la vulneración de los derechos fundamentales con la xenofobia, racismo, homofobia o misoginia.

Aunque pocos recordaron el Día de los Derechos Humanos, sirva de pretexto para reforzar la lucha contra la desinformación, que confunde y esa confusión pone en riesgo la salud de todas y todos.

El compromiso debe empezar por el público consumidor: en lugar de pedir inmediatez de la información, solicitar pausas, para que medios de comunicación puedan verificar la información. Los medios deben invertir en verificación hoy más que nunca. De los gobernantes, esperamos el ejemplo sencillo y respuestas eficaces contra la desinformación y no alimentando su propagación.