/ viernes 12 de julio de 2019

Despido masivo y daños colaterales

Es normal y entendible que al inicio de cada sexenio gubernamental, particularmente en el ámbito federal, haya un importante reacomodo en las estructuras de la denominada “burocracia”. Lo que no es normal, es que los despidos y “renuncias” en el sector público afecten los salarios en el sector privado, como ahora está sucediendo.
La inédita cantidad de despidos calculada -hasta el momento- en más de 21 mil (aunque seguramente el presidente tiene otros datos), de los cuales 11 mil corresponden a funcionarios de alto nivel, ha provocado que la fuerza de trabajo (ejecutiva) disponible aumente y que, con ello, las empresas hayan bajado sus propuestas de salario.
En ese sentido, a través de medios de comunicación nacionales, ha trascendido que aunque las remuneraciones en el sector privado siguen siendo más altas que en el sector público, el impacto negativo que el despido masivo perpetrado por el actual gobierno federal ha tenido en el mercado laboral ejecutivo y gerencial, es innegable.
De acuerdo con Adriana Martínez, directora general de ID Hunt, firma especializada en gestión de talento de ejecutivos, la disminución que actualmente se observa en la propuesta de salarios de alto nivel se debe a que, a diferencia de otros sexenios, ahora se conjugan dos elementos adicionales (a la cautela que hay en la contratación de directivos al inicio de cada sexenio): la alta oferta de talento del sector público y el -aparente- poco gasto de la administración federal.
El asunto es que a pesar de que el año pasado, antes de los recortes y el despido masivo, se estimaba que los salarios ejecutivos devengados en México aumentarían más de 5% durante 2019, ahora hay una reducción real que oscila entre el 10% y 20%.
No está en discusión, pues, que la rotación y el relevo de funcionaros sean algo inesperado o anormal. Lo inaudito e inesperado del caso, es el descomunal despido de funcionarios y los inmensos daños colaterales que las políticas públicas del gobierno de Andrés Manuel López Obrador están causando en materia económica y laboral.
Quizás por eso (“sólo quizás”) es que analistas expertos en temas de economía advierten que, al menos este año y el que sigue, México no crecerá en materia económica.
En esta ocasión, concluyo mencionando otro daño (este autoinfligido) adaptando lo dicho alguna vez por el activista político, documentalista y escritor estadounidense Michael Moore: “Si usted efectúa despidos masivos justo después de presumir logros récord, entonces ya está perdiendo la confianza de su fuerza laboral restante, y sus empleados están haciendo su trabajo en un estado de temor”.

laecita.wordpress.com
laecita@gmail.com


Es normal y entendible que al inicio de cada sexenio gubernamental, particularmente en el ámbito federal, haya un importante reacomodo en las estructuras de la denominada “burocracia”. Lo que no es normal, es que los despidos y “renuncias” en el sector público afecten los salarios en el sector privado, como ahora está sucediendo.
La inédita cantidad de despidos calculada -hasta el momento- en más de 21 mil (aunque seguramente el presidente tiene otros datos), de los cuales 11 mil corresponden a funcionarios de alto nivel, ha provocado que la fuerza de trabajo (ejecutiva) disponible aumente y que, con ello, las empresas hayan bajado sus propuestas de salario.
En ese sentido, a través de medios de comunicación nacionales, ha trascendido que aunque las remuneraciones en el sector privado siguen siendo más altas que en el sector público, el impacto negativo que el despido masivo perpetrado por el actual gobierno federal ha tenido en el mercado laboral ejecutivo y gerencial, es innegable.
De acuerdo con Adriana Martínez, directora general de ID Hunt, firma especializada en gestión de talento de ejecutivos, la disminución que actualmente se observa en la propuesta de salarios de alto nivel se debe a que, a diferencia de otros sexenios, ahora se conjugan dos elementos adicionales (a la cautela que hay en la contratación de directivos al inicio de cada sexenio): la alta oferta de talento del sector público y el -aparente- poco gasto de la administración federal.
El asunto es que a pesar de que el año pasado, antes de los recortes y el despido masivo, se estimaba que los salarios ejecutivos devengados en México aumentarían más de 5% durante 2019, ahora hay una reducción real que oscila entre el 10% y 20%.
No está en discusión, pues, que la rotación y el relevo de funcionaros sean algo inesperado o anormal. Lo inaudito e inesperado del caso, es el descomunal despido de funcionarios y los inmensos daños colaterales que las políticas públicas del gobierno de Andrés Manuel López Obrador están causando en materia económica y laboral.
Quizás por eso (“sólo quizás”) es que analistas expertos en temas de economía advierten que, al menos este año y el que sigue, México no crecerá en materia económica.
En esta ocasión, concluyo mencionando otro daño (este autoinfligido) adaptando lo dicho alguna vez por el activista político, documentalista y escritor estadounidense Michael Moore: “Si usted efectúa despidos masivos justo después de presumir logros récord, entonces ya está perdiendo la confianza de su fuerza laboral restante, y sus empleados están haciendo su trabajo en un estado de temor”.

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