/ lunes 19 de julio de 2021

Divide y vencerás, organícense y ganarán 

Por: Amín Anchondo

Nunca entendí por qué después de haber vivido el sexenio de César Duarte, con todos los datos que ahora conocemos, no nacieron bastantes asociaciones civiles para vigilar el actuar de los gobiernos desde la grada ciudadana. El saqueo que vivió el estado era para que la gente se activara y viera en qué aportaba para que eso no volviera a suceder, porque cabe recalcar que no estamos exentos a que eso vuelva a suceder.

El tener organizaciones de la sociedad civil vigilando a los gobiernos es un gran medicamento preventivo contra el cáncer de la corrupción. Porque haciendo una analogía del servicio público con la lucha libre mexicana, podríamos decir que los partidos son los técnicos y los rudos. Todos sabemos que ellos ya saben quiénes ganarán cada caída, qué golpes se darán y quién ganará para al final dar un buen espectáculo al público y ellos obtener sus regalías.

Pero entonces qué pasaría si a ese ring se subiera un tercer equipo luchador, uno desconocido que no hubiera comunicación ni relación con los de siempre. Ese tercer actor cambiaría todo el esquema con el que se venían manejando y ahora tendrán que cuidarse realmente de los golpes, planear sus llaves y combatir mejor. En esta analogía el tercer luchador es la sociedad civil organizada. Por eso necesitamos más.

Pero como en todos los ámbitos, también ahí hay grillas, egos, envidias, etc. Y generalmente, es difícil que las asociaciones civiles se pongan de acuerdo en objetivos comunes donde se repartan la chamba para poder lograrlos más fácil. Y sobre todo si el objetivo es combatir la corrupción porque si aquí alguien opera solo, lo hace garras el sistema y los corruptos. Además, en comunidades tan pequeñas como en las que vivimos, es muy difícil hacerlo si no es en conjunto. Aquí todos se conocen y el investigado es el primo del amigo o familiar del pariente. Por eso se necesita diluir la posible persecución para que no sea fácil detener la chamba que implica combatir realmente la corrupción.

Una de las ideas que me gustaría poner sobre la mesa es que se cree una especie de sistema anticorrupción ciudadano, donde entre varias organizaciones de la sociedad se repartan tareas, instituciones, temas, etc., de forma coordinada para poder lograr objetivos importantes a corto plazo.

Hoy en día se ven las condiciones para esto, pero debe haber voluntad por parte de las AC para poder trabajar en conjunto con objetivos comunes sin importar egos y envidias.

Como lo he dicho siempre, la única forma de hacer un cambio social es cuando la ciudadanía se activa y participa. si creemos que el cambio viene desde el gobierno y sus gobernantes, estamos sumamente equivocados. Ahí lo único que se quiere es que el status quo continúe y nada cambie políticamente porque ese es el ring que ellos ya saben dominar.

Por: Amín Anchondo

Nunca entendí por qué después de haber vivido el sexenio de César Duarte, con todos los datos que ahora conocemos, no nacieron bastantes asociaciones civiles para vigilar el actuar de los gobiernos desde la grada ciudadana. El saqueo que vivió el estado era para que la gente se activara y viera en qué aportaba para que eso no volviera a suceder, porque cabe recalcar que no estamos exentos a que eso vuelva a suceder.

El tener organizaciones de la sociedad civil vigilando a los gobiernos es un gran medicamento preventivo contra el cáncer de la corrupción. Porque haciendo una analogía del servicio público con la lucha libre mexicana, podríamos decir que los partidos son los técnicos y los rudos. Todos sabemos que ellos ya saben quiénes ganarán cada caída, qué golpes se darán y quién ganará para al final dar un buen espectáculo al público y ellos obtener sus regalías.

Pero entonces qué pasaría si a ese ring se subiera un tercer equipo luchador, uno desconocido que no hubiera comunicación ni relación con los de siempre. Ese tercer actor cambiaría todo el esquema con el que se venían manejando y ahora tendrán que cuidarse realmente de los golpes, planear sus llaves y combatir mejor. En esta analogía el tercer luchador es la sociedad civil organizada. Por eso necesitamos más.

Pero como en todos los ámbitos, también ahí hay grillas, egos, envidias, etc. Y generalmente, es difícil que las asociaciones civiles se pongan de acuerdo en objetivos comunes donde se repartan la chamba para poder lograrlos más fácil. Y sobre todo si el objetivo es combatir la corrupción porque si aquí alguien opera solo, lo hace garras el sistema y los corruptos. Además, en comunidades tan pequeñas como en las que vivimos, es muy difícil hacerlo si no es en conjunto. Aquí todos se conocen y el investigado es el primo del amigo o familiar del pariente. Por eso se necesita diluir la posible persecución para que no sea fácil detener la chamba que implica combatir realmente la corrupción.

Una de las ideas que me gustaría poner sobre la mesa es que se cree una especie de sistema anticorrupción ciudadano, donde entre varias organizaciones de la sociedad se repartan tareas, instituciones, temas, etc., de forma coordinada para poder lograr objetivos importantes a corto plazo.

Hoy en día se ven las condiciones para esto, pero debe haber voluntad por parte de las AC para poder trabajar en conjunto con objetivos comunes sin importar egos y envidias.

Como lo he dicho siempre, la única forma de hacer un cambio social es cuando la ciudadanía se activa y participa. si creemos que el cambio viene desde el gobierno y sus gobernantes, estamos sumamente equivocados. Ahí lo único que se quiere es que el status quo continúe y nada cambie políticamente porque ese es el ring que ellos ya saben dominar.