El pasado fin de semana se llevó a cabo el anunciado Encuentro Nacional Anticorrupción organizado por el Nuevo Amanecer con dos importantes escenarios; el primero para la ciudadanía que quisiera asistir al evento, en el patio central de Palacio de Gobierno, sin guaruras en la puerta y con una gran pantalla para ver mejor la imagen del señor gobernador y sus invitados, y el segundo en la Casa Chihuahua, con un acceso restringido a quienes previamente se hubieran registrado, con guaruras, invitados especiales y toda la frivolidad a la que está acostumbrada la clase política.
El tema, el combate a la corrupción. El objetivo, convertir a Chihuahua y al Sr. Gobernador en “punta de lanza” para que a nivel nacional se arranque una campaña contra la corrupción partiendo de la demagógica postura del discurso.
Mientras esto sucedía, el fiscal César Augusto Peniche declaraba en torno al señalado asunto de las denuncias de corrupción del Fideicomiso para la Competitividad y Seguridad Ciudadana (Ficosec) que “Los recursos del fideicomiso no son públicos, pues se trata de aportaciones que los empresarios realizan y el Estado los administra”. Y nos preguntamos entonces, los recursos que administra el gobierno, que proceden de aportaciones de los ciudadanos a través de impuestos y derechos, ¿no son públicos tampoco? Porque si esto es así, también habría que valorar si es válida la persecución contra César Duarte y algunos de sus secuaces.
Desgraciadamente la corrupción campea en todo el país, y nuestro estado no se libra de ello. Seguramente los expositores de este foro anticorrupción pusieron todo su empeño en lograr una buena participación. Lo que es muy cuestionable es el bloqueo a la participación de quien fue la punta que desató esta lucha en el Estado Grande y ondeó por primera vez la bandera que llevó al triunfo a Javier Corral al Gobierno del Estado: Unión Ciudadana y Jaime García Chávez.
Habría que comenzar por limpiar la casa. El discurso es excelente en las campañas, no cuando se ejerce el poder. Nadie está en contra del combate a la corrupción, a la impunidad y al ejercicio de la justicia. Lo que no se vale es usar la demagogia como herramienta de acción contra estos abominables jinetes del apocalipsis que cabalgan por las llanuras de nuestro país además de seleccionar el actuar de la justicia de acuerdo a las necesidades del gobierno en turno, porque abundan las denuncias ciudadanas contra actos indebidos de las corporaciones policiacas, la corrupción en Vialidad y Tránsito, la opacidad en casos como el del exsecretario Ávila, de Antonio Pinedo, de Pepe Luévano, de Miguel Riggs, que no se han aclarado debidamente, la impunidad en casos como el de Mario Trevizo, Jaime Herrera, y etc. etc. etc…
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