/ martes 5 de junio de 2018

¿Economía o felicidad?


La duración de las jornadas laborales es un tema a debate en la actualidad. Hay quienes sostienen que ocho horas diarias es apropiado; los que consideran que jornadas más largas incrementa la productividad; y aquellos que consideran que reduciéndolas se incrementa el bienestar del personal, la eficiencia y reduce problemas de salud a mediano y largo plazo… es interesante considerar esta última dado el incremento de enfermedades derivado del estrés laboral.

Al respecto, hay naciones que están pensando en disminuir los horarios como Suecia, que aprobó la jornada laboral de seis horas sin reducción de sueldos, pues creen que así los trabajadores “se sentirán mejor física y mentalmente”. En el 2014, la ciudad de Gotemburg (segunda más grande), inició el experimento con la nueva jornada, y después de dos años, los trabajadores reportaron menos incapacidades laborales por enfermedad, mejoraron su condiciones de salud y aumentó su productividad. Indicaron que tenían más energía para realizar actividades familiares y personales y tenían más bienestar: “Un trabajador feliz trabaja mejor”. Así mismo, Francia cuenta con una jornada laboral de 35 horas semanales. La primera hora extra tiene una retribución de 25% superior al salario por hora habitual y la segunda, es de un 50%.

El estrés laboral es enemigo de la productividad. Últimamente se ha popularizado más el “Síndrome de Burnout” por las presiones en el trabajo, introducido primeramente por H.B. Bradley, que significa consumirse o agotarse; se caracteriza por un agotamiento físico y mental progresivo, así como por falta de motivación para realizar tareas. El estrés laboral es considerado por la OMS como una grave epidemia, e indica que diariamente mueren cinco personas a causa de ello. Es un problema que genera pérdidas millonarias ya que causa ausentismo laboral e incrementa los gastos médicos. La pregunta es: ¿Qué tanto vale la pena sacrificar el bienestar personal por el trabajo? Toda persona necesita de un trabajo para reafirmar su dignidad y derechos, pero la persona no es sólo eso, hay otras necesidades que se necesitan cultivar como la familia, el descanso y la felicidad. Quizá es tiempo de voltear a ver las problemáticas a causa de las jornadas largas y encontrar alternativas, para incrementar la productividad de la persona en todas las esferas.

yanez_flor@hotmail.com www.floryanez.com




La duración de las jornadas laborales es un tema a debate en la actualidad. Hay quienes sostienen que ocho horas diarias es apropiado; los que consideran que jornadas más largas incrementa la productividad; y aquellos que consideran que reduciéndolas se incrementa el bienestar del personal, la eficiencia y reduce problemas de salud a mediano y largo plazo… es interesante considerar esta última dado el incremento de enfermedades derivado del estrés laboral.

Al respecto, hay naciones que están pensando en disminuir los horarios como Suecia, que aprobó la jornada laboral de seis horas sin reducción de sueldos, pues creen que así los trabajadores “se sentirán mejor física y mentalmente”. En el 2014, la ciudad de Gotemburg (segunda más grande), inició el experimento con la nueva jornada, y después de dos años, los trabajadores reportaron menos incapacidades laborales por enfermedad, mejoraron su condiciones de salud y aumentó su productividad. Indicaron que tenían más energía para realizar actividades familiares y personales y tenían más bienestar: “Un trabajador feliz trabaja mejor”. Así mismo, Francia cuenta con una jornada laboral de 35 horas semanales. La primera hora extra tiene una retribución de 25% superior al salario por hora habitual y la segunda, es de un 50%.

El estrés laboral es enemigo de la productividad. Últimamente se ha popularizado más el “Síndrome de Burnout” por las presiones en el trabajo, introducido primeramente por H.B. Bradley, que significa consumirse o agotarse; se caracteriza por un agotamiento físico y mental progresivo, así como por falta de motivación para realizar tareas. El estrés laboral es considerado por la OMS como una grave epidemia, e indica que diariamente mueren cinco personas a causa de ello. Es un problema que genera pérdidas millonarias ya que causa ausentismo laboral e incrementa los gastos médicos. La pregunta es: ¿Qué tanto vale la pena sacrificar el bienestar personal por el trabajo? Toda persona necesita de un trabajo para reafirmar su dignidad y derechos, pero la persona no es sólo eso, hay otras necesidades que se necesitan cultivar como la familia, el descanso y la felicidad. Quizá es tiempo de voltear a ver las problemáticas a causa de las jornadas largas y encontrar alternativas, para incrementar la productividad de la persona en todas las esferas.

yanez_flor@hotmail.com www.floryanez.com