/ martes 8 de junio de 2021

Edgar Morin: Doctor Honoris Causa

Si alguna palabra es visionaria es la de los poetas. Dice don Antonio Machado: “Bueno es saber que los vasos nos sirven para beber

Lo malo es que no sabemos para qué sirve la sed”.

La educación entendida desde una visión exclusivamente funcionalista y tradicional se centra en la transmisión de conocimientos, que un grupo de expertos considera indispensables y en tal visión para ellos conocer es: dividir, separar, desintegrar.

Como diría el maestro Morin, crear parcelas del saber, que terminan por ofrecernos un mundo inconexo, con ciudadanos carentes de conciencia y por lo tanto faltos de solidaridad.

En este modelo, retomando a Machado “se conocen los vasos” pero no se sabe nada de la auténtica sed. En un mundo cambiante, lleno de retos y de fronteras por traspasar y conocer resulta imperiosa la auténtica sed para despertar el asombro aristotélico, la duda cartesiana, la unidualidad que habla Edgar Morin.

Para la Universidad Autónoma de Chihuahua es un gran honor compartir con la Multiversidad Mundo Real Edgar Morin este doctorado honoris causa. Con multiversidad hemos empezado ya una serie de acciones orientadas bajo la misma visión.

Al asumir la Rectoría teníamos dos caminos: el primero, dejar las cosas como estaban y dejar intactos los retos que enfrentan las universidades en el mundo, o cambiar de fondo. El primero es cómodo, pero ineficiente, el segundo es arriesgado, pero valiente. Optamos por el segundo derrotero.

Para ello, siempre tuvimos en claro que la complejidad, la teoría general de sistemas y el intentar pensar siempre fuera de los paradigmas establecidos debían ser la guía.

Planteábamos en aquellos días el factor de la incertidumbre y lo desconocido como elementos esenciales para repensar la vida misma y con ello el modelo educativo. Hay quienes nos tacharon de alarmistas o descontextualizados El tiempo nos está ubicando con exactitud.

Por desgracia vino la pandemia, puso de luto a las familias del mundo, paralizó las economías y trastocó la forma de entender la educación. Un virus invisible al ojo nos está haciendo repensar el concepto de humanidad, naturaleza, conocimiento.

En la universidad por supuesto que han existido problemas, pero una parte del modelo de Renovación UACH DS tiene ya enfoques de complejidad, inter y transdisciplina, salidas laterales a los estudiantes, reconocimiento de saberes, potenciar la tecnología con la educación nos ha permitido salir a flote.

En esa época de intensas e interesantes discusiones pedagógicas y filosóficas uno de los nombres que siempre salía a relucir era el del maestro Edgar Morin y su obra obligada para entender nuestro tiempo.

En su libro “El sentimiento trágico de la vida”, Miguel de Unamuno reflexiona sobre lo humano y critica el sentido abstracto en que puede caer el humanismo, para hacernos ver el sentido vital de este concepto, que se centra en las condiciones de vida de los seres humanos en concreto.

Dice el adagio latino adjudicado a Publio Terencio Africano: “Nada de lo humano me es ajeno”, por eso vida y obra de Edgar Morin son un faro indispensable para no perder el rumbo en medio de la tormenta. Asumir la dignidad íntegra del prójimo por medio de la educación para desterrar la pobreza, la discriminación y la ignorancia.

Si algo nos enseña la obra de Morin es que la ciencia y las humanidades jamás deben estar separadas, son pilares del mismo recinto. El proceso de Renovación UACH DS no se trata de algo estancado, sino que debe permanecer en estado de apertura para responder a los vaivenes del mundo.

Maestro Edgar Morin, ya es usted parte de la comunidad UACh, le comparto el lema de nuestra universidad para darle la bienvenida, lo hago además porque sé que corresponde con su visión del mundo: “Luchar para lograr, lograr para dar”.

Si alguna palabra es visionaria es la de los poetas. Dice don Antonio Machado: “Bueno es saber que los vasos nos sirven para beber

Lo malo es que no sabemos para qué sirve la sed”.

La educación entendida desde una visión exclusivamente funcionalista y tradicional se centra en la transmisión de conocimientos, que un grupo de expertos considera indispensables y en tal visión para ellos conocer es: dividir, separar, desintegrar.

Como diría el maestro Morin, crear parcelas del saber, que terminan por ofrecernos un mundo inconexo, con ciudadanos carentes de conciencia y por lo tanto faltos de solidaridad.

En este modelo, retomando a Machado “se conocen los vasos” pero no se sabe nada de la auténtica sed. En un mundo cambiante, lleno de retos y de fronteras por traspasar y conocer resulta imperiosa la auténtica sed para despertar el asombro aristotélico, la duda cartesiana, la unidualidad que habla Edgar Morin.

Para la Universidad Autónoma de Chihuahua es un gran honor compartir con la Multiversidad Mundo Real Edgar Morin este doctorado honoris causa. Con multiversidad hemos empezado ya una serie de acciones orientadas bajo la misma visión.

Al asumir la Rectoría teníamos dos caminos: el primero, dejar las cosas como estaban y dejar intactos los retos que enfrentan las universidades en el mundo, o cambiar de fondo. El primero es cómodo, pero ineficiente, el segundo es arriesgado, pero valiente. Optamos por el segundo derrotero.

Para ello, siempre tuvimos en claro que la complejidad, la teoría general de sistemas y el intentar pensar siempre fuera de los paradigmas establecidos debían ser la guía.

Planteábamos en aquellos días el factor de la incertidumbre y lo desconocido como elementos esenciales para repensar la vida misma y con ello el modelo educativo. Hay quienes nos tacharon de alarmistas o descontextualizados El tiempo nos está ubicando con exactitud.

Por desgracia vino la pandemia, puso de luto a las familias del mundo, paralizó las economías y trastocó la forma de entender la educación. Un virus invisible al ojo nos está haciendo repensar el concepto de humanidad, naturaleza, conocimiento.

En la universidad por supuesto que han existido problemas, pero una parte del modelo de Renovación UACH DS tiene ya enfoques de complejidad, inter y transdisciplina, salidas laterales a los estudiantes, reconocimiento de saberes, potenciar la tecnología con la educación nos ha permitido salir a flote.

En esa época de intensas e interesantes discusiones pedagógicas y filosóficas uno de los nombres que siempre salía a relucir era el del maestro Edgar Morin y su obra obligada para entender nuestro tiempo.

En su libro “El sentimiento trágico de la vida”, Miguel de Unamuno reflexiona sobre lo humano y critica el sentido abstracto en que puede caer el humanismo, para hacernos ver el sentido vital de este concepto, que se centra en las condiciones de vida de los seres humanos en concreto.

Dice el adagio latino adjudicado a Publio Terencio Africano: “Nada de lo humano me es ajeno”, por eso vida y obra de Edgar Morin son un faro indispensable para no perder el rumbo en medio de la tormenta. Asumir la dignidad íntegra del prójimo por medio de la educación para desterrar la pobreza, la discriminación y la ignorancia.

Si algo nos enseña la obra de Morin es que la ciencia y las humanidades jamás deben estar separadas, son pilares del mismo recinto. El proceso de Renovación UACH DS no se trata de algo estancado, sino que debe permanecer en estado de apertura para responder a los vaivenes del mundo.

Maestro Edgar Morin, ya es usted parte de la comunidad UACh, le comparto el lema de nuestra universidad para darle la bienvenida, lo hago además porque sé que corresponde con su visión del mundo: “Luchar para lograr, lograr para dar”.