/ viernes 12 de marzo de 2021

Educación y tecnologías en la emergencia Covid-19

La contingencia sanitaria de Covid-19 nos hizo sentir una necesidad: formarnos en y para las nuevas tecnologías. Nos hizo pensar en cómo se hace educación en las tecnologías y cómo se implementan las tecnologías en la educación.

Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) comenzaron a ocupar su lugar en la educación desde la década de los 80, consolidándose como un recurso indispensable a finales del siglo. Hoy resulta impensable la misión educativa sin dicha herramienta.

Con las TIC, apareció durante la transición al nuevo milenio la llamada “generación N”, es decir, la manifestación social y formativa en el marco de esas tecnologías. La niñez y la juventud de esas décadas se involucraron en la dinámica de la “red” (“Net”, por ello “generación N”).

Quienes pertenecen a la generación N muestran capacidades indiscutibles en el manejo de las relaciones virtuales y a distancia soportadas por las TIC. Por otra parte, es común que a muchos adultos mayores de 50 años se les dificulte un poco más el dominio de dichas tecnologías (es una brecha generacional).

Con la emergencia sanitaria de Covid-19, las TIC acaban siendo el factor determinante para que los procesos educativos sigan su curso, enmarcados en un clima de incertidumbre ocasionado por la enfermedad. Después de la pandemia contaremos con una sociedad renovada en cuanto al manejo de dichas tecnologías en el campo de la educación.

Autoridades educativas, maestros, alumnos y padres de familia han modificado profundamente su perspectiva sobre las TIC en un año. Es un año de innovaciones en la didáctica escolar, así como en los diseños de la práctica en las instituciones educativas y en las relaciones entre los actores que hacen posible la enseñanza y el aprendizaje.

Los cambios drásticos que las TIC nos dejaron en educación en las últimas dos décadas del siglo XX parecen ser menos radicales que el cambio que la pandemia de Covid-19 ha dejado en el mismo renglón. Ha sido, sin duda, una tremenda sacudida a los esquemas y paradigmas educativos; tanto así, que seguramente está emergiendo una nueva generación definida por la innovación forzada.

Hablar de una nueva generación educativa moldeada por la emergencia sanitaria del 2020 significa recurrir a nuevas formas de enfrentar el reto de formar personas; formarlas no sólo para su ejercicio profesional, sino para la vida y a través de las tecnologías de hoy y de mañana. Será necesario formar nuevos ciudadanos, nuevas personas, con nuevas herramientas y enfoques.

La emergencia sanitaria Covid-19 nos deja, de esta manera, ante la necesidad de saber usar las tecnologías para una mejor educación. La nueva generación debería orientar este uso hacia un mayor provecho social. Por lo tanto, se va a requerir también una mejor educación para el uso de las tecnologías.

La contingencia sanitaria de Covid-19 nos hizo sentir una necesidad: formarnos en y para las nuevas tecnologías. Nos hizo pensar en cómo se hace educación en las tecnologías y cómo se implementan las tecnologías en la educación.

Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) comenzaron a ocupar su lugar en la educación desde la década de los 80, consolidándose como un recurso indispensable a finales del siglo. Hoy resulta impensable la misión educativa sin dicha herramienta.

Con las TIC, apareció durante la transición al nuevo milenio la llamada “generación N”, es decir, la manifestación social y formativa en el marco de esas tecnologías. La niñez y la juventud de esas décadas se involucraron en la dinámica de la “red” (“Net”, por ello “generación N”).

Quienes pertenecen a la generación N muestran capacidades indiscutibles en el manejo de las relaciones virtuales y a distancia soportadas por las TIC. Por otra parte, es común que a muchos adultos mayores de 50 años se les dificulte un poco más el dominio de dichas tecnologías (es una brecha generacional).

Con la emergencia sanitaria de Covid-19, las TIC acaban siendo el factor determinante para que los procesos educativos sigan su curso, enmarcados en un clima de incertidumbre ocasionado por la enfermedad. Después de la pandemia contaremos con una sociedad renovada en cuanto al manejo de dichas tecnologías en el campo de la educación.

Autoridades educativas, maestros, alumnos y padres de familia han modificado profundamente su perspectiva sobre las TIC en un año. Es un año de innovaciones en la didáctica escolar, así como en los diseños de la práctica en las instituciones educativas y en las relaciones entre los actores que hacen posible la enseñanza y el aprendizaje.

Los cambios drásticos que las TIC nos dejaron en educación en las últimas dos décadas del siglo XX parecen ser menos radicales que el cambio que la pandemia de Covid-19 ha dejado en el mismo renglón. Ha sido, sin duda, una tremenda sacudida a los esquemas y paradigmas educativos; tanto así, que seguramente está emergiendo una nueva generación definida por la innovación forzada.

Hablar de una nueva generación educativa moldeada por la emergencia sanitaria del 2020 significa recurrir a nuevas formas de enfrentar el reto de formar personas; formarlas no sólo para su ejercicio profesional, sino para la vida y a través de las tecnologías de hoy y de mañana. Será necesario formar nuevos ciudadanos, nuevas personas, con nuevas herramientas y enfoques.

La emergencia sanitaria Covid-19 nos deja, de esta manera, ante la necesidad de saber usar las tecnologías para una mejor educación. La nueva generación debería orientar este uso hacia un mayor provecho social. Por lo tanto, se va a requerir también una mejor educación para el uso de las tecnologías.