/ lunes 4 de octubre de 2021

El agua en Chihuahua

Por: Rafael Espino

En México desafortunadamente existen dos grandes realidades predominantes en los temas hídricos: el México inundado y el México seco.

Dentro del México seco se encuentra el estado de Chihuahua, el cual es uno de los más vulnerables ante la sequía. La presa la Boquilla, cuyas compuertas se abrieron el año pasado, para cumplir con compromisos internacionales del Tratado de Aguas Internacionales entre México y Estados Unidos, firmado el 3 de febrero de 1944, -lo que generó una gran oposición de los agricultores del distrito de riego 05 de la región centro-sur del estado- hasta apenas junio pasado estaba a una capacidad de apenas el 18%. Afortunadamente con las inusuales lluvias de los pasados dos meses, se rellenó al 25 de septiembre pasado, hasta casi un 40% de su capacidad, y las estimaciones para el final de la temporada de lluvias en este mes de octubre son que alcance un 45%. No obstante, en el entorno global la sequía continúa, al ser el escurrimiento virgen de los seis ríos tributarios mexicanos del tratado referido (Conchos, el Arroyo de las Vacas, San Diego, San Rodrigo, Escondido y el Salado), menor en los últimos años a la media establecida en el concepto de “sequía” en el propio tratado.

Lo anterior significa que en materia hídrica urge que la autoridad actúe.

La Comisión Federal de Electricidad tiene 22,000 pozos contabilizados en Chihuahua, de los cuales por lo menos 6,000 son irregulares y 12,000 se perforaron en los pasados diez años. La sobreexplotación de los acuíferos se ha presentado por una incesante corrupción en la asignación de derechos de explotación en el bombeo agrícola. Adicionalmente, se presenta el desvío de aguas superficiales y su acaparamiento en un mercado negro, sin control y muy pernicioso.

Chihuahua es un estado agrícola que cultiva 453,000 hectáreas que representan el 13.6% del área total cultivable en el país y segundo lugar en producción. Destina globalmente el 89% de los recursos hídricos para el campo y es líder en la producción de muy diversos cultivos como chile, cebolla, nuez, manzana, avena y algodón.

Es necesario que la Comisión Nacional del Agua ejerza su facultad reglamentaria, a través de los decretos de veda y zonas reglamentadas, que deben sustituir a los acuerdos de carácter general vigentes que datan del 5 de abril de 2013, para regular eficientemente el incremento incontrolado en el aprovechamiento y extracción de aguas en cuencas y acuíferos, lo que ha ocasionado que muchos de ellos se encuentren en condiciones de sobreexplotación. El estado de Chihuahua cuenta con 61 acuíferos, de los cuales 43, es decir el 70%, se encuentran en condición deficitaria, según la publicación más reciente de la disponibilidad media anual de las aguas subterráneas, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 17 de septiembre del 2020.

La Comisión Nacional del Agua, como la autoridad ejecutiva y órgano técnico de la federación en materia hídrica, debe establecer líneas de acción estratégicas que permitan gestionar de forma eficiente e inteligente el uso y aprovechamiento de las aguas nacionales, abonando a la certidumbre de todos los usuarios y evitando conflictos como el del año pasado.


Por: Rafael Espino

En México desafortunadamente existen dos grandes realidades predominantes en los temas hídricos: el México inundado y el México seco.

Dentro del México seco se encuentra el estado de Chihuahua, el cual es uno de los más vulnerables ante la sequía. La presa la Boquilla, cuyas compuertas se abrieron el año pasado, para cumplir con compromisos internacionales del Tratado de Aguas Internacionales entre México y Estados Unidos, firmado el 3 de febrero de 1944, -lo que generó una gran oposición de los agricultores del distrito de riego 05 de la región centro-sur del estado- hasta apenas junio pasado estaba a una capacidad de apenas el 18%. Afortunadamente con las inusuales lluvias de los pasados dos meses, se rellenó al 25 de septiembre pasado, hasta casi un 40% de su capacidad, y las estimaciones para el final de la temporada de lluvias en este mes de octubre son que alcance un 45%. No obstante, en el entorno global la sequía continúa, al ser el escurrimiento virgen de los seis ríos tributarios mexicanos del tratado referido (Conchos, el Arroyo de las Vacas, San Diego, San Rodrigo, Escondido y el Salado), menor en los últimos años a la media establecida en el concepto de “sequía” en el propio tratado.

Lo anterior significa que en materia hídrica urge que la autoridad actúe.

La Comisión Federal de Electricidad tiene 22,000 pozos contabilizados en Chihuahua, de los cuales por lo menos 6,000 son irregulares y 12,000 se perforaron en los pasados diez años. La sobreexplotación de los acuíferos se ha presentado por una incesante corrupción en la asignación de derechos de explotación en el bombeo agrícola. Adicionalmente, se presenta el desvío de aguas superficiales y su acaparamiento en un mercado negro, sin control y muy pernicioso.

Chihuahua es un estado agrícola que cultiva 453,000 hectáreas que representan el 13.6% del área total cultivable en el país y segundo lugar en producción. Destina globalmente el 89% de los recursos hídricos para el campo y es líder en la producción de muy diversos cultivos como chile, cebolla, nuez, manzana, avena y algodón.

Es necesario que la Comisión Nacional del Agua ejerza su facultad reglamentaria, a través de los decretos de veda y zonas reglamentadas, que deben sustituir a los acuerdos de carácter general vigentes que datan del 5 de abril de 2013, para regular eficientemente el incremento incontrolado en el aprovechamiento y extracción de aguas en cuencas y acuíferos, lo que ha ocasionado que muchos de ellos se encuentren en condiciones de sobreexplotación. El estado de Chihuahua cuenta con 61 acuíferos, de los cuales 43, es decir el 70%, se encuentran en condición deficitaria, según la publicación más reciente de la disponibilidad media anual de las aguas subterráneas, publicada en el Diario Oficial de la Federación el 17 de septiembre del 2020.

La Comisión Nacional del Agua, como la autoridad ejecutiva y órgano técnico de la federación en materia hídrica, debe establecer líneas de acción estratégicas que permitan gestionar de forma eficiente e inteligente el uso y aprovechamiento de las aguas nacionales, abonando a la certidumbre de todos los usuarios y evitando conflictos como el del año pasado.