/ jueves 16 de agosto de 2018

El ‘Año de Hidalgo’

La Auditoría Superior del Estado de Chihuahua (ASECH) dio a conocer los resultados de las indagaciones de la cuenta pública del Gobierno del Estado correspondientes al año 2016, las cuales demuestran que 43 exfuncionarios realizaron desvíos por cuando menos 6 mil millones de pesos.

El ‘Año de Hidalgo’ de la administración duartista le costó a la sociedad chihuahuense entre el 9 y 10 por ciento del presupuesto del 2016. A esta pérdida se le deberá sumar lo que robaron el exgobernador César Duarte y sus cómplices en los anteriores cinco años.

Las finanzas estatales después de sufrir este enorme saqueo por parte de la pandilla duartista se encuentran en deplorables condiciones y, a casi dos años del relevo administrativo, el déficit de la cuenta pública continúa siendo de miles de millones de pesos.

El desfalco de las arcas del Estado podría ser cubierto en un plazo menor si se recuperara una buena parte de lo extraído, lo que será difícil pues los ladrones tuvieron tiempo para borrar sus huellas e invertir las ganancias mal habidas a través de familiares y de terceros.

La triste realidad para nuestra entidad es que la apatía ciudadana permitió el mayor robo del siglo en Chihuahua sin que nadie intentara cuando menos denunciarlo e impedirlo. Tal pareciera que se tuvo la misma resignación que la presentada ante fenómenos naturales adversos como la sequía o sociales como la violencia criminal.

Ahora bien, estamos de nueva cuenta ante otro ‘Año de Hidalgo’, el del gobierno de Peña Nieto y pocos perciben que lo sucedido en nuestro estado y otros de la República se podría repetir pero a mayor escala debido a que la federación maneja un presupuesto mucho mayor.

Si se calcula que el presidente y colaboradores fueran igual de rapaces que César Duarte entonces el desvío de recursos públicos este año sería también de entre un nueve y diez por ciento del presupuesto anual, o sea entre 400 y 500 mil millones de pesos.

Por cierto son 500 mil millones de pesos los que pretende López Obrador que se ahorrarán en su gobierno, por lo que más bien tendrá que destinar tal cantidad, como lo hace Corral, para intentar cuando menos pagar las obligaciones inmediatas del déficit que le va a heredar su antecesor.

Sin embargo el saqueo podría aún ser mayor a las cantidades citadas pues los futuros desempleados pretenderán asegurar su futuro a expensas del tesoro público. A lo robado deberá sumársele la deuda pública de más de 10 billones de pesos que dejará Peña Nieto.

El tradicional ‘Año de Hidalgo’ ni siquiera es citado y menos criticado por los analistas políticos, los cuales como si fueran comentaristas de sociales se enfocan más a los nuevos personajes que sustituirán a los que se van, como si con ello se resolvieran los ancestrales problemas del país.

México es un país rico pues ha podido sobrevivir a los saqueos desde la época colonial, pero no lo será en el futuro si no se implanta un auténtico Estado de derecho que evite no sólo ‘años de Hidalgo’ sino que garantice a sus ciudadanos la impartición imparcial y expedita de la justicia. Ante el saqueo de las arcas públicas y la violencia criminal, ni perdón y menos olvido.


La Auditoría Superior del Estado de Chihuahua (ASECH) dio a conocer los resultados de las indagaciones de la cuenta pública del Gobierno del Estado correspondientes al año 2016, las cuales demuestran que 43 exfuncionarios realizaron desvíos por cuando menos 6 mil millones de pesos.

El ‘Año de Hidalgo’ de la administración duartista le costó a la sociedad chihuahuense entre el 9 y 10 por ciento del presupuesto del 2016. A esta pérdida se le deberá sumar lo que robaron el exgobernador César Duarte y sus cómplices en los anteriores cinco años.

Las finanzas estatales después de sufrir este enorme saqueo por parte de la pandilla duartista se encuentran en deplorables condiciones y, a casi dos años del relevo administrativo, el déficit de la cuenta pública continúa siendo de miles de millones de pesos.

El desfalco de las arcas del Estado podría ser cubierto en un plazo menor si se recuperara una buena parte de lo extraído, lo que será difícil pues los ladrones tuvieron tiempo para borrar sus huellas e invertir las ganancias mal habidas a través de familiares y de terceros.

La triste realidad para nuestra entidad es que la apatía ciudadana permitió el mayor robo del siglo en Chihuahua sin que nadie intentara cuando menos denunciarlo e impedirlo. Tal pareciera que se tuvo la misma resignación que la presentada ante fenómenos naturales adversos como la sequía o sociales como la violencia criminal.

Ahora bien, estamos de nueva cuenta ante otro ‘Año de Hidalgo’, el del gobierno de Peña Nieto y pocos perciben que lo sucedido en nuestro estado y otros de la República se podría repetir pero a mayor escala debido a que la federación maneja un presupuesto mucho mayor.

Si se calcula que el presidente y colaboradores fueran igual de rapaces que César Duarte entonces el desvío de recursos públicos este año sería también de entre un nueve y diez por ciento del presupuesto anual, o sea entre 400 y 500 mil millones de pesos.

Por cierto son 500 mil millones de pesos los que pretende López Obrador que se ahorrarán en su gobierno, por lo que más bien tendrá que destinar tal cantidad, como lo hace Corral, para intentar cuando menos pagar las obligaciones inmediatas del déficit que le va a heredar su antecesor.

Sin embargo el saqueo podría aún ser mayor a las cantidades citadas pues los futuros desempleados pretenderán asegurar su futuro a expensas del tesoro público. A lo robado deberá sumársele la deuda pública de más de 10 billones de pesos que dejará Peña Nieto.

El tradicional ‘Año de Hidalgo’ ni siquiera es citado y menos criticado por los analistas políticos, los cuales como si fueran comentaristas de sociales se enfocan más a los nuevos personajes que sustituirán a los que se van, como si con ello se resolvieran los ancestrales problemas del país.

México es un país rico pues ha podido sobrevivir a los saqueos desde la época colonial, pero no lo será en el futuro si no se implanta un auténtico Estado de derecho que evite no sólo ‘años de Hidalgo’ sino que garantice a sus ciudadanos la impartición imparcial y expedita de la justicia. Ante el saqueo de las arcas públicas y la violencia criminal, ni perdón y menos olvido.