/ viernes 14 de diciembre de 2018

El arte de leer y escribir

Fraseario

Antes de iniciar con el análisis y la reflexión de esta semana, debo aclarar que el título de este texto no fue mi idea. Se trata un título propuesto (poco después de comenzar el actual semestre académico) por Melissa Murguía, una de mis alumnas de la Ulsa, para el trabajo final (con sus respectivos avances parciales) de la asignatura Lectura y Redacción.

Como el título sugerido por Melissa no fue seleccionado (por el grupo), le prometí escribir un texto usando ese titular porque estoy convencida, sin duda alguna, de que leer y escribir (juntos o por separado) es todo un arte. Es por eso que hoy, antes de que concluya formal y oficialmente el semestre académico, procedí a cumplir con mi promesa.

En relación al vocablo “arte”, en términos generales se refiere a todas aquellas manifestaciones de la actividad humana mediante la cual se interpreta lo real o se plasma lo imaginado usando diferentes recursos, como es el caso del aspecto lingüístico. Asimismo, la palabra “arte” alude al conjunto de preceptos y reglas necesarios para hacer algo.

Con ese marco conceptual, no queda la menor duda de que leer y escribir es un arte que debe ser de carácter popular (en toda la extensión de la palabra “popular”).

Por otra parte, pero en ese mismo sentido, si se toma en cuenta que el arte “es una de las formas de la conciencia social” fundamentales para el desarrollo integral de las sociedades, queda más claro por qué el arte de leer y escribir debe ser parte de la cultura popular.

No se trata de leer o escribir mucho (nada más “porque sí”), sino de que lo poco o mucho que se lea o se escriba, se haga de manera adecuada; es decir, leer para comprender y escribir para transformar. Dicho en otras palabras, leer y escribir para aprender, leer y escribir para crecer, leer y escribir para trascender. Y eso, indudablemente, demanda la interpretación de lo real o plasmar lo imaginado mediante la aplicación de los preceptos y reglas necesarias para tal fin.

El asunto es que, como una condición necesaria para el pleno ejercicio de los derechos, el arte de la lectura y la escritura implica ciertos procesos que, ineludiblemente, se deben vincular entre sí para construir los cimientos de la comunicación lingüística. Esos cimientos, a su vez, “constituyen los pilares de la educación y la difusión del conocimiento, la democratización de la cultura y la superación individual y colectiva de los seres humanos”.

En (y, con) ese contexto, resulta sumamente alarmante el hecho de que -de acuerdo con la UNESCO- actualmente existen alrededor de 750 millones de personas que siguen careciendo de las competencias básicas del arte de la lectoescritura, de las cuales -según datos del INAFED- 3.9 millones están ubicadas en México.

En esta ocasión, finalizo citando lo dicho alguna vez por el filósofo, escritor y político cubano José Martí: “Saber leer es saber andar. Saber escribir es saber ascender”.


laecita.wordpress.com

laecita@gmail.com


Fraseario

Antes de iniciar con el análisis y la reflexión de esta semana, debo aclarar que el título de este texto no fue mi idea. Se trata un título propuesto (poco después de comenzar el actual semestre académico) por Melissa Murguía, una de mis alumnas de la Ulsa, para el trabajo final (con sus respectivos avances parciales) de la asignatura Lectura y Redacción.

Como el título sugerido por Melissa no fue seleccionado (por el grupo), le prometí escribir un texto usando ese titular porque estoy convencida, sin duda alguna, de que leer y escribir (juntos o por separado) es todo un arte. Es por eso que hoy, antes de que concluya formal y oficialmente el semestre académico, procedí a cumplir con mi promesa.

En relación al vocablo “arte”, en términos generales se refiere a todas aquellas manifestaciones de la actividad humana mediante la cual se interpreta lo real o se plasma lo imaginado usando diferentes recursos, como es el caso del aspecto lingüístico. Asimismo, la palabra “arte” alude al conjunto de preceptos y reglas necesarios para hacer algo.

Con ese marco conceptual, no queda la menor duda de que leer y escribir es un arte que debe ser de carácter popular (en toda la extensión de la palabra “popular”).

Por otra parte, pero en ese mismo sentido, si se toma en cuenta que el arte “es una de las formas de la conciencia social” fundamentales para el desarrollo integral de las sociedades, queda más claro por qué el arte de leer y escribir debe ser parte de la cultura popular.

No se trata de leer o escribir mucho (nada más “porque sí”), sino de que lo poco o mucho que se lea o se escriba, se haga de manera adecuada; es decir, leer para comprender y escribir para transformar. Dicho en otras palabras, leer y escribir para aprender, leer y escribir para crecer, leer y escribir para trascender. Y eso, indudablemente, demanda la interpretación de lo real o plasmar lo imaginado mediante la aplicación de los preceptos y reglas necesarias para tal fin.

El asunto es que, como una condición necesaria para el pleno ejercicio de los derechos, el arte de la lectura y la escritura implica ciertos procesos que, ineludiblemente, se deben vincular entre sí para construir los cimientos de la comunicación lingüística. Esos cimientos, a su vez, “constituyen los pilares de la educación y la difusión del conocimiento, la democratización de la cultura y la superación individual y colectiva de los seres humanos”.

En (y, con) ese contexto, resulta sumamente alarmante el hecho de que -de acuerdo con la UNESCO- actualmente existen alrededor de 750 millones de personas que siguen careciendo de las competencias básicas del arte de la lectoescritura, de las cuales -según datos del INAFED- 3.9 millones están ubicadas en México.

En esta ocasión, finalizo citando lo dicho alguna vez por el filósofo, escritor y político cubano José Martí: “Saber leer es saber andar. Saber escribir es saber ascender”.


laecita.wordpress.com

laecita@gmail.com