/ viernes 24 de agosto de 2018

“El boxeador de la vida por experiencia propia”

Muy buenos días, mis lectores, que se encuentren gozando de cabal salud son mis mejores deseos. ¿Te ha tocado tratar o tener relación con alguien que no da la cara? ¿Conoces a algún hombre que pone por delante a alguna mujer para no poder enfrentar él mismo sus problemas? Te compartiré.

En mi libro “El boxeador de la vida por experiencia propia” escribí que muy pocas personas podían enfrentarse a mí de frente, que muchos de ellos preferían hablar a mis espaldas. Lo anterior en virtud de mi agresividad demostrada por mucho tiempo, y en base también a mi naturaleza propia de enfrentarme a cualquiera que fuese, sin tomar en cuenta nada, por más difícil o peligroso que ello fuera.

En la vida me ha tocado conocer a hombres que por miedo a aceptar algún error que se cometió, a no reconocer que también son falibles, han puesto de por medio las faldas de alguna mujer para que hablen por ellos, y de alguna manera les solucionen lo que ellos mismos deberían afrontar con responsabilidad y valentía.

Se supone que el hombre debe responder por sus actos sin importar la dimensión de ellos, y no así la mujer a quien deberían defender; en ese sentido mis respetos por aquellas mujeres que en verdad sí son mas gallardas que los hombres, mejor dicho “peleles”, a quienes tuvieron la desgracia de conocer o de emparentar.

Es en verdad triste, deprimente y vergonzoso el ocultarse atrás de un cuerpo de mujer ¿Qué no piensan ellos que eso los marcará para siempre? ¿No alcanzan a pensar que inclusive ante sus propias mujeres quedarán acreditados con la etiqueta de cobardes?

Por todo lo compartido me vi en la necesidad de componer una canción, para todos aquellos individuos sin valor ni dignidad, la titulé: “El zacatón”, “ai” les va:


El zacatón


Qué lástima que eres débil para poderte enfrentar

aparte eres un cobarde, no me lo puedes negar,

te has cobijado en las faldas “pa” evitar confrontación

y eso de ti no me extraña, pues eres un zacatón.


Pensabas con tus intrigas me ibas tú a mí a destruir,

pero cuán equivocado, pues te la voy a partir,

si un poco de honor tuvieras, acepta confrontación,

te reto al duelo que quieras, para lavar yo mi honor.


Nunca has tenido vergüenza, ni agallas ni pundonor,

mucho menos valentía, ni dignidad ni razón,

por eso te encuentras solo, a nadie le ha de extrañar,

porque mujer ninguna de ti se va a enamorar.


Pensabas con tus intrigas me ibas tú a mí a destruir,

pero cuán equivocado, pues te la voy a partir,

si un poco de honor tuvieras, acepta confrontación,

te reto al duelo que quieras, para lavar yo mi honor.



Muy buenos días, mis lectores, que se encuentren gozando de cabal salud son mis mejores deseos. ¿Te ha tocado tratar o tener relación con alguien que no da la cara? ¿Conoces a algún hombre que pone por delante a alguna mujer para no poder enfrentar él mismo sus problemas? Te compartiré.

En mi libro “El boxeador de la vida por experiencia propia” escribí que muy pocas personas podían enfrentarse a mí de frente, que muchos de ellos preferían hablar a mis espaldas. Lo anterior en virtud de mi agresividad demostrada por mucho tiempo, y en base también a mi naturaleza propia de enfrentarme a cualquiera que fuese, sin tomar en cuenta nada, por más difícil o peligroso que ello fuera.

En la vida me ha tocado conocer a hombres que por miedo a aceptar algún error que se cometió, a no reconocer que también son falibles, han puesto de por medio las faldas de alguna mujer para que hablen por ellos, y de alguna manera les solucionen lo que ellos mismos deberían afrontar con responsabilidad y valentía.

Se supone que el hombre debe responder por sus actos sin importar la dimensión de ellos, y no así la mujer a quien deberían defender; en ese sentido mis respetos por aquellas mujeres que en verdad sí son mas gallardas que los hombres, mejor dicho “peleles”, a quienes tuvieron la desgracia de conocer o de emparentar.

Es en verdad triste, deprimente y vergonzoso el ocultarse atrás de un cuerpo de mujer ¿Qué no piensan ellos que eso los marcará para siempre? ¿No alcanzan a pensar que inclusive ante sus propias mujeres quedarán acreditados con la etiqueta de cobardes?

Por todo lo compartido me vi en la necesidad de componer una canción, para todos aquellos individuos sin valor ni dignidad, la titulé: “El zacatón”, “ai” les va:


El zacatón


Qué lástima que eres débil para poderte enfrentar

aparte eres un cobarde, no me lo puedes negar,

te has cobijado en las faldas “pa” evitar confrontación

y eso de ti no me extraña, pues eres un zacatón.


Pensabas con tus intrigas me ibas tú a mí a destruir,

pero cuán equivocado, pues te la voy a partir,

si un poco de honor tuvieras, acepta confrontación,

te reto al duelo que quieras, para lavar yo mi honor.


Nunca has tenido vergüenza, ni agallas ni pundonor,

mucho menos valentía, ni dignidad ni razón,

por eso te encuentras solo, a nadie le ha de extrañar,

porque mujer ninguna de ti se va a enamorar.


Pensabas con tus intrigas me ibas tú a mí a destruir,

pero cuán equivocado, pues te la voy a partir,

si un poco de honor tuvieras, acepta confrontación,

te reto al duelo que quieras, para lavar yo mi honor.