/ miércoles 15 de junio de 2022

El combate a la inflación

El jueves pasado, el INEGI dio a conocer los datos del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), en mayo, la inflación general registró una tasa anual de 7.65%, siendo esta cifra la menor de los últimos tres meses, que habían tenido aumentos. Ayudaron grandemente a esto los ajustes en las tarifas eléctricas en 11 ciudades del norte del país por la temporada cálida, programa que inició en mayo. Las últimas cifras de inflación han sido las más altas desde enero de 2001.

Pero no podemos suponer el inicio de un declive en estos niveles como algunos lo piensan, ya que algunos de los principales componentes del INPC aún muestran claras tendencias al alza. De forma relevante, el componente subyacente, el cual mide más correctamente la tendencia inflacionaria (se calcula separando los precios de las materias primas energéticas importadas y los productos internos no elaborados del índice), acumuló 18 incrementos mensuales de inflación en las mercancías y los servicios durante un año y medio. Contrariamente, el Banco de México está estimando que tanto la inflación general como la subyacente alcancen su pico en este trimestre y que en el próximo empiecen su trayectoria a la baja.

Lo peor del caso es que la inflación anual de las mercancías alimenticias continúa en rangos elevados y en mayo se incrementó a 11.27%, siendo la más alta desde diciembre de 1999. El Paquete contra la Inflación y la Carestía, anunciado por el gobierno federal a principios de mayo, ha tenido un efecto limitado sobre los precios de 24 productos de la canasta básica.

Por primera vez, la mayoría de los analistas están anticipando un incremento de tres cuartos de punto en la tasa de interés de 7 a 7.75% para fines de junio, y pronostican ya una tasa de 9% a fines de 2022. Tal parece que la opción ya no es mantener el ritmo de alzas de medio punto, sino aumentarlo a tres cuartos de punto, pues México aún enfrenta un panorama muy complejo para la inflación y las expectativas del mercado.

Pero éstas son sólo medidas de política monetaria, y no se mencionan las políticas de tipo fiscal contra la inflación. Y esto es porque el gobierno central no está haciendo ni de cerca lo que debería. Pues tenemos un gobierno que ha dilapidado los recursos del tesoro y se ha quedado sin opciones viables de acción (no tiene dinero). Lo más creativo que han atinado hacer es la eliminación del IPES en las gasolinas, lo que por cierto nos cuesta 300 mil millones de pesos. ¿Y después qué? ¿Cómo se recuperarán esos recursos? y ¿qué conceptos adicionales del presupuesto se recortarán?

No se ve clara una salida, sobre todo sin consecuencias dramáticas para nuestra economía y el país en general. Y es que muchas cosas se están dañando y va a tomar tiempo el repararlas, dependiendo de qué tan pronto salgamos de la crisis.

Estamos perdiendo el combate a la inflación en el corto y en el mediano plazo.


Maestro en Finanzas. Economista


El jueves pasado, el INEGI dio a conocer los datos del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), en mayo, la inflación general registró una tasa anual de 7.65%, siendo esta cifra la menor de los últimos tres meses, que habían tenido aumentos. Ayudaron grandemente a esto los ajustes en las tarifas eléctricas en 11 ciudades del norte del país por la temporada cálida, programa que inició en mayo. Las últimas cifras de inflación han sido las más altas desde enero de 2001.

Pero no podemos suponer el inicio de un declive en estos niveles como algunos lo piensan, ya que algunos de los principales componentes del INPC aún muestran claras tendencias al alza. De forma relevante, el componente subyacente, el cual mide más correctamente la tendencia inflacionaria (se calcula separando los precios de las materias primas energéticas importadas y los productos internos no elaborados del índice), acumuló 18 incrementos mensuales de inflación en las mercancías y los servicios durante un año y medio. Contrariamente, el Banco de México está estimando que tanto la inflación general como la subyacente alcancen su pico en este trimestre y que en el próximo empiecen su trayectoria a la baja.

Lo peor del caso es que la inflación anual de las mercancías alimenticias continúa en rangos elevados y en mayo se incrementó a 11.27%, siendo la más alta desde diciembre de 1999. El Paquete contra la Inflación y la Carestía, anunciado por el gobierno federal a principios de mayo, ha tenido un efecto limitado sobre los precios de 24 productos de la canasta básica.

Por primera vez, la mayoría de los analistas están anticipando un incremento de tres cuartos de punto en la tasa de interés de 7 a 7.75% para fines de junio, y pronostican ya una tasa de 9% a fines de 2022. Tal parece que la opción ya no es mantener el ritmo de alzas de medio punto, sino aumentarlo a tres cuartos de punto, pues México aún enfrenta un panorama muy complejo para la inflación y las expectativas del mercado.

Pero éstas son sólo medidas de política monetaria, y no se mencionan las políticas de tipo fiscal contra la inflación. Y esto es porque el gobierno central no está haciendo ni de cerca lo que debería. Pues tenemos un gobierno que ha dilapidado los recursos del tesoro y se ha quedado sin opciones viables de acción (no tiene dinero). Lo más creativo que han atinado hacer es la eliminación del IPES en las gasolinas, lo que por cierto nos cuesta 300 mil millones de pesos. ¿Y después qué? ¿Cómo se recuperarán esos recursos? y ¿qué conceptos adicionales del presupuesto se recortarán?

No se ve clara una salida, sobre todo sin consecuencias dramáticas para nuestra economía y el país en general. Y es que muchas cosas se están dañando y va a tomar tiempo el repararlas, dependiendo de qué tan pronto salgamos de la crisis.

Estamos perdiendo el combate a la inflación en el corto y en el mediano plazo.


Maestro en Finanzas. Economista